Retail - Consumo

Bruselas da aire a la naranja española al 'enfriar' las importaciones

  • El tratamiento supondrá 20 millones para Sudáfrica, su principal rival
  • La entrada del 'cotonet' desde ese país ha supuesto pérdidas de 200 millones
Un campo de naranjos.
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El principal rival de las naranjas españolas en el mercado europeo, Sudáfrica, tendrá un poco más complicado comercializar su producto en la Unión Europea. Bruselas ha aprobado imponer el tratamiento en frío a las importaciones de naranjas de países que sufren la plaga de la 'falsa polilla'. Una medida que supone un coste de 4 céntimos por kilo que se exporte desde el país sudafricano según las estimaciones del sector citrícola.

El país sudafricano es el origen de alrededor de 450.000 toneladas anuales de naranjas que se venden en los países de la Unión Europea. Teniendo en cuenta ese volumen y también los gastos administrativos que supondrá la nueva medida, el coste extra anual rondará los 20 millones de euros, según explica Jenaro Aviñó, director de la Asociación Valenciana de Agricultores (AVA-Asaja).

La decisión del comité europeo que regula los controles sanitarios a los productos agrícolas y ganaderos obligará a realizar en las próximas semanas un pretratamiento a 5 grados a las naranjas antes de embarcarlas y durante su transporte deberán mantenerse a entre -1 y 2 grados centígrados de temperatura, para evitar que la larva de la falsa polilla pueda sobrevivir.

Pese a contar con el apoyo de la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) ha sido necesario un largo tira y afloja, especialmente por el rechazo de países como Holanda, puerta de entrada y distribuidor de buena parte de los cítricos del país sudafricano, todo el sector coincide en que se trata de un éxito.

Competencia

Las importaciones de naranjas y otros cítricos de Sudáfrica a Europa no han dejado de crecer, especialmente desde que entró en vigor el acuerdo comercial de 2016, que contempla una reducción progresiva de los aranceles a la fruta importada entre el 1 de junio hasta el 30 de noviembre. En 2025 ese arancel desaparecerá por completo. Según los último datos de Eurostat, las importaciones de naranja sudafricanas suponen 465.000 toneladas y representan casi la mitad de los 700 millones de euros del volumen total en que se valoran las importaciones de fuera de la Unión Europea.

Por su parte el campo español es el mayor productor europeo de naranjas, con más del 50%. Sus ventas a otros países comunitarios generan ventas anuales superiores a los 1.000 millones de euros, que superan los 2.500 millones si se suman otros cítricos como mandarinas, limones y pomelos.

"A raíz del acuerdo de 2016 se ha plantado muchísima naranja y mandarina, sobre todo variedades tardías que llegan al final de su campaña", comenta Carles Peris, secretario general de La Unió. Esa coincidencia de la producción sudafricana y española en otoño ha avivado la competencia. "Cuando nosotros empezamos la campaña (octubre) aún quedan muchas naranjas de Sudáfrica en los lineales de toda Europa por ese límite fijado hasta el 30 de noviembre. Si tienen ganada la posición y quieres entrar en ese mercado a principio de temporada tienes que bajar precios" añade.

Pese al coste extra del tratamiento en frío, desde los sindicatos agrarios se da por hecho que los productores y los importadores sudafricanos se adaptarán al tratamiento en frío precisamente por la rentabilidad con el fin del arancel. "Ya lo estaban haciendo para envíos a otros países como Estados Unidos, como se hace desde Europa, o Asia" apunta el director de AVA-Asaja.

Para los citricultores españoles, el paso adelante conseguido en sanidad vegetal con el acuerdo de Bruselas tiene un peligrosos agujero: no se aplica a mandarinas y pomelos, que también pueden transportar la 'falsa polilla'. "Está considerada la tercera plaga más peligrosa para la agricultura en todo el mundo por sus efectos y puede contagiar a árboles frutales e incluso rosales y robles", comenta Jenaro Aviñó.

El antecedente del 'cotonet'

La larga guerra del sector citrícola español en Bruselas para conseguir más controles ante el posible contagio de plagas se explica especialmente por la voracidad del 'cotonet', una variedad de cochinilla de Sudáfrica. Un invasor que aquí no tiene depredadores y cuyos principales productos químicos para combatirlo no están autorizados. Esta plaga se ha extendido en los campos entre Valencia y Castellón y ya se ha detectado en Murcia.

Desde AVA-Asaja aseguran que en la pasada campaña supuso unas pérdidas de cerca de 200 millones de euros. Y no solo eso, en un momento de subida generalizada de costes, desde La Unió estiman que los actuales medios para combatirla suponen encarecer en 14 céntimos por kilo.

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