Puede que no te guste desperdiciar comida o tirar las salsas que llevan tiempo en la nevera, pero puede que haya llegado el momento de desecharlas. Una vez abiertas, las salsas pueden dejar de ser seguras para el consumo en dos días, o incluso antes.
Según la microbióloga, la doctora Primrose Freestone, una vez abierta la tapa, "las bacterias aerotransportadas empiezan a depositarse sobre la salsa". Las salsas compradas en la tienda no están esterilizadas y contienen microorganismo que empiezan a multiplicarse en cuanto se exponen al aire.
La temperatura también es crucial: si las salsas se almacenan a más de 5ºC, las bacterias pueden duplicarse en solo 20 minutos. Por eso, las salsas suelen venir acompañadas de la recomendación de consumirlas en los dos días siguientes a su apertura, aunque aún no haya caducado.
La doctora explica que las salsas pueden provocar intoxicaciones alimentarias, con unos 2,4 millones de casos registrados en el Reino Unido cada año. La mayoría de las personas se recuperan en pocos días sin tratamiento, pero grupos como los niños pequeños y los ancianos corren mayor riesgo de sufrir complicaciones.
Se aconseja a estos grupos que eviten consumir salsas o sobrar que no se hayan conservado adecuadamente, ya que suponen un riesgo importante para la salud. Las salsas no siempre muestran signos evidentes de deterioro.
Los envases hinchados indican crecimiento bacteriano, ya que las bacterias producen gas que hace que el envase se expanda. También se desaconseja desechar las salsas que tengan un sabor agrio, hayan cambiado de color o muestren signos de reparación.
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