
España tiene un problema con los nuevos fármacos contra el cáncer. Sanidad solo ha financiado el 41% de los medicamentos oncológicos autorizados por la Agencia Europea del Medicamento (EMA). Por tipologías de tumores, el país todavía no ha conseguido incorporar a la cartera de fármacos contra el cáncer de mama diez terapias ya aprobadas en Europa, lo que corrobora que el área de oncología es una de las más afectadas por los retrasos.
Dentro de la decena se medicamentos que están a la espera de conseguir su aprobación en España se encuentran tratamientos en primera línea contra el cáncer de mama en estadios tempranos y avanzados de la enfermedad, dando lugar a metástasis de mal pronóstico. Miles de pacientes españoles son testigos de la demora de la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (AEMPS) con los siguientes tratamientos: pertuzumab, sacituzumab govitecán, neratinib, olaparib, talazoparib, tucatinib, trastuzumab, trastuzumab deruxtecan, pembrolizumab y pembrolizumab.
Algunos de estos tratamientos ya consiguieron la autorización del organismo competente en Europa hace más de dos años, por lo que el retraso en la llegada de las terapias estaría afectando negativamente a las 34.750 mujeres que padecen el cáncer más frecuente entre las españolas. En los últimos años, la mortalidad asociada a este tipo de tumor ha descendido gracias a los programas de cribado y a la mejora de los tratamientos, pero sigue siendo la primera causa de muerte entre el colectivo femenino español.
La problemática ha llegado a la agenda política. El Congreso consiguió aprobar el pasado mes de julio la propuesta de resolución para agilizar los plazos de incorporación de los medicamentos autorizados por la Unión Europea contra el cáncer metastásico. El objetivo será no exceder el periodo de 180 días que establece la ley e incorporar inmediatamente los fármacos que superen dicho plazo.
Los pacientes, al tener más acceso a la información, son conscientes del problema que afronta España en esta materia. "La tardanza en aprobar medicamentos contra el cáncer en España supone quedarse en un limbo de espera cuando debería haber un proceso rápido y transparente en el que sepamos en todo momento en qué situación está el fármaco, qué oferta se ha hecho y por qué razón se ha rechazado o no decidido sobre su financiación", afirma Aleix Prat, presidente del grupo de investigación de cáncer de mama Solti.
Recortar los plazos
En un reciente estudio difundido por la patronal Farmaindustria se ponía de manifiesto que España no estaba gastando suficiente dinero en medicamentos innovadores. En el informe se constataba el retraso comparativo del país en comparación con los líderes europeos en cuanto a nuevos fármacos, donde el país solo ha tenido acceso a poco más de la mitad del total de los nuevos fármacos que la Agencia Europea del Medicamento (EMA) había dado su visto bueno.
Si se desglosan las cifras aportadas por el último informe WAIT, solo la mitad (53%) de los medicamentos aprobados por Europa están disponibles en España, pero la cifra no ha hecho más que empeorar en los últimos años, pasando de un 62% en 2018 al 53% actual. El país está lejos de países como Alemania, donde la disponibilidad es del 92%, Italia (79%) o Francia (66%). En espacio temporal, la media desde que un tratamiento es aprobado por la EMA hasta que recibe el sí de la AEMPS en España es de 469 días. El dato sigue siendo muy superior a los 100 días que suele tardarse en Alemania o los 140 en Dinamarca.
En la actualidad, la tasa de supervivencia se sitúa en el 90% si se consigue un diagnóstico precoz de la enfermedad. "La situación empieza a ser dramática. Los retrasos desde que la Agencia Europea aprueba los medicamentos y hasta que los tenemos financiados son inaceptables, sobre todo, para tratamientos como éstos que aportan mucho valor", explicaba Prat.
El nuevo director de Farmacia del Medicamento, César Hernández, nombrado a finales de agosto en sustitución de Patricia Lacruz, tendrá que afrontar nuevos desafíos en esta materia. Hernández se ve obligado a enfrentarse al reto de responder a la demanda de los pacientes de que los fármacos innovadores estén disponibles para las personas con necesidades médicas urgentes.