Salud Bienestar

La proteína que pocos conocen pero que revela diferencias clave en la depresión femenina

Una mujer con depresión. Fuente: Canva.

Un equipo de investigación del Instituto de Biomedicina y Biotecnología de Cantabria (IBBTEC), liderado por la investigadora de la Universidad de Cantabria (UC), Fuencisla Pilar Cuéllar, ha publicado un estudio que aporta nuevas claves para comprender cómo se manifiesta la depresión de forma diferente en hombres y mujeres.

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El trabajo, en el que participan como primeras autoras Júlia Senserrich (investigadora posdoctoral) y Elena Castro (investigadora senior), de la UC y del Centro de Investigación Biomédica en Red de Salud Mental (CIBERSAM), publicado en la revista Biology of Sex Differences, demuestra que la proteína MMP-9, relacionada con procesos de neuroplasticidad, tiene un efecto diferenciado sobre la ansiedad y la depresión según el sexo, al menos en modelos animales.

Utilizando ratones modificados genéticamente para sobreexpresar o suprimir la MMP-9, el equipo encontró que los efectos más relevantes se daban en las hembras: aquellas con MMP-9 elevada mostraban menor ansiedad, mientras que las que no expresaban esta proteína presentaban menor comportamiento depresivo. Además, en estas últimas se detectó un aumento de marcadores de neuroplasticidad en el hipocampo, región clave en el procesamiento emocional y la respuesta a tratamientos antidepresivos.

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"El hallazgo más significativo es que estos efectos no se reproducen en machos, lo que subraya la importancia de incluir y analizar el sexo como una variable científica clave", ha explicado Senserrich.

Este trabajo refuerza la idea de que la depresión es una enfermedad compleja con múltiples causas --biológicas, genéticas y ambientales--, y que los tratamientos podrían ser más eficaces si se adaptan a las características específicas de cada paciente. En este sentido, la MMP-9 se perfila como una posible diana terapéutica especialmente prometedora en mujeres.

Esta investigación fue financiada por el Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades, el Centro de Investigación Biomédica en Red de Salud Mental (CIBERSAM), el Instituto de Salud Carlos III, que fueron cofinanciadas por el Fondo Europeo de Desarrollo Regional ('Una forma de construir Europa'), y la Red Española de Investigación sobre el Estrés.

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