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La UE necesita duplicar su capacidad de reciclaje de plástico para 2030

  • La baja demanda de plásticos reciclados y las importaciones baratas de terceros países han provocado una severa recesión en la industria europea del reciclaje
  • El sector advierte de que esta situación amenaza el cumplimiento de los objetivos medioambientales establecidos en la legislación
  • Contenido publicado en la revista Agua y Medio Ambiente
Según la ONU 11 millones de toneladas de residuos plásticos terminan cada año en las masas de agua.

Una nueva advertencia invisible consecuencia de una amenaza más que palpable. Por primera vez, un equipo de científicos ha encontrado microplásticos en el líquido folicular del ovario, desatando una seria preocupación sobre las garantías de fertilidad de las mujeres. El estudio, publicado en la revista Ecotoxicology and Environmental Safety, ha detectado partículas microscópicas de plástico capaces de comprometer el elemento esencial para el desarrollo de los óvulos, el equilibrio hormonal y la salud reproductiva.

Los microplásticos han sido ya detectados en casi todo lo que se analiza al microscopio, desde la sangre hasta los alimentos y el agua. Esa presencia masiva es consecuencia de la omnipresencia de los plásticos, material flexible, ligero, de alta durabilidad y bajo precio, además de reflejo de la cultura imperante del "usar y tirar".

Según datos de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), la producción mundial se duplicó en las primeras dos décadas del siglo, alcanzando los 460 millones de toneladas anuales en 2019 pero, más allá y si nada cambia, el organismo apunta a que los residuos plásticos se verán triplicados antes de 2060.

Actualmente, la mitad de los desechos se destina a vertederos, siendo un 19% incinerados y apenas el 10%, correctamente reciclados y reintegrados en la cadena de valor. El resto termina afectando al terreno y su biodiversidad, si no acaba directamente en los ríos y océanos.

La ONU cifra en 11 millones las toneladas de residuos plásticos que terminan cada año en las masas de agua, una cantidad equivalente al peso de 1.089 Torres Eiffeles. Además, el proceso de producción y conversión a partir de combustibles fósiles es una actividad altamente contaminante y se calcula que genera más del 3% de las emisiones globales.

Por eso, Naciones Unidas ha decidido concentrar sus mensajes en el Día del Medio Ambiente de 2025 en la conciencia sobre esta realidad y sus peligros. El Programa de la ONU para el Medio Ambiente (PNUMA, por sus siglas en inglés), invita este año a reflexionar sobre la creciente evidencia científica que muestra los efectos de la contaminación plástica y a transformar la relación que las sociedades han generado con este material reduciendo su uso, reutilizándolo y, por supuesto, reciclándolo.

Medidas para reducir los residuos

Los datos más recientes del Parlamento Europeo apuntan a que cada ciudadano de la Unión genera una media de 36 kilos de residuos plásticos al año y que este porcentaje crece un 30% cada ejercicio.

Para hacer frente a este constante incremento, Bruselas lanzó en 2018 la Estrategia Europea sobre el Plástico, según la cual en 2030 todos los envases de este material deben ser reciclables. También se restringieron las bolsas y se prohibieron ciertos tipos de plástico de un solo uso.

En 2024 el Parlamento Europeo aprobó el Reglamento sobre los Envases y Residuos de Envases con normas para incentivar la reutilización y el reciclaje de estos recipientes. Así, para 2030 todos los países de la UE deben reducir un 5% los residuos de envases en comparación con 2018. Este porcentaje se incrementará hasta el 10% en 2035 y hasta el 15% para 2040.

Además, los envases de plástico tendrán que incluir un porcentaje mínimo de contenido reciclado procedente de residuos plásticos y el 90% de los envases de bebidas de plástico y metal de un solo uso deberán recogerse por separado para garantizar la eficacia de los procesos de reciclado.

A pesar de la exigencia que marcan los nuevos requerimientos legislativos, el sector del reciclaje de plásticos en Europa atraviesa una fuerte recesión que está provocando el cierre de instalaciones. Según el último informe publicado por Plastics Recyclers Europe (PRE) la capacidad instalada de reciclaje en la UE27+3 alcanzó los 13,2 millones de toneladas en 2023, con una tasa de crecimiento interanual del 6%, lo que representa una "drástica" caída respecto al 17% registrado en 2021 y al 10% de 2022.

Además, por primera vez la facturación estimada disminuyó un 12,5% en comparación con el año anterior hasta situarse en los 9.100 millones de euros. El documento también señala que las nuevas inversiones se redujeron un 50% alcanzando los 500 millones en 2023, frente a los 1.000 millones registradas en 2022.

"La baja demanda de plásticos reciclados y las importaciones baratas de terceros países con normas medioambientales y de seguridad poco estrictas amenazan el crecimiento y la competitividad de la industria europea del reciclado de plásticos", confirman desde la Confederación Europea de Industrias del Reciclaje (EuRIC).

Las asociaciones de recicladores europeos advierten de que esta situación pone en riesgo la viabilidad del sector a medio plazo y, más allá, amenaza el cumplimiento de los objetivos de reciclaje establecidos en la legislación europea. Para alcanzarlos, afirman, la capacidad de reciclaje debería duplicarse en los próximos cinco años.

Más allá, el mercado interior de materiales reciclados tendría que empezar a prepararse para hacer frente en 2026 a la entrada en vigor del nuevo Reglamento sobre el traslado de residuos (RTR) que prohíbe exportar residuos plásticos a países no miembros de la OCDE, una circunstancia que aumentará la disponibilidad de residuos para reciclar dentro de la Unión.

El fin último de esta iniciativa es asegurar que el bloque comunitario no exporta sus problemas de residuos a terceros países y garantizar que se gestionan de manera adecuada y respetuosa con el medio ambiente. También pretende combatir los traslados ilegales, que se han convertido en un problema creciente: la Comisión Europea calcula que entre un 15% y un 30% de sus envíos de residuos son ilegales y que terminan en países de África, Latinoamérica o el Sudeste asiático gracias a la lucrativa labor que realizan las ya conocidas como ecomafias.

Una estrategia global para todo el ciclo de vida

Fuera de la Unión Europea existen prohibiciones e impuestos al plástico en más de 90 países, pero no son suficientes para reducir la contaminación a nivel global ya que la mayoría se limitan a regular elementos como las bolsas, que constituyen una pequeña parte de los desechos y no reducen el consumo. Son muy pocos los estados que han optado por implantar impuestos sobre vertederos e incineración para incentivar el reciclaje de una manera efectiva y real.

Según la OCDE, reducir la contaminación por plástico requiere de una estrategia internacional que se comprometa a impulsar la innovación en la industria, fomente la creación de alternativas más sostenibles y recompense la adopción de prácticas responsables. Los cálculos de la organización señalan que la implantación de políticas globales integrales que aborden todo el ciclo de vida de los plásticos pueden reducir las fugas de plástico al medio ambiente en un 96% para 2040.

Este es el objetivo que se persigue con la elaboración del Tratado Mundial sobre Plásticos, el primer instrumento internacional jurídicamente vinculante para frenar la contaminación provocada por este material también en el medio marino. Considerado el pacto medioambiental multilateral más importante desde el Acuerdo de París, el tratado fue avalado en 2022 por representantes de 175 países pertenecientes a la Organización Nacional de Naciones Unidas (ONU), pero en la reunión final celebrada a finales del año pasado en Busan (Corea del Sur) algunos países productores de petróleo, como Rusia, Irán o Arabia Saudita bloquearon las negociaciones.

Las conversaciones se reanudarán en Ginebra el próximo mes de agosto, aunque se prevé que persistan los desacuerdos en cuanto a la imposición de límites para la producción total de plástico. Mientras Panamá, con el apoyo de más de 100 países, aboga por implantar un límite de producción con objetivos claros de reducción y mecanismos de monitoreo, los productores de petróleo se oponen a estas medidas y proponen iniciativas para mejorar la gestión de residuos y reciclaje.

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