
El mercado global de ropa deportiva superó los 330.000 millones de dólares (unos 300.000 millones de euros) en 2025 y apunta a alcanzar los 716.000 millones (cerca de 650.000 millones de euros) antes de 2033. Sin embargo, en España el sector muestra signos de debilitamiento, con marcas como Luanvi—que sufrió una caída del 42,6% en su beneficio neto en 2023— inmersas en concursos de acreedores, y distribuidores históricos como Intersport y Benito Sports atrapados en procesos de reestructuración y cierre.
La compañía valenciana Luanvi, con sede en Valencia, ha vestido a clubes de fútbol —como el Valencia C.F., el Levante U.D. o el Granada C.F., entre otros—, ha patrocinado al Valencia Basket y ha sido proveedor oficial del Maratón de Valencia. A diferencia de las grandes multinacionales, Luanvi no cuenta con una red propia de distribución masiva ni con canales de retail directo.
Su negocio se basa en contratos de suministro con clubes y entidades públicas, producción externalizada en Asia y un modelo de ventas mixto entre mayoristas y tienda online. Sin embargo, la compañía valenciana ha protagonizado recientemente uno de los reveses más significativos del sector textil-deportivo español.
En junio de 2025, Luanvi entró en concurso voluntario de acreedores tras reconocer una deuda acumulada superior a los 10 millones de euros y un modelo de negocio incapaz de adaptarse al nuevo entorno económico y logístico global. En el último ejercicio de 2023, la firma deportiva había logrado facturar 15,7 millones de euros, con un ligero crecimiento interanual, pero su beneficio neto cayó un 42,6% respecto a 2022, generando 61.000 euros.
El fallecimiento de su presidente y cofundador, Vicente Tarancón, durante la DANA de octubre de 2024 marcó un punto de inflexión para la empresa. Su hijo, Javier Tarancón, asumió la dirección en enero de 2025. En los últimos meses la compañía ha enfrentado crecientes tensiones de liquidez, un encarecimiento significativo del inventario y una reestructuración productiva que no logró revertir la situación, a pesar de medidas como el intento de relocalizar parte de la producción en Marruecos o la venta de su sede industrial por 4,65 millones de euros.
Hemper, la startup española de moda sostenible fundada en 2019 no se queda a salvo de la crisis. Con una facturación acumulada de unos 2 millones de euros desde su nacimiento, sus ingresos se quedaron en medio millón de euros en su último ejercicio, lo que representa una caída del 75% respecto a su volumen histórico. La marca, que producía en Nepal con materiales responsables y un enfoque artesanal, solicitó el concurso de acreedores a principios de 2025 y se encuentra ya en proceso de liquidación, sin una oferta de rescate clara.
Ternua Group, matriz de marcas como Ternua, Astore, Lorpen y Loreak Mendian, también ha sucumbido a la presión financiera pese a su enfoque en la sostenibilidad y el diseño técnico. Tras cerrar 2023 con más de 34 millones de euros en ingresos, la compañía redujo sus ventas a 29,2 millones en 2024, lo que representa una caída del 14% interanual. El resultado operativo fue negativo y la deuda acumulada ascendía a 16 millones de euros, lo que obligó a la empresa a declararse en concurso de acreedores en junio de 2025. Su necesidad de generar 3,8 millones de euros anuales de caja para mantener la operativa resultó inviable, lo que ha forzado a la dirección a buscar inversores interesados en adquirir sus marcas por separado.
Por su parte, la alicantina Belda Llorens, con más de seis décadas en la industria de la hilatura sostenible, presentó en junio de 2025 concurso de acreedores y solicitó su liquidación pese a haber sido beneficiaria de 858.692 euros de fondos Next Generation para una inversión industrial de 2,1 millones de euros.
Distribuidores históricos en apuros
La filial española de Intersport, uno de los grandes distribuidores europeos de material deportivo, atraviesa uno de los momentos más delicados de su historia reciente. En 2024 presentó concurso de acreedores con una deuda total estimada entre 14 y 34 millones de euros, según diversas fuentes. La propuesta de viabilidad incluye dos planes de reestructuración: uno con una quita del 70% de la deuda, y otro con un aplazamiento de pago a diez años con un recorte menor. La empresa argumenta que su pasivo financiero real es inferior a los 14 millones de euros.
Con más de 80 años de trayectoria, Benito Sports fue durante décadas un referente del comercio deportivo en Cataluña. Sin embargo, desde la pandemia, su actividad ha ido reduciéndose drásticamente hasta mantener solo una tienda operativa de las 15 que llegó a tener. Aunque no se han publicado cifras económicas oficiales, varias fuentes apuntan a que la empresa acumula una deuda elevada.
Presión en las marcas internacionales
La francesa Le Coq Sportif no ha escapado a la tormenta. En noviembre de 2024 entró en concurso de acreedores tras registrar pérdidas de 18,2 millones en el primer semestre, pese a un crecimiento de ventas del 30%. En 2023, la compañía facturó 121 millones pero cerró con pérdidas superiores a 28 millones. El tribunal comercial de París adjudicó finalmente la empresa al empresario Dan Mamane tras una oferta de 70 millones de euros, rechazando la propuesta rival liderada por Xavier Niel y el campeón olímpico Teddy Riner que ofrecía 60 millones.
Por su parte, New Millennium Sports, la distribuidora en España de la marca Kelme, salió oficialmente del concurso de acreedores en junio de 2023 tras lograr el respaldo del 75% de sus acreedores para un convenio aprobado por el Juzgado Mercantil de Elche. La empresa había ingresado en concurso en 2021 con una deuda total estimada en 15 millones de euros, la mitad contraída con su principal accionista, la firma china Yuanxiang, y otros 3,2 millones derivados de una condena judicial.
Nike y Adidas consolidan su liderazgo
Frente a este panorama de concursos y reestructuraciones, los gigantes internacionales del deporte mantienen una posición sólida. Nike y Adidas siguen liderando el sector tanto a nivel global como en el mercado español. En su ejercicio fiscal de 2023, Nike registró unos ingresos de 51.200 millones de dólares (unos 46.000 millones de euros), según Investors Nike, mientras que Adidas alcanzó los 25.500 millones de dólares (23.000 millones de euros), de acuerdo con su informe anual.
Aunque su cuota de mercado ha cedido ligeramente frente al auge de marcas emergentes como On Running o Hoka, ambas compañías han sabido adaptarse. Adidas ha capitalizado el retorno de modelos icónicos como las Gazelle y Samba, reforzando su posicionamiento cultural y urbano. Nike, en cambio, ha sufrido presiones por el encarecimiento de la cadena logística en Asia, lo que ha afectado a sus márgenes y cotización bursátil, pero conserva una presencia dominante.
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