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¿Qué es la fiebre aftosa? Los síntomas de una enfermedad muy contagiosa de la que ya se protege Reino Unido

Imagen de archivo. | Fuente: iStock

Reino Unido anunció el pasado sábado 12 de abril la prohibición de entrar al país con cualquier producto de carácter vacuno, ovino o porcino, lo que significa que se considerará "ilegal" que los viajeros lleven en su equipaje alimentos como el queso, las carnes curadas, las carnes crudas o la leche. Este anuncio se enmarca dentro de un contexto de aumento en Europa de la llamada fiebre aftosa, la cual afecta mayoritariamente al ganado.

Si bien, aunque se trata de una enfermedad que no presenta un riesgo para los humanos, sí es muy contagiosa entre los animales de ganado, lo que supondría un riesgo significativo para empresarios agrícolas y ganaderos. También llamada glosopeda, es altamente contagiosa entre los ganados bovino, ovino, porcino y caprino.

Los síntomas

Su nombre proviene precisamente de uno de sus síntomas más característicos: la formación de úlceras o llagas en la zona de la mucosa bucal, particularmente dolorosas al presentar una sensación similar a la de una quemadura. Cabe destacar, que en este caso no tiene ninguna relación con la fiebre aftosa humana o enfermedad de mano-pie-boca, muy común en los niños.

El origen de esta enfermedad se conoce ya desde la Antigüedad, de hace al menos dos mil años, gracias al análisis de la saliva de algunas especies vacunas enfermas. El virus responsable de esta enfermedad es un picornavirus, una familia de virus infecciosos de animales y no se considera una enfermedad que se transmita de animales a humanos, según la Organización Mundial de la Salud.

¿Efectos en los humanos?

No obstante, científicos que han trabajado investigando este virus o personas que trabajaban estrechamente con ganado infectado sí han llegado suponer algunos casos de contagio, aunque este número no llegaría a los 100. De cualquier manera, los síntomas son muy leves y no llegan a desarrollar complicaciones a largo plazo. Entre estos destaca:

  • Fiebre.
  • Lesiones vesiculares en manos y boca.

El riesgo de esta enfermedad radica especialmente en su elevado nivel de viralidad, con los consecuentes efectos económicos que puede conllevar, ocasionando graves pérdidas. Uno de los últimos casos se produjo también en Reino Unido en 2001, que obligó a sacrificar a más de seis millones de animales y ocasionó pérdidas de más de trece mil millones de euros.

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