
Cambio estratégico, o derrape de última instancia.El Gobierno abrió ayer la posibilidad de que Pedro Sánchez sea investido presidente el próximo mes de julio. La ministra de Hacienda en funciones, María Jesús Montero, fue la encargada de transmitir a Unidas Podemos que, de no ser de este modo, no se repetirá la votación de investidura en septiembre. Luego, el único escenario que queda es el de repetición de elecciones generales, un auténtico anatema para Unidas Podemos, que comicio tras comicio pierde en cada uno de ellos un millón de votos.
La titular de Hacienda hacía estas declaraciones justo el mismo día en el que los políticos presos por el procés (Josep Turull, Jordi Rull y Jordi Sànchez) enviaban una carta a su partido, desde la prisión de Llenoders, instando a Carles Puigdemont a que propicie la abstención ante la investidura de Pedro Sánchez.
Al respecto, Carmen Calvo, vicepresidenta del Gobierno, rebajaba presiones y apostillaba que esta urgencia –la de constituir un Ejecutivo en julio– no respondía a movimientos estratégicos, sino más bien ante los grandes retos que se le presentan a España en el horizonte, y ante los que tiene que dar respuesta, como es la senda de déficit que se ha de enviar a Bruselas, y que no se puede articular desde un Gobierno en funciones.
El calendario
De momento, y sin fechas fijadas en el calendario, la única obviedad que existe acerca del mismo es que el candidato Pedro Sánchez se entrevistará el próximo 2 de julio con Meritxell Batet para proponerle una fecha a la Cámara. En ese sentido, se barajan el 9 y el 11, el 16 y el 18 de julio y, el 23 y el 25.
Según recoge la Constitución, que la primera votación de investidura prospere en primera ronda dependerá solo de la obtención de la mayoría absoluta de la Cámara (176 escaños a favor), mientras que, en la segunda votación, que ha de tener lugar 48 horas después, es válido que haya más síes que noes a favor del candidato propuesto.
En el caso de que el calendario de julio sea un mes fallido para los intereses de Sánchez, la ley estipula que justo después de la primera votación correrá un plazo máximo de dos meses para celebrar la segunda ronda de investidura, otra vez con dos votaciones (una para la mayoría y otra con más votos a favor que en contra).
Fuerzas parlamentarias afirman que el PSOE se ha propuesto abrasar con presiones a Iglesias
Este jueves, las terminales socialistas desplegadas apostaban por la convocatoria de unas elecciones generales de fracasar la primera ronda de votaciones de investidura, rechazando de plano la celebración de una segunda ronda, con sus consiguientes votaciones, lo que aboca a una vuelta a las urnas en los primeros días del mes de noviembre.
Fuerzas parlamentarias consultadas por eE afirman que esta posición de última hora del PSOE es la extensión de las presiones que recaen sobre Unidas Podemos para que desista de pisar ministerios, pero se abra a dar luz verde a un Gobierno de Sánchez.