
Cada año se producen alrededor de 120.000 eventos coronarios, según la Sociedad Española de Cardiología (SEC). Después de sufrir un infarto, los médicos dicen a los pacientes que deben seguir una serie de recomendaciones. Entre ellas, está tomar la medicación. Sin embargo, el 70% de las personas no siguen esta pauta de manera adecuada al año de sufrir el episodio, según un estudio de la Universidad Complutense de Madrid y el Hospital 12 de Octubre.
"Siete de cada diez pacientes nos dijeron que se toman los fármacos a deshora, que tienen olvidos, que no se la toman porque no quieren o que a veces se han olvidado puntualmente de la medicación", explica el profesor ayudante doctor de la Facultad de Enfermería, Fisioterapia y Podología de la Universidad Complutense de Madrid y autor del estudio, Guillermo Moreno Muñoz.
Las personas jóvenes se descuidan más en cuanto a tomarse la medicación que la gente mayor. Guillermo Moreno Muñoz explica que la razón puede ser que "los mayores cuentan con patologías previas y aceptan más fácilmente que tienen una enfermedad, mientras que a los jóvenes les cuesta más admitirlo".
Además, el estudio analiza si los pacientes son adherentes a todos los fármacos por igual o no. El 95% son adherentes a las estatinas, fármaco para el control del colesterol. Además, el 93% lo son a los antiagregantes plaquetarios y el 88% a las aspirinas. También siete de cada diez a las terapias para el control de la presión arterial y tres de cada cinco a los betabloqueantes.
Otra recomendación o medida de prevención tras sufrir un infarto es tener una dieta saludable. De hecho, los médicos aconsejan la mediterránea. Pero, solo llevan a buen puerto esta medida la mitad de los pacientes, según el estudio. "Hay personas que tienen enfermedades previas o que tienen hábitos malos antes de sufrir el episodio. No comían de manera saludable o no seguían una dieta mediterránea como tal", dice Moreno Muñoz.
Además, se descubrió que "ser mujer es un factor de no ser adherente a las recomendaciones de dieta", dice el autor de la investigación. "Creemos que el origen está a nivel social. Es una población femenina mayor, que tradicionalmente ha ocupado roles de cuidado doméstico. No tienen tiempo para cuidarse bien porque tienen que cuidar a otros", explica. También las mujeres sufren más de depresión que los hombres. Esta afecta a la adherencia terapéutica y al pronóstico de la enfermedad. Entonces, muchas no se cuidan porque no tienen motivación y están bajas de ánimo.
Por otra parte, la última recomendación de los médicos es hacer ejercicio. Casi tres de cada diez pacientes no lo hacen cumpliendo con las recomendaciones de la guía médica, según plasma el estudio. "Lo estándar sería aproximadamente 30 minutos diarios entre cinco y siete días a la semana y como mínimo caminar rápido", dice el profesor ayudante doctor de la Facultad de Enfermería, Fisioterapia y Podología.
Cabe mencionar que las personas que han sufrido un infarto tienen más probabilidades de tener otro episodio, según el presidente de la Sociedad Española de Cardiología (SEC), el doctor Luis Rodríguez Padial. Por ello, "es tan importante que después el paciente siga unas pautas de tratamiento. Incluso hay que ser más estricto con el control", recalca.
Un nuevo concepto de infarto
El número de infartos que se producen anualmente permanece estable, pero ha cambiado el "concepto" en si. Hace años los episodios eran más graves mientras que en la actualidad, gracias a las pruebas y analíticas, se detectan antes y, en consecuencia, en un estadio más temprano.
Respecto al tipo de evento coronario, han disminuido los infartos de miocardio con elevación del segmento ST– cuando se produce una obstrucción brusca de la arteria – y han aumentado el síndrome coronario agudo sin elevación del segmento ST, según explica SEC.
Entre el 80% y 90% de las enfermedades coronarias – los infartos, entre ellas – pueden prevenirse controlando los factores de riesgo desde jóvenes, según el presidente de la SEC. Hay una gran lista de causas que aumentan la probabilidad de sufrir un infarto. Por un lado, la edad. "A medida que pasan los años es más frecuente que lo padezcas", afirma Luis Rodríguez Padial. También la historia familiar del paciente.
Estas son variantes no modificables, pero hay otras que si que se pueden cambiar. Justo es en estas donde los médicos hacen más hincapié. Es justo en estas en las que hacen más hincapié los médicos. "Fumar, la tensión alta, el colesterol elevado, el sedentarismo, una mala alimentación, la diabetes o la obesidad aumentan mucho el riesgo. Cada uno tiene un peso distinto, pero cuántos más factores tengas más se incrementa la probabilidad", indica Rodríguez.
El presidente de la SEC apunta que la mejor manera de evitar un infarto es modificar los factores de riesgo. "Si el paciente fuma, que lo deje, o si tiene el colesterol alto, hay que bajarlo", incide.
También deben tomarse la medicación. Para que aumente la adherencia, Guillermo Moreno Muñoz recomienda simplificar el régimen terapéutico. "Existen los policomprimidos, que son cápsulas donde se meten varios tratamientos. Por ejemplo, tres fármacos en una sola píldora", explica. "El estudio Secure, liderado por el cardiólogo español Valentín Fuster, demostró que la adherencia y el pronóstico de los pacientes. En otras palabras, hospitalizan menos y mueren menos", agrega. Cabe mencionar que hoy este tipo de tratamiento se está desarrollando.
Además, aconseja "abordar otro tipo de barreras en consulta como la depresión o la carga familiar, que son puntos claves a la hora de que la persona pueda responsabilizarse de su medicación".