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Los países con ambición climática se plantan ante el 'lobby' petrolero

  • Los estados favorables a alcanzar un tratado mundial que frene la contaminación plástica no han querido conformarse con un acuerdo tibio que convenciese a los productores y han roto las negociaciones
  • La OCDE advierte de que, si no se toman medidas, la producción de este material podría llegar a triplicarse en 2060
Arabia Saudí, China, La India y Estados Unidos se muestran contrarios a recortar la producción,

El mundo ha vuelto a ser incapaz de dotarse de un tratado internacional contra la contaminación por plásticos. Las negociaciones celebradas en la sede de la ONU en Ginebra (Suiza) se han topado nuevamente con el escollo que supone poner negro sobre blanco a la posibilidad de recortar la producción pero, más allá, esta última ronda de reuniones ha sorprendido por el posicionamiento de las naciones más favorables a priorizar las alarmas de la ciencia ante el afán económico de los países productores.

En esta ocasión no se ha buscado un acuerdo de mínimos o se ha planteado un pacto descafeinado; directamente, y ante un texto poco ambicioso, las voces más sensibles a la contaminación por plásticos han dicho que no.

El hecho de que la negociación de Ginebra fuera, en sí misma, una prórroga de los planes iniciales, no ha servido tampoco de acicate para ninguno de los dos bloques. Los países favorables a un pacto no han querido conformarse con un acuerdo tibio y los contrarios a recortar la producción de plásticos no han valorado suavizar su posicionamiento.

Así, la situación ha devuelto el debate a finales de 2024, cuando los mismos países se levantaron sin acuerdo en Busán, Corea del Sur, dejando ver al mundo que la primera gran reunión sobre los plásticos había sido un fracaso.

A menos combustible, más plástico

Ya el año pasado quedó patente cuál era la línea que dividía al mundo en dos bloques ante el debate de la generación de plásticos: también en este ámbito, ser o no productor de petróleo.

Arabia Saudí, apoyada entre otras por China, La India y Estados Unidos, son las potencias que con más determinación se oponen a recortar la producción, poniendo el énfasis (aunque sin tampoco una gran ambición) en la gestión de los plásticos ya en forma de residuos. Los productores de petróleo, cuyas pujantes economías se apoyan precisamente en el sector del crudo, ven ya de hace tiempo en la producción de polímeros la actividad con la que reequilibrar sus balanzas en el contexto de una movilidad sostenible y eléctrica en expansión que recorta cada vez más la demanda de combustibles fósiles.

Estos países encuentran enfrente a naciones que sí leen con preocupación las advertencias de los científicos. Así, y cuando los negociadores apuraban las horas en Suiza, el presidente de Francia, Emmanuel Macron, urgía a todos a través de X: "¿Qué esperamos para actuar? El tratado mundial contra la contaminación plástica es nuestra oportunidad para cambiar las cosas. Debemos estar a la altura de la urgencia sanitaria y medioambiental provocada por los plásticos".

Un 70% más de plásticos en 20 años

Los datos respaldan la gravedad del problema. La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) advierte de que la producción de plásticos puede llegar a triplicarse en 2060, en comparación a los datos de 2019. En ese año, apunta además la OCDE, apenas el 9% de los residuos plásticos fueron debidamente reciclados.

Asimismo, los análisis apuntan a que si el mundo produjo 435 millones de toneladas en 2020, esta cifra escalará hasta las 736 en 2040, suponiendo un 70% más de plásticos en apenas dos décadas.

Por otro lado, cada vez son más los estudios científicos que detectan microplásticos en el organismo humano, llegando a evidenciar su efecto perjudicial, incluso, en la salud reproductiva, por hacerse presentes en el esperma o incluso en los óvulos.

Así las cosas, las conversaciones de Ginebra han evidenciado nuevamente el choque entre la urgencia ambiental y el poder económico. Pero lo ha hecho a las puertas de la COP, que se celebrará el próximo mes de noviembre, y con la mayoría de las naciones integradas en la llamada "Coalición de alta ambición" decididas, como han dejado patente, a no asumir pactos que no supongan un auténtico revulsivo.

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