
El apoyo de los tres votos de Barcelona pel Canvi -la plataforma del ex primer ministro francés Manuel Valls- para la investidura de Ada Colau que le permitió el sábado repetir como alcaldesa de Barcelona, no se volverá a producir. El motivo es la decisión del exministro socialista Celestino Corbacho de pasar a las filas del grupo municipal de Ciudadanos -manteniéndose como independiente-, lo que deja a Valls con solo dos concejales: él mismo y Eva Parera (ex de Unió).
Estos dos ediles son insuficientes para que Colau pueda sumar mayoría en el pleno junto a los socialistas, lo que la obligará a buscar más aliados si pretende sacar adelante sus propuestas de gobierno. Con todo, la agenda política se centra, de momento, en la guerra abierta entre Valls y Ciudadanos.
En su primera rueda de prensa tras la ruptura anunciada por la formación naranja, Valls lanzó duras críticas contra su hasta ahora partido aliado, especialmente por sus acuerdos con Vox.
Valls sostuvo que mantendrá su cargo como edil en la oposición en Barcelona, pese a perder su papel decisivo, después de que Cs pusiera fin a la relación con la plataforma -restándole así tres concejales- por haber apoyado la investidura de Colau, y de que Corbacho optase por los naranjas -que tendrán así cuatro ediles-.
Insistió en que el apoyo a Colau era la menos mala de las opciones, ya que la alternativa era que Barcelona tuviese un alcalde independentista, y afeó la estrategia "sectaria" e "irresponsable" de Ciudadanos, que censuró que se basa en el "cuanto peor, mejor", una estrategia "equivocada y peligrosa" basada en fomentar la confrontación con la intención de obtener réditos electorales.
Para Valls, la "lucha de derechas" en la que se ha sumergido la formación naranja ha dejado "huérfanos" a muchos de los votantes que optaron por Inés Arrimadas en las elecciones catalanas del 21 de diciembre de 2017, convocadas tras la Declaración Unilateral de Independencia (DUI) en el Parlament y la aplicación del artículo 155 de la Constitución en Cataluña.
También criticó que, tras esos comicios, Ciudadanos sacrificó su protagonismo en Cataluña por su estrategia en el conjunto de España, que ha pasado, remarcó, por una aproximación al Partido Popular e incluso a Vox. "Compartí muchas cosas con Ciudadanos, pero poco a poco ese partido se fue convirtiendo en un partido diferente", lamentó Valls.
Compromiso
Ante un divorcio que se vislumbraba hace tiempo, desveló que, si no rompió con Rivera tras las elecciones andaluzas -por su pacto "indirecto" con Vox, que también se ha dado ahora en Madrid-, fue por su "compromiso con Barcelona".
"No se puede pintar siempre España en blanco y negro. Se dice liberal, progresista y europeísta, pero Ciudadanos se ha convertido en el partido que pacta de hecho con una formación inliberal, reaccionaria y antieuropea", reprochó.
Preguntado por la posibilidad de que cree un nuevo partido en Cataluña, Valls lo descartó, pero insistió en que quiere contribuir a la construcción de una estrategia constitucionalista unitaria, algo que, admitió, va a ser difícil por las "discrepancias" entre las formaciones contrarias a la independencia, según informó Efe.
Respecto al futuro de Barcelona, defendió que Colau y el líder del grupo municipal de ERC en la capital catalana, Ernest Maragall, "no son lo mismo", aunque calificó de "lamentable" y "reprobable" la decisión de la recién renovada alcaldesa de volver a colocar un lazo amarillo en la fachada del consistorio barcelonés, hecho por el que Ciudadanos había rechazado el apoyo de Valls a la actual alcaldesa de la Ciudad Condal.