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'Las Palmerillas', medio siglo impulsando el 'milagro' de los invernaderos almerienses

  • La estación experimental de Cajamar se ha convertido en un referente internacional en innovación agroalimentaria
  • La producción hortofrutícola de la provincia andaluza equivale a la oferta conjunta de Grecia y Portugal
Una investigadora de 'Las Palmerillas' atiende a uno de los miles de visitantes que recibe cada año la estación

'Las Palmerillas', la Estación Experimental de Cajamar en El Egido, ha acompañado al sector hortofrutícola de Almería en su camino hasta el liderazgo mundial gracias a la apuesta continua por la innovación tecnológica, la sostenibilidad medioambiental y la transferencia de conocimiento

El éxito del sector hortofrutícola español bajo invernadero dificilmente puede entenderse sin la contribución de Estación Experimental 'Las Palmerillas' que Cajamar puso en marcha allá por 1975. Fue con los primeros beneficios significativos que obtuvo la entonces Caja Rural Provincial de Almería con los que se plantó la semilla de un centro que a día de hoy sigue manteniendo más vivo que nunca el pulso innovador de la agricultura bajo cubierta de nuestro país.

El espectacular despegue de la agricultura del poniente almeriense sigue siendo motivo de asombro y de ejemplo. Lo que hace algo más de medio siglo era una zona desértica se ha convertido en un auténtico vergel gracias a un sistema de producción, los invernaderos, por el que apostaron los agricultores durante los Planes de Colonización de la década de los cincuenta en busca de producciones hortícolas como el tomate, el pepino o el pimiento más rentables que los cultivos tradicionales.

Hoy, Almería es la primera provincia española en valor de la producción agraria, con más del 6 % del total nacional, con unas ventas al exterior de más de 3.800 millones de euros en hortalizas, lo que equivale a la oferta conjunta de Grecia y Portugal. Concentra la mayor producción de hortalizas del mundo y es la principal suministradora de productos frescos de calidad de la Unión Europea.

El dinamismo e inteligencia empresarial demostrado por el sector agrario de esta provincia andaluza ha tenido en la mejora constante su gran palanca. Y ahí, ha contado con un aliado de excepción. "Probablemente, el papel más importante jugado a través de la Estación Experimental ha sido contribuir a generar una cultura abierta hacia la innovación", asegura la cooperativa de crédito en el libro realizado para celebrar la efeméride.

Del riego por goteo a lucha integrada

En un territorio de insuficiencia hídrica, el agua se convirtió pronto en el principal motivo de preocupación y ocupación de la estación, con un doble objetivo: la mejora de la gestión y el aseguramiento de su disponibilidad a largo plazo. La Estación Experimental 'Las Palmerillas' comenzó pronto a impulsar el riego por goteo cuando todavía era desconocido en España a finales de los setenta. Frente a las reticencias iniciales, su expansión fue muy rápida por las ventajas que suponía. De esta forma, a principios de 1990 estaba totalmente establecido en la provincia, cuando en el resto de España era marginal su uso.

Para facilitar la implantación de los sistemas de riego por goteo, desde la estación se elaboraron diferentes materiales y herramientas, en los que se explicaba cómo realizar el diseño de la instalación y cómo asegurarse que todas las plantas recibían la cantidad necesaria para su correcto desarrollo. La medición de variables como temperatura, humedad relativa, radiación, evaporación y precipitación y viento (exterior) permitieron hacer recomendaciones de riego adecuados a cada uno de los cultivos para alcanzar ahorros de hasta el 70 % en el consumo hídrico. Hoy Almería es una de las zonas del mundo donde se realiza una gestión más eficiente del regadío.

El estudio de los acuíferos para conocer su comportamiento y dinámica de recarga y extracción realizados desde la Estación fueron fundamentales para el diseño de estrategias con las que asegurar la producción y garantizar la sostenibilidad de este vital recurso como la desalación o la reutilización del agua. Otra de las líneas básicas de trabajo de la Estación Experimental en sus primeros años estuvo orientada a la mejora de las estructuras invernadas. En estos últimos 50 años la evolución de los invernaderos ha sido notable, empezando por el aumento de la altura, pasando por el "raspa y amagado", y llegando hasta los modernos invernaderos multitúnel más automatizados y mejor aislados del exterior.

Los trabajos realizados en la Estación permitieron calcular la inclinación óptima de la pendiente de la cubierta, con el objetivo de maximizar la radiación capturada durante la época de menos horas de luz, y la superficie adecuada de ventilación, que permitía controlar el clima de forma pasiva, reduciendo el exceso de humedad y las elevadas temperaturas de los meses estivales. Al mismo tiempo, el uso de mallas y dobles puertas han servido como barreras que dificultan la entra da de plagas desde el exterior.

Pero quizá una de las aportaciones más importantes ha sido el desarrollo de la lucha biológica contra las plagas para reducir el uso de fitosanitarios con la creación de islas de biodiversidad para el desarrollo de los principales depredadores de los insectos que atacan a los cultivos.

El espíritu inicial de la Estación de adaptar los últimos desarrollos tecnológicos a la realidad del campo para fomentar la generación de valor, incrementando la productividad mediante prácticas sostenibles y un uso eficiente de los recursos, e impulsar la cultura de la innovación y la cooperación entre los diferentes agentes de la cadena sigue más vivo que nunca y se abre a nuevos campos como el desarrollo de nuevas variedades, la economía circular, la biotecnología, la agricultura regenerativa o la robótica.

Entre los ensayos actualmente en curso, en colaboración con centros tecnológicos, universidades y empresas de referencia internacional, destacan los relacionados con la valorización de subproductos agrícolas y el uso de microorganismos en alimentación, farmacia y estética aplicando los recursos más novedosos de la biotecnología, así como el diseño de nuevos envases y formatos biofuncionales para la comercialización de alimentos saludables y de alto valor añadido.

El compromiso con la cultura de la innovación de Las Palmerillas, a la que en 2012 se unió el Centro de Experiencias Cajamar en Paiporta (Valencia), especializado también en cultivos hortofrutícolas mediterráneos, tanto al aire libre como bajo abrigo, cobra todo su sentido con una intensa agenda de transferencia de conocimiento para trasladar de forma directa a productores y técnicos las últimas novedades de sus diversos campos de trabajo y, a la vez, conformar redes profesionales que agilicen el intercambio de información.

Así, durante ese medio siglo de vida en las dos estaciones experimentales se han realizado más de 90 proyectos de I+D, creando una red de 3.000 expertos en conocimiento e innovación agroalimentaria, la realización de 150 eventos de transferencia agroalimentaria con más de 20.000 asistentes anuales y la edición de más de 600 publicaciones de estudios y divulgación agroalimentaria

'Las Palmerillas' cuenta con nuevas instalaciones

'Las Palmerillas fue el germen de todo un sistema de innovación único en el sector en el que, además de Paiporta, se integran hoy en día la comunidad digital Plataforma Tierra, la aceleradora de empresas de base tecnológica Cajamar Innova y la Escuela de Formación Agroalimentaria Cajamar.

Nuevas instalaciones

La celebración del 50 aniversario contó con la presencia del ministro de Agricultura, Pesca y Alimentación, Luis Planas; el consejero de Agricultura, Pesca, Agua y Desarrollo Rural de la Junta de Andalucía, Ramón Fernández-Pacheco; el presidente de la Diputación de Almería, Javier Aureliano García, y el alcalde de El Ejido, Francisco Góngora, además del presidente de Cajamar, Eduardo Baamonde.

El acto fue también el marco en el que Cajamar presentó al público las nuevas instalaciones de la Estación Experimental , un espacio diseñado siguiendo los estándares internacionales más avanzados en eficiencia y sostenibilidad, con módulos fotovoltaicos para el autoconsumo energético y el máximo aprovechamiento de la luz natural. El nuevo edificio de dos plantas ocupa más de 1.500 metros cuadrados, de los que 400 se dedican a un laboratorio de biotecnología equipado con todas las herramientas necesarias para ofrecer los mejores servicios especializados en desarrollo de bioproductos, análisis de biomasa, aguas y suelos, tecnología de alimentos y bioeconomía circular. Un nuevo espacio para la cocreación, desde el que los especialistas de la Estación podrán aportar su experiencia y capacidad en proyectos de investigación aplicada para contribuir así al desarrollo de una agricultura más eficiente, sostenible y rentable.

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