
Con una potencia inversora de 1.000 millones, Esteve se ha convertido en protagonista por las recientes adquisiciones. La firma quiere centrarse en las enfermedades raras, aunque ha dado un viraje a su estrategia para focalizarse en productos en estadio más avanzados, más caros pero con menos riesgo.
Pese a su vertiente farmacéutica, la catalana es también un gran fabricante de principios activos para terceros. Y aunque alrededor del 75% de su negocio está en Europa, no es inmune a los vaivenes geopolíticos. De todo ello habla el CEO, Staffan Schüberg, con elEconomista.es tras la presentación de sus resultados.
Aunque la mayoría de su negocio está en Europa, Estados Unidos es un mercado estratégico. ¿Las políticas de Trump pueden afectar?
Hemos llegado a la conclusión de que en la industria farmacéutica siempre habrá desafíos, pero seguirá siendo un sector donde Estados Unidos representará entre el 50% y el 55% de las ventas globales. Y no vemos que eso vaya a cambiar a corto plazo. Ahora mismo, nosotros somos un actor eminentemente europeo por lo que el impacto de los aranceles sería limitado para nosotros en comparación con otras farmacéuticas. La administración está intentando lograr que haya más producción allí -Esteve tiene una planta en México- y ahí sí estamos muy involucrados y viendo si podemos participar. No tenemos planes concretos, pero definitivamente es una de las opciones a futuro.
Otro aspecto que impulsa Trump es una rebaja de precios...
El sistema de precios de Estados Unidos es muy ineficiente, porque tienes un precio neto y luego un precio bruto. Y la diferencia entre ambos es muy grande debido a las ineficiencias. La administración puede intervenir en el sistema público, con Medicare o Medicaid, pero la gran mayoría de las ventas están en el mercado privado, donde hay precios libres y habría que emplear diferentes mecanismos.
Trump puede impactar también el negocio que tienen en China, donde ya se han trasladado a una fábrica más pequeña...
Nuestra visión es que China es un actor poderoso. Y seguirá siéndolo. Por ello, mantener una presencia en el país sigue siendo estratégico. Los canales de distribución de la industria farmacéutica son muy complicados, con materias primas, intermedias, principios activos y formas farmacéuticas ya terminadas. Y no conozco ningún producto del sector que no pase por China o India. No creo que la administración de Estados Unidos se quiera quedar sin productos. No vamos a producir el principio activo terminado en China, pero sí productos intermedios y materias primas para luego enviar a otras fábricas.
Invertirán 100 millones en Celrà (Girona) y dicen que todavía les falta capacidad. ¿Dónde crecerán?
Con Celrà ampliaremos capacidad de producción en 150 metros cúbicos, en 2022 compramos una planta en Lliçà de Vall (Barcelona) y ampliamos la de Banyeres del Penedès (Tarragona) con nuevos laboratorios. Dependerá de cómo nuestros clientes configuren su estratégica. Si vemos que más clientes quieren producción en Estados Unidos, veremos cómo podemos atenderles mejor. No tenemos un cronograma, pero muy probablemente será en 2025 o, seguro, en 2026.
En España la ley del medicamento ha despertado muchas quejas en la industria...
Ahora mismo es un borrador, por lo que me es complicado dar una opinión. Estamos comprometidos en garantizar que los pacientes tengan acceso a los medicamentos y sería terrible que los españoles no tuvieran acceso a fármacos modernos por esta ley, que no creo que sea el caso. La ley busca hacer el sistema aún más eficiente y quieren asegurarse de que se pagan precios aceptables. Podría tener un impacto en la industria, pero no creo que cambie las cosas drásticamente.
Saltando a la rama farmacéutica, en 2025 anunciaron las compras de Increlex (Eton) y Mepact (Takeda). ¿Cuándo estarán disponibles?
El acuerdo de Increlex ya está en marcha y el de Takeda esperamos cerrarlo cualquier día de estos. Está pendiente de algunas autoridades. Esperamos estar muy ocupados en M&A en los próximos años.
¿Cómo serán estas adquisiciones?
Antes hacíamos mucho research, algo que ya no haremos. El nuevo Esteve se centrará en adquirir productos en fases más avanzadas, más caros, pero con menos riesgo. No asumimos tanto riesgo clínico, pero nos enfocamos en asegurarnos que podemos llevar un producto al mercado, dar acceso a los pacientes y luego lanzarlo de manera competitiva frente a los competidores.
¿Cómo encaja esto con el plan de trabajar con universidades o empresas biotecnológicas?
Estamos abiertos a colaboraciones. Hay universidades que tienen buenas ideas, pero en fase muy temprana. Entonces podemos entrar y apoyarlas financiera o estratégicamente. También empresas biotecnológicas que nos pueden gustar y que podemos comprar o firmar acuerdos para co-desarrollar sus productos. No hay una única forma.
En 2024 esperaban resultados de la fase 2 de un fármaco para el Síndrome de Sanfilippo A. ¿Cómo fue?
Desafortunadamente no mostró el efecto que esperábamos. Es parte del negocio farmacéutico. En la fase 1 dio datos muy prometedores, pero en la fase 2 no mostró ninguna mejora clínica, así que tuvimos que detenerlo.