Salud Bienestar

Las cosas que la mayoría de personas practican a diario y que están disminuyendo su cociente intelectual

Foto: iStock

Los hábitos e, incluso, las decisiones que tomamos en el día a día influyen de forma notable en nuestra salud tanto física como mental. Concretamente basándonos en esto último, los expertos advierten de que tanto el uso abusivo de las nuevas tecnologías, junto con unos dañinos hábitos alimentarios están dañando nuestro cerebro, haciéndonos menos capaces de muchas cosas.

La influencia de la alimentación

Así, un estudio de la Universidad de Montreal descubrió que ingerir grandes cantidades de grasas saturadas daña los circuitos neuronales, ocasionado incluso una especie de adicción. Si bien, aunque en los últimos años el cociente intelectual de las personas ha ido aumentando progresivamente debido a la mejora de las condiciones de vida, los científicos apuntan que esta tendencia se ha estabilizado en los últimos años, llegando incluso a disminuir ligeramente, según recoge The Telegraph.

Diversas investigaciones han llegado a la conclusión de que llevar a cabo una serie de prácticas habitualmente es lo que está haciendo que tu cerebro se deteriore poco a poco. Uno de estos hábitos es consumir grandes cantidades de grasas saturadas durante el desayuno especialmente, puesto que ralentizan los tiempos de reacción y pueden incrementar la probabilidad de sufrir depresión. Igualmente, aunque la fruta nos reporta gran cantidad de vitaminas y minerales, un exceso de fructosa hace que nuestro cerebro se vuelva más lento.

Más detalles

En plena era de la productividad, es común que muchas personas se vean obligadas a realizar varias tareas a la vez. Esto, por sorprendente que parezca, más que estimular tu cerebro la realidad es que tiene el efecto opuesto, puesto que se ve obligado a consumir grandes cantidades de glucosa, provocando un mayor cansancio y reduciendo nuestra creatividad.

Si bien internet ha supuesto un gran avance en cuanto a la disposición de todo tipo de información, la realidad es que esto no es tan bueno como creemos. Esto hace que cada vez requiramos menos de la memoria, influyendo en la técnica que usamos para almacenar los recuerdos.

Por último, como bien todos sabemos, un mal descanso, con interrupciones constantes a lo largo de la noche reduce significativamente la tasa de formación de nuevas neuronas, cuyos efectos pueden mantenerse en el tiempo aunque solo se haya dado durante una noche. La alteración repetida de los ritmos circadianos tiene consecuencia directas en la función cognitiva.

WhatsAppFacebookTwitterLinkedinBeloudBluesky