
La industria aceitera reclama una reforma de la Ley de la Cadena para que sea justa y transparente porque la actual, según dicen, no funciona. "La ley está fallando a favor del sector primario. Ellos tienen ayudas y subvenciones, como las de la PAC, que no se tienen en cuenta a la hora de reducir los costes efectivos de producción, y al final es la industria quien se acaba viendo perjudicada, porque somos nosotros los que tenemos que asumir esto", afirma el director general de Asoliva (patronal de las empresas exportadoras de aceites de oliva y de orujo), Rafael Picó.
En general, tanto Asoliva como la asociación nacional de envasadores y refinadores de aceites (Anierac) coinciden en que "la Ley de la Cadena está mal redactada y es perjudicial para la industria, ya que el resto de países no tienen estas trabas. Somos nosotros quienes tenemos que hacer frente a los costes de producción y por lo tanto no podemos ser competitivos. Debería haber un reglamento unitario por parte de la Unión Europea".
Costes efectivos
La Ley de la Cadena Alimentaria se modificó con el objetivo de que los precios fueran más justos para todos los componentes de la misma, prohibiendo además la destrucción de valor con la venta a pérdidas. "El coste efectivo de producción no se conoce. Por ello, lo lógico sería que fueran los propios agricultores quienes determinaran dicho costes, pero esto no es así. Esta legislación tiene una trampa y es que debe ser el comprador quien determine los costes", comenta Primitivo Fernández, director general de Anierac.
"Nadie sabe cuales son los costes de producción, por lo tanto tienes que creerte lo que te diga el vendedor ya que nadie puede averiguarlo realmente. La conclusión es que este coste efectivo es difícil de aplicar, principalmente porque falta transparencia", añade. Además, desde la industria aceitera reclaman una legislación que se adapte a todo el sector primario, pues "hay muchos productores con distintos costes y con escenarios diversos", dice Picó.
La guerra de Ucrania, que se inició en febrero de 2022, y el comienzo de la campaña de recogida del aceite de 2021/2022 ha tenido consecuencia nefastas a todos los niveles. Esto acabó repercutiendo al consumidor que vio como el precio de este producto se llegó a encarecer hasta en un 40%.
"¿Cómo es posible que los precios del aceite se elevaran tanto cuando existía de la campaña de recogida anterior un sobrante de aproximadamente 500.000 toneladas?", se pregunta Picó. "Al final siempre que hay aumentos para el sector lo acabará pagando el consumidor", añade el director general de Asoliva.
Sin embargo, desde el punto de vista de los agricultores y ganaderos, las ayudas económicas que recibe el secvtor tampoco son suficientes, pues las "subvenciones actuales al sector primario no logran cubrir ni el 6% de los costes de producción ", según aseguró el presidente de la asociación agraria de jóvenes agricultores (Asaja), Pedro Barato, durante la jornada sobre la Sostenbilidad del campo a la mesa organizada por elEconomista.es. Asimismo, dijo que "de los pagos por pérdida de renta en la Unión Europea, un agricultor medio recibe como máximo el 30% de su renta, si con eso logras vivir enhorabuena, pero no es la realidad".
Ayudas al sector
Si se tienen en cuenta todas las ayudas que ha recibido el sector primario en el último año, y sobre todo a raíz de la invasión de Rusia en Ucrania, estas alcanzan ya un valor de 1.800 millones de euros, y los precios en origen continúan subiendo. De hecho, en el último año el sector primario ha subido un 62,7% los precios en origen -un 71,2% en dos años-, debido a la escalada también de los costes que soportan y que, según denuncian, está provocando una pérdida de su rentabilidad. La inflación así sigue fuera de control.
Pérdida de competitividad
El incremento del precio por los costes de producción y las continuas trabas de la Ley de la Cadena Alimentaria está derivando en una caída de la competitividad. Las empresas españolas en el mercado exterior se están viendo afectadas por estas circunstancias. "El principal competidor de España son países como Túnez o Turquía", alega el director general de Asoliva, Rafael Picó.
A esto hay que sumarle que "la campaña de producción del aceite de este año está siendo baja, y como no llueva, la del año que viene será catastrófica", alerta Picó. A lo que añade que "lo peor para un sector no son las crisis como tal, es no tener producción. Así, del millón de toneladas que se produjo el año pasado, este año, con suerte, llegaremos a las 650.000 toneladas". En general, la producción agrícola ha caído, en concreto, un 24,6% en el último año, según los datos estadísticos del Ministerio de Agricultura.
A nivel internacional, el aceite de oliva tiene una cuota de mercado del 3% entre las grasas. Además, ahora, con este incremento en los precios, "los consumidores están optando por otro tipo de aceite o grasas animales que son de menor calidad y menos saludables", asegura el director general de Asoliva. De hecho, las estimaciones de la Comisión Europea prevén que la producción griega crezca un 51% al cierre de esta campaña, hasta las 350.000 toneladas; al tiempo que la turca lo hará un 17%, hasta las 285.000 toneladas. Italia, Túnez y Marruecos, como España, verán, en cambio, su producción mermada.
Cambio en los hábitos
Con el estallido de la guerra de Ucrania hubo una escasez de aceite de girasol, el cual se encareció. "Esta claro que esto sirvió de incentivo para que el consumidor internacional optara por comprar aceite de oliva, y algo similar ocurrió durante la pandemia", afirma Picó. "El año pasado las exportaciones de aceite alcanzaron más del millón de toneladas. El panorama de este año es muy distinto. Con suerte lograremos comercializar en el extranjero 700.000 toneladas. Esto era algo impensable para un país como España que cada vez tiene más plantaciones de olivos", alertan desde Asoliva. De esta manera, desde la industria aceitera quieren resaltan que una barrera que tiene España son las trabas impuestas por la Ley de la Cadena Alimentaria y sobre todo por la modificación que afecta a los costes efectivos de producción.
Para poder abastecer al mercado interior la industria aceitera está frenando las exportaciones, que se estima que se han reducido un 16%, de acuerdo con los datos a 31 de diciembre del año pasado y hasta un 20% si se tiene en cuenta la media de las últimas campañas.