
Se cuentan por centenares, a poco de su creación eran casi 400, no tienen jerarquía y son variopintos tanto cuantitativa como cualitativamente; y aunque nacieron en Cataluña para 'morir' por la causa independentista, consiguieron traspasar fronteras. Son los Comités de Defensa de la República (CDR).
Los CDR, surgidos poco antes del referéndum ilegal del 1-0, protagonizaron la movilización social en la crisis de Cataluña, y sin esperarlo -comenzaron siendo Comités en Defensa del Referéndum-, recogieron el testigo de Òmnium Cultural y de la Asamblea Nacional Catalana (ANC) para ser hoy la "cara" de la movilización ciudadana.
Pero por los resquicios que deja un movimiento más o menos anárquico, sin cabeza ni estructura, se ha colado el independentismo en su versión más violenta. Así, el rostro más amable de esa movilización 'vecinal' dejó otra fotografía menos cordial, como el asedio a la Guardia Civil en la Consejería de Economía del 20-S, los escraches a todo lo que 'huela' a España, los cortes de carreteras e, incluso, los destrozos a los sistemas de control de los peajes en las vías.
Muchos vieron en el asedio a las delegaciones y subdelegaciones del Gobierno en Barcelona y Girona, por ejemplo, un nivel de violencia más elevado, un paso más. Y en el uso de vallas, extintores, disolvente y demás, las fuentes consultadas observan un punto de inflexión importante en sus actividades.
Se presagió que iban a ir in crescendo y no se descartó que pudieran alcanzar esos niveles de violencia de la kale borroka. La expectación desde que surgieran se situó ante la evolución y recorrido de estos comités, desde la premisa de que "no son un ejército", sino que en sus filas hay una gran diversidad, porque todos no son iguales y no en todos se "infiltra" la violencia.
¿Cuál es el perfil del CDR?
Diversas fuentes coinciden en afirmar que ni siquiera en su composición son homogéneos. Y de ahí la dificultad a la hora de cuantificar a sus miembros, ya que estos comités pueden estar formados por 15 personas los más pequeños, o por 150. No es necesario afiliarse o asociarse. Y es que son "variopintos en todo", como resalta una de estas fuentes. Variopintos en su composición, en su grado de violencia e, incluso, en hasta dónde están dispuestos a llegar.
Bajo el paraguas de un CDR se cobija, por tanto, una diversidad de sensibilidades que se han apuntado a un movimiento que empezó siendo algo similar a los Comités de Defensa de la Revolución en Cuba -las mismas siglas-, que llegaron a convertirse en delatores del vecino que no seguía las consignas políticas.
¿Quién está tras el origen de los CDR?
Esa es otra de las preguntas que tiene difícil respuesta. Hay quien dice que Arran, los jóvenes agitadores de la CUP (Candidatura de Unidad Popular), pero también hay quien dice que puede haber otras organizaciones interesadas en "avivar el fuego" para estar presentes en las acciones "más cualificadas" sin tener el "estigma" de la CUP.
En cualquier caso y bajo la misma denominación, cada CDR "va por libre" y todos ellos han conseguido una mayor presencia en las calles a raíz de la huida del expresidente de la Generalitat Carles Puigdemont, pero también en los medios de comunicación y en las redes sociales.
Su mensaje se ha tornado cada vez "más beligerante", en una mirada atrás a las movilizaciones a través de chat de Whatsapp o de Telegram, con un mayor protagonismo y actividad tras la aplicación en Cataluña del artículo 155 de la Constitución, las elecciones de diciembre y, sobre todo, tras la detención de Puigdemont. Ahora, la espera de la sentencia del juicio al procés les ha 'despertado'.
Una excusa para la violencia
En una comunidad autónoma con más de 7,5 millones de habitantes y un importante número de grandes ciudades, la proliferación de CDR permite que haya personas o grupos que sin un criterio independentista se apunten a la causa que defienden estos comités. O lo que es lo mismo. Que radicales, como los anarquistas más violentos por ejemplo, aprovechen los CDR para actuar. De todos modos, se trata solo de una hipótesis de trabajo para los investigadores, ya que hasta el momento no se ha podido demostrar.
Sí han comprobado, por otra parte, la expansión de los CDR allende las fronteras de Cataluña, y ya se ha constatado su existencia en Perpiñán y otras localidades del sur de Francia, en Lisboa, en Bruselas o en Berlín, así como en varias provincias de Andalucía, como Córdoba o Sevilla.
Las fuentes consultadas precisan que los CDR aún no están organizados jerárquicamente, pero a la vez no niegan su escepticismo a la hora de atribuir los actos vandálicos que se han producido, como los cortes de carreteras a los sabotajes a los peajes, a simples acciones espontáneas y asamblearias. "Siempre que hay un corte de carretera, hay alguien que lo decide y coordina", enfatiza una de las fuentes.