Retail - Consumo

Por qué no deberías guardar la leche en la puerta de la nevera

Foto: Canva.

Muchas personas ejecutan verdaderas obras de ingeniería a la hora de organizar la compra en su nevera. Aunque cada uno tiene su estilo, sí que es verdad que hay un patrón que se repite muy a menudo: guardar el cartón de leche en la puerta de la nevera en lugar de en las baldas.

Guardar el cartón de leche en la puerta de la nevera puede parecer una gran idea, dado que nos ayuda a economizar al especio que hay y dejar las baldas para otros productos más voluminosos, pero lo cierto es que no es realmente una buena decisión. ¿La razón? La temperatura a la que debe conservarse la leche para que no se estropee.

El nutricionista Pablo Ojeda daba las claves en Más Vale Tarde, programa de La Sexta, para saber dónde colocar la leche en la nevera. La cuestión radica en que la puerta es la zona de la nevera con más oscilaciones de temperaturas, dado que al abrirla para coger cualquier tipo de alimento es la parte más fronteriza con el exterior. Esto expone a la leche a variaciones térmicas que hacen más difícil su conservación.

En lugar de en las puertas, la leche debería ir a las baldas centrales y superiores, al igual que el resto de lácteos o, por ejemplo, los huevos. Ahí deben ir los productos con fechas de caducidad próximas, de escasa duración.

Los productos que deben ir en la puerta de la nevera son otros: las bebidas o refrescos y las salsas no caseras (como la mostaza, el kétchup...), que aguantan mucho mejor esas variaciones de temperatura y no necesitan unas condiciones térmicas tan estrictas como la leche.

Por su parte, las baldas inferiores deben quedar reservadas para los productos que necesitan una temperatura más fría: aquí estarían las carnes y los pescados, además de la verdura, que por eso tiene su propio cajón en la parte inferior de la nevera.

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