
El divorcio o las separaciones son uno de los momentos más difíciles en la vida de cualquier persona, ya que suele suponer en muchos casos un cambio radical. Un estudio publicado en enero de este año en la revista Communications Psychology exploró las probabilidades de divorcio así como las diferentes actitudes en personas de 55 países, descubriendo que ciertos valores influyen en la decisión de permanecer o abandonar matrimonios infelices.
El estudio sugiere que las personas con algunos valores culturales como personales que se desarrollan en las primeras etapas de la vida influyen tanto en cómo se percibe el matrimonio como la probabilidad de considerar el divorcio como una opción. Por ejemplo, ciertas creencias culturales consideran el divorcio como un desafío a la norma social establecida y estaba altamente estigmatizado. Así, las culturas que hacían mayor hincapié en la autonomía individual tenían tasas de divorcio más altas que aquellas que consideraban el matrimonio como un objetivo vital de cualquier persona.
En otras culturas, el divorcio prioriza la libertad individual sobre el compromiso y supone una promoción de las metas individuales por encima de la infelicidad en el matrimonio, por lo que poner fin a relaciones insatisfactorias es una opción común. Por esta razón, las personas propensas al cambio tienen valores como la independencia y el crecimiento personal, hedonistas o aquellas necesitan nuevos estímulos constantemente.
La importancia de compartir valores
Por ello, otras personas con valores más conformistas e ideas tradicionales tienden a sentirse más disuadidos de considerar el divorcio como una opción. En cualquier caso, si tanto tú como tu pareja tienen creencias opuestas sobre la autonomía, la tradición o la felicidad personal podría ser un problema para cuestiones fundamentales. En definitiva, los valores compartido en gran medida determinan si un matrimonio resistirá en el tiempo o no.
Más allá de aspectos culturales o sociales, el terreno económico puede ser un gran condicionante para que una mujer se vea limitada a abandonar el matrimonio. De hecho, la ONU Mujeres recoge que al menos un 8% de las mujeres de todo el mundo sufre violencia económica, es decir, se siente relegada a su pareja al carecer de medios económicos propios. Esto es un obstáculo aún más complejo que las situaciones de violencia de género, al carecer de fuentes de ingresos.
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