
El cáncer de piel es el tipo de cáncer más frecuente en todo el mundo, diagnosticándose en España un total de más de 20.000 nuevos cánceres de piel en 2023, según las estimaciones del Observatorio del Cáncer de la Asociación Española Contra el Cáncer. Uno de los mayores problemas de este tipo de cáncer es que está estrechamente vinculado a las quemaduras y suele superarse especialmente si se trata con anticipación.
Uno de los mayores problemas radica en que la mayoría de las personas no serían capaces de reconocer los llamados melanomas o tumores malignos de la piel, de ahí el problema de no detectarlo en fases tempranas. Según las predicciones, está previsto que las cifras continúen aumentando con el paso de los años, según recoge Independent.
Cabe destacar que existen dos tipos de cáncer de piel, el melanoma, la forma más normal y el carcinoma no melanoma. La diferencia entre ambos se centra en que el segundo es mucho menos agresivo que el primero, ya que suele ser poco habitual que dé lugar a una metástasis, es decir, que se propague a otras zonas del cuerpo.
El riesgo aumenta con las quemaduras solares
El riesgo de un cáncer de piel maligno es mayor si la persona ha tenido cinco o más quemaduras solares a lo largo de su vida, pero especialmente las quemaduras solares durante la infancia o la adolescencia duplican aún más las probabilidades de que desarrolle un melanoma en etapas más adultas.
A pesar de los graves riesgos que presentan las quemaduras solares, una encuesta realizada por la asociación Británica de Dermatólogos (BAD) recoge que tres cuartas partes de los encuestados admitieron haber sufrido quemaduras solares solo en el último año, donde casi la mitad (40%) admitió que nunca se controlan para detectar signos de cáncer.
Melanoma vs. carcinoma
De esta manera, el melanoma suele manifestarse con la aparición de un lunar nuevo o con el cambio en la apariencia de uno ya existente. Los lunares tienen normalmente un tamaño de diámetro no mayor de 6 milímetros y es importante prestar especial atención a la forma, color, sangrado, formación de costras, picazón o tonalidad. Así, estos suelen ser asimétricos, con borde irregular, con una mezcla de colores y tienden a cambiar de tamaño con el tiempo.
Por su parte, en el caso de los carcinomas, estos se presentan como un bulto o una mancha de piel descolorida que no cicatriza. En muchos casos, pueden aparecer como un pequeño bulto rojo o rosado, que crece lentamente y puede formar una costra o sangrar. Si bien, también puede aparecer como un bulto de color blanco perlado o ceroso.
Si se observan cualquier tipo de estos cambios en la piel, lo más recomendable es acudir lo más pronto posible a su médico o dermatólogo.
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