
La espondilitis anquilosante (EA) es una enfermedad inflamatoria crónica que afecta principalmente a la columna vertebral, causando dolor y rigidez. Es parte de un grupo de afecciones llamadas espondiloartropatías seronegativas y suele afectar las articulaciones sacroilíacas, generando inflamación de manera frecuente.
Esta afección, en muchos casos, impacta la calidad de vida de quienes la padecen. Se estima que afecta a alrededor de 0.1% a 1.4% de la población, siendo más común en hombres que en mujeres. En este post vamos a ver qué es, sus síntomas y causas y su posible tratamiento.
Causas y factores de riesgo
La inflamación crónica característica de la espondilitis anquilosante se origina en la columna vertebral, pero sus causas exactas aún no se comprenden completamente. Se cree que existe una combinación de factores que contribuyen al desarrollo de la enfermedad. Estos factores son:
- Factores genéticos: los genes del sistema HLA-B27, presentes en muchos pacientes con EA, aumentan significativamente el riesgo de desarrollar la enfermedad. El HLA-B27 es un marcador genético importante que está presente en un alto porcentaje de personas con espondilitis anquilosante. La herencia de este gen puede aumentar la predisposición a desarrollar la enfermedad.
- Factores ambientales: infecciones bacterianas, especialmente en el tracto gastrointestinal, se han vinculado a la espondilitis anquilosante. Algunos estudios sugieren que la respuesta inmunitaria a estas infecciones puede desencadenar la inflamación crónica.
Síntomas y diagnóstico
Los síntomas iniciales de la espondilitis anquilosante a menudo incluyen dolor en la parte baja de la espalda y rigidez, que tienden a empeorar con el reposo y mejorar con la actividad física. A medida que progresa, la enfermedad puede afectar otras articulaciones y estructuras del cuerpo. El diagnóstico se basa en la evaluación clínica, pruebas de laboratorio y estudios de imágenes como radiografías y resonancias magnéticas. Podemos clasificarlo en dos métodos de detección:
- Dolor lumbar crónico: La presencia de dolor lumbar crónico, especialmente durante la noche y en reposo, es un síntoma común que suele alertar a los profesionales de la salud para investigar la posibilidad de espondilitis anquilosante.
- Pruebas de laboratorio y de imágenes: Los análisis de sangre, como la determinación del HLA-B27, y las imágenes radiológicas ayudan a confirmar el diagnóstico. La inflamación en las articulaciones sacroilíacas suele ser evidente en las pruebas de imagen.
Tratamiento y manejo
El tratamiento de la espondilitis anquilosante tiene como objetivo aliviar los síntomas, prevenir la progresión de la enfermedad y mejorar la calidad de vida. Los medicamentos antiinflamatorios no esteroides (AINE), como el ibuprofeno, son comúnmente recetados para controlar el dolor y reducir la inflamación. En casos más severos, se pueden utilizar medicamentos modificadores de la enfermedad y agentes biológicos.
La fisioterapia y el ejercicio también desempeñan un papel crucial en el manejo de la espondilitis anquilosante al mantener la flexibilidad y fortaleza muscular. Ejercicios específicos, especialmente aquellos enfocados en la columna vertebral, pueden ser beneficiosos para mejorar la movilidad.
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