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Así nació el millonario negocio del Vending: de las máquinas expendedoras de agua bendita para los faraones a las de Coca-Cola de la oficina

Foto: elEconomista.

El vending ha formado parte del consciente colectivo de la mayoría de las sociedades. Y es que, este sistema automático de expendedoras de productos nos ha acompañado durante mucho tiempo, incluso desde hace miles de años, al punto que ha llegado a convertirse en un indispensable del día a día en la oficina, de la calle o de cualquier lugar público.

Para situarnos, el término "vending" proviene del inglés y se refiere a la venta automática de productos a través de máquinas expendedoras. Este sistema ha crecido exponencialmente a nivel mundial, transformando la forma en que los consumidores adquieren productos en su día a día. La comodidad y la rapidez que ofrecen estas máquinas han hecho que cada vez más personas las prefieran como una opción de consumo, pero también para hacer negocios.

Si bien en la actualidad la entrada de estas máquinas pudo amenazar la mano de obra de millones de trabajadores de cadenas minoristas, han sabido convivir, incluso esta simbiosis ha permitido que se convierta en un negocio rentable (en España este sector facturó 1.725 millones en 2021 tras su desplome por el confinamiento). En esta línea, las ventajas del vending son variadas tanto para los consumidores como para los proveedores.

Respecto de los compradores, la disponibilidad 24/7 y la posibilidad de encontrar una amplia gama de productos en cualquier lugar y hora son factores fundamentales. Los proveedores, por su parte, aprovechan la reducción de costes operativos y la eliminación de la necesidad de una tienda física, lo que les permite maximizar sus ganancias. Es decir, un negocio redondo.

Primeras vending de Nueva York.

El vending, como señalábamos anteriormente, ha formado parte de la estructura de nuestro día a día y del consciente colectivo de las sociedades. Han sido estas expendedoras las que durante muchos años nos han salvado de urgencias e imprevistos, de la mano de altos desarrollos de automatización que se han ido vinculando con nuestros móviles y que han dejado de lado a las monedas y billetes para su funcionamiento.

El primer vending de la historia no fue en Nueva York

Pese a su fuerte presencia en nuestro día a día, pocos conocen que la historia del vending se remonta a la antigüedad. Los auténticos pioneros fueron los egipcios, específicamente el ingeniero Herón de Alejandría, quien inventó una máquina para dispensar agua bendita en los templos de Tebas. Este invento, que funcionaba con monedas de cinco dracmas, permitió a los fieles lavarse las manos y la cara antes de entrar a los sagrados recintos de la época.

La tecnología que Herón de Alejandría aplicó fue sorprendentemente simple y eficaz: una balanza que abría la válvula para que el agua fluyera al detectar el peso de la moneda. Una vez que la moneda caía, el mecanismo se reiniciaba. Era un ejemplo de ingenio y funcionalidad que sentaría las bases para el desarrollo de las máquinas expendedoras modernas.

El primer uso de máquinas expendedoras tal como las conocemos en nuestros dias ocurrió a finales del siglo XIX. En 1880, Richard Carlisle, un editor inglés, lanzó una máquina para la venta de libros, marcando un hito en la historia del vending. Apenas ocho años después, el inventor de la goma de mascar, Thomas Adams, trajo este concepto a Estados Unidos, instalando máquinas en el metro de Nueva York.

Con el pasar de los años, el ámbito de las máquinas expendedoras se expandió, abarcando productos variados como cigarros, sellos y postales. En Filadelfia, el restaurante Horn & Hardart fue pionero en ofrecer una experiencia gastronómica completamente automatizada hasta 1962, revolucionando la percepción de la comida rápida.

A inicios de la década de 1920, las máquinas de vending comenzaron a ofrecer bebidas gaseosas, y la compañía Vendorlator Manufacturing Company introdujo las icónicas Coca-Cola y Pepsi en el mercado. Esto representó un avance significativo en la diversificación de productos disponibles en estas máquinas.

Foto: Dreamstime.

En la actualidad, los fabricantes de máquinas de vending están continuamente innovando para mejorar la experiencia del usuario. Desde métodos de pago simplificados hasta la conectividad a través de teléfonos móviles, el futuro de las máquinas expendedoras parece prometedor y lleno de posibilidades.

Una oportunidad de negocio

El vending ha recorrido un largo camino desde su invención en el antiguo Egipto hasta convertirse en una industria multimillonaria. El interés creciente por este modelo de negocio refleja una tendencia hacia la conveniencia y la accesibilidad en el consumo, llevando la venta automática al siguiente nivel. Las máquinas expendedoras no solo han facilitado la vida de las personas, sino que también han abierto puertas a oportunidades comerciales sin precedentes.

Así llegamos al caso del estadounidense Marcus Gram, quien ha sido de los que en estas máquinas ha visto una gran oportunidad de hacer negocios. Como parte de su trabajo secundario, que pronto pasó a ser el principal, el joven de 31 años ha creado un imperio de expendedoras, las cuales le han permitido ganar más de 460.000 euros al año, de la mano de 21 máquinas instaladas en diversas ciudades estadounidenses.

Las expendedoras en el nacimiento del cajero automático

Para conocer el fenómeno de los cajeros, toca remontarnos a 1965, a Londres, y dimensionar la experiencia que tuvo el escocés John Shepherd-Barron con su banco.

Este hombre vivía en el campo, y viajó durante varias horas hasta la capital británica para cambiar un cheque en la filial de su banco, pero se encontró con que ya había cerrado, tras llegar un minuto tarde.

Por culpa de ese contratiempo, el escocés empezó a pensar en cómo podía tener acceso a su dinero a cualquier hora, así tuvo un momento 'eureka' para no tener que vivir un episodio similar.

De esta manera, pensó en las máquinas dispensadoras de chocolates. Y lo mismo quiso que ocurriera con el dinero en efectivo a cambio de un cheque de autenticidad. Según relató el propio Shepherd-Barron a la BBC "se me ocurrió la idea de crear una máquina que entregara efectivo en lugar de chocolates".

Ese mismo año, le llevó su invento a un directivo del Banco Barclays. Sin tanto preludio, le aprobaron el proyecto y le encargaron el desarrollo de esta creación. De esta forma, el 1 de junio de 1967 comenzó a funcionar en Enfield, un pueblo cercano a Londres, el primer cajero automático, creado por Sheperd-Barron y comercializado por la firma británica De La Rue.

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