
A la hora de comprar, guardar y conservar los alimentos en el hogar cada persona tiene en su casa unas costumbres arraigadas que, aunque se han hecho siempre, no son lo más recomendable para garantizar la seguridad alimentaria, sobre todo, con ciertos tipos de productos que son más peligrosos si se consumen en mal estado, como es el caso de los huevos.
Los huevos son un alimento muy presente en la dieta mediterránea, por lo que es muy normal comprarlos de forma frecuente y almacenarlos durante días en el hogar, normalmente, en el frigorífico.
Hay que tener en cuenta que los huevos no pueden permanecer en la nevera más de tres semanas sin consumirse y en ningún caso se puede ampliar el periodo de conservación mediante el congelador, ya que es un alimento que se debe consumir fresco.
Teniendo estas recomendaciones en cuenta, el siguiente paso es saber en qué lugar es mejor guardar los huevos, sobre todo, porque la mayor parte de los frigoríficos tienen un compartimento en la propia puerta para guardar los huevos, algo que no es del todo recomendable si se quieren conservar en buen estado.
¿Dónde es mejor guardar los huevos?
Los huevos se han de conservar en la nevera, preferiblemente, en las baldas superiores, que son las que menos temperatura alcanzan, ya que la temperatura ideal es de unos 5ºC. Además, hay que saber que los huevos no deben lavarse antes de guardarlos en la nevera, como indican desde la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU).
Por otro lado, el motivo por el que no es recomendable guardar los huevos en la puerta es porque estos necesitan una temperatura lo más estable posible, es decir, evitar los cambios de temperatura que se producen cuando se abre y se cierra el frigorífico constantemente.
Así lo indican desde INOVO, la Asociación Española de Industrias de Ovoproducto que pertenece a la Organización Interprofesional del Huevo y sus Productos (INPROVO), que detallan la importancia de mantener los huevos a temperatura estable: "Tan importante como mantener una temperatura adecuada es evitar los cambios térmicos bruscos, sobre todo el salto de bajas a altas temperaturas", como se indica en la guía del Manejo del Huevo y los Ovoproductos en la cocina, del Instituto de Estudios del Huevo.
La explicación es que este cambio de temperatura brusco "puede producir condensación de agua en la superficie de la cáscara y favorecer la entrada al interior del huevo de microorganismos junto con el agua a través de los poros". De hecho, esta también es la razón por la que los huevos no se mantienen refrigerados durante su almacenamiento y distribución, pero en cambio sí se recomienda conservarlos en frío en el hogar.
De este modo, es mejor dejarlos en el interior de la nevera, en la balda superior, y sacar solo aquellos huevos que se vayan a consumir, en lugar de sacar y volver a meter a la nevera el paquete completo de huevos.