Política

Una jornada de consecuencias inesperadas: pros y contras de un 'superdomingo' electoral

Foto: Pixabay

Este año 2019 que acabamos de estrenar va a ser el principio y el final de muchas cosas en la política patria. A decir verdad, cada año desde 2014 ha sido así: surgió Podemos, murió UPyD, creció Ciudadanos, cambiamos de Rey, fracasó un golpe interno en el PSOE, la corrupción empezó a pasar factura, Cataluña declaró -un poco- su independencia, triunfó una moción de censura, el PP celebró primarias, la ultraderecha entró en las instituciones, Andalucía dejó de ser socialista...

Pero sobre todo lo anterior sucedió que España y cada una de sus instituciones se volvieron ingobernables en solitario. Y esa obligación de buscar acuerdos lo ha cambiado todo.

Al margen de todo eso, este 2019 tiene algo aún más especial si cabe, y es la coincidencia de las elecciones autonómicas y municipales con las europeas. El hecho de que las primeras se celebren cada cuatro años y que las segundas sean cada cinco ha hecho que, hasta la fecha, nunca sucedieran a la vez. Así, el próximo 26 de mayo los ciudadanos irán a las urnas para renovar tres o cuatro instituciones de una sentada: al Parlamento Europeo hay que añadir ayuntamientos y diputaciones, además de cabildos y juntas generales -donde los haya- y todas las autonomías, salvo País Vasco, Galicia, Cataluña y Andalucía.

Eso, de entrada, tiene una consecuencia positiva. Las elecciones europeas, que son las que tradicionalmente cuentan con una menor participación, se verán beneficiadas por el 'arrastre' de los comicios locales. Hay una contrapartida, y es la disolución de las propuestas. En un momento en el que Europa está en crisis y requiere de un importante reenganche ciudadano, la campaña electoral local y autonómica eclipsará las propuestas comunitarias. Si ya de normal tienen poco calado en el electorado, presumiblemente en esta ocasión tendrán aún menos.

Si se presume que las elecciones locales fagocitarán en interés a las europeas, las generales acabarían por invisibilizarlas

Pero la confluencia de fechas, de hecho, podría ir a más. Se sabía que este 2019 podía ser el del 'fiestón de la democracia', porque la inestabilidad política podía deparar un adelanto de las elecciones generales. Ahora bien, ¿qué pasaría si el adelanto se hiciera coincidir con las citas antes mencionadas en lo que se ha bautizado como superdomingo?

La opción existe. La deslizó el ministro José Luis Ábalos y luego la reforzó el presidente Pedro Sánchez. Poco después fuentes del Ejecutivo diluyeron la posibilidad. Pareció, a su forma, un globo sonda -lanzar una idea para comprobar su aceptación- y las respuestas no tardaron en llegar por boca de algunos barones socialistas: no les gustaba la idea porque no querían trasladar el debate sobre la crisis catalana a los ayuntamientos de regiones lejanas.

Si se presume que las elecciones locales fagocitarán en interés a las europeas, las generales acabarían por invisibilizarlas. De hecho, son campañas totalmente distintas, con discursos diferentes. Mucha gente vota distinto signo, no sólo en ayuntamientos y autonomías, sino también al Gobierno. El peso de los candidatos decanta la balanza en los comicios de proximidad, mientras que las marcas y los problemas de fondo se vuelven mucho más relevantes en unos comicios generales. Y esa lógica podría desajustarlo todo.

"Un 'superdomingo' electoral podría cambiar por completo el mapa del poder en un solo día, con el riesgo que supone"

Un 'superdomingo' electoral en el que coincidieran generales, autonómicas, municipales y europeas tendría consecuencias inesperadas. Por lo pronto, se podría cambiar por completo el mapa del poder en un solo día, con el riesgo que supone. La separación entre citas electorales sirve en cierto modo de contrapeso político -las europeas, por ejemplo, suelen tomarse como una especie de midterms a la española-. Un error, un mensaje, un bulo o un escándalo en plena campaña podrían abocar a un voto en caliente con efectos que se prolongarían durante cuatro años. A todas luces, demasiado riesgo. 

Como en el caso andaluz, también hay precedentes de coincidencia de autonómicas y municipales con las generales, pero en un año, no en un día. El adelanto electoral a otoño de 2011 llegó después de la 'marea azul' de las autonómicas de mayo. En 2015 se repitió la coincidencia, con autonómicas y municipales en mayo y generales en diciembre. Sólo la repetición electoral de 2016 impidió que volviera a suceder de manera forzosa este año.

Con todo, es verdad que unificar las elecciones también podría tener consecuencias positivas para los intereses de algunas formaciones. Andalucía, por ejemplo, siempre hizo coincidir sus elecciones autonómicas con las generales. Dejó de ser así en 2011, precisamente cuando el PP ganó al PSOE. Desde entonces los socialistas nunca más volvieron a gobernar en solitario, hasta acabar por perder el poder en esta última cita.

La coincidencia de elecciones implicaría también un importante ahorro. No sólo de esfuerzos para el elector -que fomentaría la participación, lo cual es positivo-, sino a nivel económico. En la contraparte, de nuevo, pesaría el no dar a cada debate territorial el espacio y la importancia que requieren.

Que haya adelanto electoral o no depende de muchas cosas. Para empezar, de que el Ejecutivo logre sacar adelante sus Presupuestos. Y hay muchos más condicionantes que hace un mes: Podemos es más débil y la derecha más fuerte, por citar sólo dos ejemplos. Las legislaturas ahora caducan mucho más rápido que antes.

Vox emerge como un nuevo actor político

A todo esto habría que añadir los ingredientes políticos de cada cual, muy diferentes a los de hace un año: el PSOE ha recuperado espacios tras ganar la moción de censura, Ciudadanos está en máximos tras su proceso de crecimiento, el PP intenta rearmarse tras su forzado relevo generacional, Podemos amenaza con romperse tras la guerra de Madrid y Vox emerge como un nuevo actor político. Y todo ello sin haber resuelto el larguísimo problema en Cataluña.

Por todo lo anterior, el 'superdomingo' se antoja complicado, Sin embargo, una cosa parece clara: el 26 de mayo la legislatura entraría en su etapa final, marcando el inicio de la campaña final. Como sucedió en 2011 en un sentido y en 2015 en el contrario.

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