Una de las causas de muerte más importantes en todo el mundo es la sepsis: de acuerdo con los datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), en 2020 la sepsis estuvo relacionada con el 20% de las once millones de muertes que se produjeron en todo año.
Qué es la sepsis
Según explica la OMS, la sepsis "es una afección potencialmente mortal que se produce cuando el sistema inmunitario del organismo reacciona de manera extrema a una infección, provocando una disfunción orgánica".
El mayor peligro de la enfermedad es que, con su reacción, el organismo empieza a dañar a sus propios órganos y tejidos, lo cual puede provocar "un choque, una insuficiencia multiorgánica y, en ocasiones, la muerte, sobre todo si no se detecta y trata a tiempo".
Causas de la sepsis
El caso más frecuente es que la sepsis venga provocada por una infección bacteriana, pero también puede tener lugar en otros tipos de infecciones, como las que tienen su origen en virus, parásitos u hongos.
La OMS asegura que "cualquiera puede sufrir una sepsis", pero que existen ciertos grupos que son más proclives a ello: el organismo menciona a las personas mayores, a los recién nacidos, a las mujeres embarazadas o a las personas que tengan problemas de salud previos o enfermedades crónicas.
Síntomas de la sepsis
La OMS informa de que la sepsis "puede presentar diferentes signos y síntomas en distintos momentos" y destaca los siguientes:
- Fiebre o baja temperatura y temblores
- Confusión
- Dificultad para respirar
- Piel húmeda y sudorosa
- Dolor o malestar corporal extremo
- Frecuencia cardíaca elevada, pulso débil o hipotensión arterial
- Diuresis baja
En el caso de pacientes menores de edad, los síntomas pueden incluir:
- Taquipnea
- Convulsiones
- Piel pálida
- Letargo
- Dificultades para despertarse
- Sensación de frío al tacto
Tratamiento de la sepsis
Como en todas las enfermedades, una prevención temprana favorece el tratamiento de la sepsis. De acuerdo con las indicaciones de la OMS, el personal sanitario ha de encontrar el origen de la infección y proceder con el uso temprano de antimicrobianos.
Además, explica la OMS, para tratar la hipotensión arterial hay que administrar líquidos por vía intravenosa y, si es necesario, con medicamentos vasopresores que pueden aumentar la tensión arterial.