
El Síndrome de Piernas Inquietas (SPI), también conocido como enfermedad de Willis-Ekbom, es un trastorno neurológico que se caracteriza por una necesidad irresistible de mover las piernas, generalmente acompañada de sensaciones incómodas o molestas en las extremidades inferiores.
Este síndrome afecta a millones de personas en todo el mundo y puede interferir significativamente con el descanso y la calidad de vida. A continuación, se detallan los síntomas principales del SPI y las opciones de tratamiento disponibles.
¿Qué es el síndrome de piernas inquietas?
El síndrome de piernas inquietas es una afección que se manifiesta principalmente durante el descanso o la inactividad, especialmente por la noche, lo que lo convierte en una de las causas más comunes de insomnio.
Las personas que padecen SPI describen las sensaciones en sus piernas como hormigueo, picazón, calambres, o incluso una sensación de ardor, lo que les lleva a moverlas constantemente para obtener alivio. Aunque el movimiento alivia temporalmente estos síntomas, los mismos suelen reaparecer poco después, creando un ciclo de incomodidad y falta de sueño.

El SPI puede ser primario, lo que significa que no se asocia con otra condición subyacente, o secundario, cuando está relacionado con otros problemas de salud, como la deficiencia de hierro, insuficiencia renal crónica o el embarazo.
Síntomas del síndrome de piernas inquietas
Identificar los síntomas del SPI es clave para obtener un diagnóstico y tratamiento adecuado. Los síntomas más comunes son:
- Sensaciones incómodas en las piernas: Estas sensaciones, que varían de una persona a otra, son difíciles de describir, pero suelen incluir una sensación de hormigueo, picazón, tirones o dolor en las piernas. Estas sensaciones son más intensas durante los períodos de inactividad, como al estar sentado o acostado.
- Necesidad irresistible de mover las piernas: Para aliviar las sensaciones incómodas, las personas con SPI sienten una necesidad urgente de mover las piernas, lo que puede incluir estirarlas, sacudirlas o caminar.
- Síntomas que empeoran por la noche: Aunque el SPI puede manifestarse en cualquier momento del día, los síntomas suelen empeorar durante la noche, lo que afecta negativamente la calidad del sueño.
- Movimientos periódicos de las piernas durante el sueño: Muchas personas con SPI también experimentan movimientos involuntarios de las piernas durante la noche, lo que se conoce como movimientos periódicos de las extremidades durante el sueño (MPES). Estos movimientos pueden interrumpir el sueño y contribuir al cansancio diurno.
Causas del síndrome de piernas inquietas
Las causas exactas del SPI no están definidas completamente, pero se cree que están relacionadas con un desequilibrio en la dopamina, un neurotransmisor que controla el movimiento muscular. Factores genéticos también juegan un papel importante, especialmente en los casos de SPI de inicio temprano (antes de los 40 años).
Además, el SPI puede estar asociado con otras condiciones de salud como la deficiencia de hierro, enfermedades renales crónicas, neuropatía periférica o el embarazo, especialmente en el tercer trimestre.
Tratamiento del síndrome de piernas inquietas
El tratamiento del SPI depende de la gravedad de los síntomas y de si el síndrome es primario o secundario. Las opciones de tratamiento pueden ser:
- Cambios en el estilo de vida: Para aquellos con síntomas leves, ciertos cambios en el estilo de vida pueden ser beneficiosos. Esto incluye mantener una rutina de sueño regular, hacer ejercicio moderado, evitar el consumo de cafeína y alcohol, y practicar técnicas de relajación.
- Suplementos de hierro: En casos donde el SPI esté relacionado con una deficiencia de hierro, la suplementación con hierro puede ser eficaz para reducir los síntomas.
- Medicamentos: Para los síntomas más severos, los médicos pueden prescribir medicamentos que aumenten los niveles de dopamina en el cerebro, anticonvulsivos, o benzodiazepinas para ayudar a mejorar la calidad del sueño. Es importante que estos medicamentos se usen bajo supervisión médica debido a los posibles efectos secundarios y el riesgo de dependencia.
- Terapias alternativas: Algunas personas encuentran alivio en terapias como masajes, baños calientes, o el uso de dispositivos de compresión que aplican presión constante en las piernas.