
La forma de nuestra cara no solo depende de nuestra genética, sino que los hábitos son los que determinarán su evolución con el paso del tiempo. Muchas personas no lo saben y están deformando la forma de sus rostros: disminuyendo el tamaño de su mentón, encorvando su nariz, haciendo que sus ojos luzcan cansados, etcétera; y todo ello únicamente por respirar por la boca.
Respirar por la boca puede parecer algo totalmente inofensivo, sin embargo, tiene consecuencias tanto físicas como en nuestra salud. Respecto a las consecuencias físicas, provoca sequedad bucal, caries y problemas dentales, irritación, enfermedades pulmonares e incluso problemas auditivos.
Además, se trata de un hábito muy reconocible, dado que las personas que lo realizan sufren cambios físicos: pómulos caídos, cara alargada, nariz encorvada, ojos cansados, dientes torcidos, mandíbula atrasada, mala postura, etcétera.
Por ello, los profesionales recomiendan erradicar este hábito, respirando exclusivamente por la nariz, ya que favorece todo lo contrario: rostro definido y menos problemas de salud.
Para erradicar el hábito y revertir la "cara de respirar por la boca", lo mejor es acudir en primera instancia a un profesional para que nos recomiende la terapia adecuada para nuestro caso concreto, concretamente acudir al dentista y al otorrinolaringólogo nos ayudará a cambiar para siempre esta problemática.