
Ha conocido de primera mano –participando en misiones de paz– las guerras más cruentas de los últimos tiempos, desde Bosnia-Herzegovina a Irak pasando por el Líbano, y ahora el teniente general Fernando López del Pozo, comandante del Mando de Operaciones, es el máximo responsable de la Operación Balmis, concebida para coordinar a nuestras Fuerzas Armadas en la lucha contra el coronavirus. Por eso, desde el 14 de marzo, cuando la ministra de Defensa le encargó esta misión, no sabe lo que son horarios.
Su único objetivo es plantarle cara al Covid-19 para contribuir a preservar la seguridad y el bienestar de los ciudadanos y en su casa lo saben bien. Su mujer, Flor Martín , médico de profesión, se enfrenta igualmente al virus en primera línea y el no oculta su admiración por el trabajo de los sanitarios, "los soldados que están combatiendo en primera línea son el personal sanitario y nosotros estamos echando una mano. Ellos son nuestros principales aliados en esta batalla", afirma.
Tiene un currículum brillante, propio de un militar de primerísimo nivel, que no ha parado de ascender desde que cursó sus estudios militares en las academias de Zaragoza y Toledo. Además de participar en tres misiones de paz, ha sido casi todo: jefe de Sección de Infantería Mecanizada, jefe de Compañía de Carros de Combate, profesor de Táctica en la Academia Especial Militar, analista de la Sección de Logística en el Estado Mayor de la Fuerza de Acción Rápida, oficial de Logística en el Estado Mayor del Mando Operativo Terrestre, jefe del Negociado de UE y secretario de la División de Estrategia y Cooperación Militar del Estado Mayor Conjunto, jefe de Estado Mayor de la Brigada de Infantería Mecanizada Extremadura XI, asesor Técnico en el Órgano de Dirección de la Dirección General de Política de Defensa, jefe de Estado Mayor de la Unidad Militar de Emergencias, jefe de la Unidad de Estudios del 2º JEME, jefe del Gabinete del JEME, general jefe de la Brigada Acorazada, asesor del Segundo Jefe del Estado Mayor del Ejército y jefe de la División de Planes de este Estado Mayor. Ahora va a hacer un año que fue ascendido a teniente general y desde hace un mes es comandante del Mando de Operaciones. Es un hombre amable y educado que desde su altísima responsabilidad manda un mensaje de esperanza . "Esta guerra la vamos a ganar y espero que salgamos más reforzados también en la cohesión nacional", señala.
¿Qué es exactamente la 'Operación Balmis' contra el coronavirus?
Balmis es una operación de urgencia concebida específicamente para coordinar la aportación de las Fuerzas Armadas en la lucha contra el Covid-19. Para ello, el mando de operaciones aglutina un total de cinco mandos: el terrestre, el marítimo, el aéreo, la Inspección General de Sanidad y la Unidad Militar de Emergencias, que se convierte, en este caso , en la punta de lanza para realizar las primeras acciones.
Su trabajo en este momento es coordinar todo esto, ¿no?
Sí, así es. El mando de operaciones que tengo el honor de dirigir ha sido el encargado por la ministra de Defensa para coordinar este operativo.
¿Cuántos militares están luchando en esta guerra contra el virus?
Los datos varían a diario, pero cuando hacemos esta entrevista hay 3.900 militares trabajando directamente en la emergencia. A estos hay que añadir los que están en los hospitales militares: el Hospital Central de la Defensa Gómez Ulla y el Hospital de Zaragoza, así como el Centro Militar de Farmacia, etc. Estos son más o menos otros 3.100 efectivos, que están volcados en la lucha contra el Covid-19.
Usted, que ha estado destinado en Bosnia y en conflictos internacionales durísimos, ¿cree que nos estamos enfrentando a una guerra terrorífica y más complicada, porque el enemigo es invisible?
Si hablamos de una manera rigurosa, el término "guerra" tiene unas connotaciones de tipo jurídico que no son aplicables en este caso, pero hablando cotidianamente, ésta es una guerra porque estamos luchando contra un enemigo, y esto nos obliga a realizar un esfuerzo global para combatir al virus. Las guerras hay que lucharlas con todos los medios que se tienen, y con el coronavirus nos pasa exactamente igual.
¿Y esta guerra la vamos a ganar? Los datos de infectados y muertos siguen siendo terribles...
Sí. Esta guerra la vamos a ganar. Es una guerra de contraataque contra un enemigo que nos ha golpeado de forma repentina y con virulencia, pero hay que reunir fuerzas y tener claro que las guerras muchas veces duran tiempo, hay que tener paciencia y perseverancia, y fe en la victoria. Vamos a salir seguro de ésta, y lo que tenemos que intentar es hacerlo con el mínimo sufrimiento posible. Vamos a ganar la guerra al Covid-19, y lo vamos a hacer entre todos. Vamos a salir de esto mucho más unidos y con muchas lecciones aprendidas. Yo espero que al final valoremos todo lo que está pasando y salgamos reforzados, por ejemplo, en la cohesión nacional. Espero que todos los españoles vean a las Fuerzas Armadas como lo que son, un instrumento a su servicio.
También los militares ya han tenido sus primeras bajas. ¿Están preparados para aceptar que tendrán que morir algunos, como lo están haciendo los médicos y quienes están en primera línea?
Los militares de profesión sabemos que siempre asumimos un riesgo, y en este caso también. Estamos preparados, pero hay que decir que nosotros, en cuanto a exposición al virus, no nos podemos comparar a la que puedan tener los sanitarios. Ellos están muchísimo más expuestos. Nosotros, realmente, no realizamos cometidos si no llevamos la protección adecuada, esa es la orden. Puede haber algunos que no la respeten totalmente, porque tienen ese puntito de arrojo que les hace arriesgarse más de lo que quizás convenga, pero la orden que hemos dado es que no se puede hacer una misión para la que no tengamos el equipo de protección adecuado. Eso no es óbice para saber que, como ciudadanos, nos podemos contaminar en el supermercado o en cualquier otro sitio.
Dice que la orden es salir con protección, pero, ¿tienen equipos ustedes? Porque ese es el problema más grave que están teniendo quienes están en primera línea…
Aquí el asunto es que no estamos dando la orden de realizar algunas tareas si no tenemos el material para hacerlo. Los primeros dos o tres días, las patrullas salían sin guantes o mascarilla, porque no las teníamos, pero las órdenes que se dieron era de no acercarse a nadie y mantener las distancias de seguridad. A medida que hemos ido teniendo equipos de protección, nos podemos acercar más a los ciudadanos. Eso sí, los militares que han entrado a desinfectar han ido con el mono blanco y su equipo de protección individual desde el primer momento, y el resto, conforme aumenta la llegada de material, aumentamos en la misma medida nuestras capacidades.
¿Qué labores están realizando prioritariamente el Ejército?
A día de hoy, lo que estamos haciendo fundamentalmente son desinfecciones en hospitales, centros de salud y residencias de mayores. Hasta la fecha ya se han hecho 1.495 de estas últimas, lo que supone un enorme esfuerzo. Otro aspecto importante es el transporte logístico, el más llamativo está siendo el aerotransporte, como por ejemplo el A-400 que hemos traído de China hace unos días. Además, hemos transportado material sanitario a Baleares, Melilla, Ceuta, Canarias, lugares alejados del centro peninsular y que requieren un mayor esfuerzo pero similar preocupación. También estamos realizando importantes tareas de apoyo a la instalación de hospitales de campaña.

¿Están apoyando o haciendo ustedes las instalaciones de estos hospitales?
Lo que nosotros hacemos es responder a una necesidad que nos plantean, en general, de instalación y montaje, de camas, de tiendas, duchas o contenedores... Lo necesario para un hospital de esas características. No tenemos, sin embargo, la capacidad de dar material fungible, es decir, nosotros no damos material sanitario, porque no lo tenemos, ni tampoco tenemos médicos. Los que tenemos están concentrados en el Gómez Ulla y en el Hospital Militar de Zaragoza, para atenderlos.
¿El montaje de Ifema, que se ha convertido en hospital pionero en tiempo récord no lo han hecho ustedes?
Nosotros hemos ayudado, pero no hemos montado el hospital de Ifema. Mandamos un equipo que asesoró sobre posibles diseños eficientes desde el punto de vista de la arquitectura de un campamento militar, y ayudamos con personal para facilitar todo el montaje. Además, hemos aportado una unidad del Ejército del Aire, con capacidad UCI, 50 camas y aparatos médicos, pero el resto lo ha hecho Ifema.
También a Melilla han mandado ya un barco medicalizado, ¿verdad?
No es un barco medicalizado. El día 2 de abril llegó allí el Galicia. Es un buque anfibio que está pensado para transportar tropas de infantería de marina y desembarcarla en un punto determinado de la costa. Ese tipo de barco tiene unos medios sanitarios para la atención de la dotación y del personal del barco, pero no es un hospital de campaña. El Galicia tiene unas características especiales y, entre ellas, cuenta con capacidad UCI. Lleva médicos, pero no para atender un hospital completo, y tampoco tiene material fungible. En resumen y desde el punto de vista sanitario, nosotros hacemos actuaciones de apoyo, no podemos montar hospitales a pleno rendimiento.
Oiga, ¿están patrullando las calles en operaciones mixtas con la Policía y la Guardia Civil?
De momento hemos aportado patrullas para facilitar que, fundamentalmente la Guardia Civil, detraiga efectivos en fronteras y en seguridad de instalaciones críticas como por ejemplo, en centrales nucleares, etc. Eso permite a la Guardia Civil recolocar personas que están guarneciendo ese tipo de instalaciones. Eso es lo que estamos haciendo en primera instancia y, aprovecho para resaltar, además, que también estamos facilitando el traslado de cadáveres. Esa es una actuación muy especializada, que llevaba a cabo la UME, prácticamente en exclusiva, y ahora, desde hace unos días también está ayudando el Ejército de Tierra. Tenemos las capacidades que tenemos, pero cuando nos llega una necesidad intentamos adaptarnos, como hemos hecho con el traslado de pacientes entre hospitales y otros cometidos que surgen a diario.
¿Es verdad que están teniendo una avalancha de peticiones en Cataluña, donde hasta hace bien poco repudiaban a las Fuerzas Armadas, y acusaban al Gobierno de querer militarizar la zona?
Estamos teniendo demandas en todas partes, en toda España, en función de las necesidades, y no conviene hacer comparaciones que siempre son odiosas. En Cataluña hemos tenido bastante demanda, y según van pasando los días y van surgiendo más necesidades nos demandan más. Empezamos por aeropuertos y puertos, y luego seguimos en Badalona, Sabadell, en La Fira. Ahí hemos montado primero un albergue para recoger a gente que lo necesitara, y ahora estamos haciendo un reconocimiento para hacer algo semejante a lo que se ha hecho en Ifema.
En el decreto de alarma se prevé que los militares son agentes de autoridad. ¿Eso significa que llegado el caso también sus hombres podrían multar?
Esa no es nuestra competencia. El agente de autoridad es una figura que protege al que la ostenta, desde el punto de vista judicial, por si recibe algún tipo de agresión o ataque. No es igual agredir a un ciudadano, que hacerlo a un agente de la autoridad. A nosotros se nos faculta para llamar la atención, pero no para multar.
Oiga, ¿ver a militares uniformados en las televisiones y en la calle está dando tranquilidad a los ciudadanos? Era impensable hace nada…
Sí. Vernos en la televisión y en donde se nos necesita está dando tranquilidad, sin duda. Los primeros días, al vernos por la calle, se transmitía una señal de normalidad, de apoyo, de solidaridad entre los españoles, y la verdad es que hemos sido muy bien recibidos. No hemos tenido ningún problema, todo lo contrario. Cuando nos ven, mucha gente nos aplaude, aunque insisto que nosotros no estamos tan expuestos como los sanitarios. Nosotros somos soldados, y como tal nos gusta estar en primera línea, pero ahora los soldados de primera línea son el personal sanitario. Nosotros estamos echando una mano, aunque desde aquí tengo que agradecer a los ciudadanos lo bien que nos han recibido.
Usted, además de coordinar a nivel nacional también está en contacto con el resto de los países. ¿Cómo está funcionando la cooperación internacional dentro del Ejército y con los países dentro de la OTAN?
Nosotros, antes de la pandemia, realizábamos nuestras misiones fundamentales de planeamiento, conducción y seguimiento de las operaciones en el exterior, de las llamadas Operaciones Permanentes en territorio nacional y el entrenamiento operativo para tener distintos planes para abordar diversas contingencias. Por ejemplo, teníamos un plan de pandemia.
¿Y lo han aplicado?
Los Planes de Contingencia prevén situaciones supuestas y, como tales, nunca se aplican íntegramente cuando llega el momento. En este caso está enfocado fundamentalmente a una pandemia tipo ébola, más que a una como ésta del Covid-19 que no nos la podíamos ni imaginar. Pero parte de este plan que teníamos ha sido aprovechable. En cuanto a cómo están reaccionando nuestros aliados, se ha intentado mantener el principio de solidaridad. Se hizo una petición a la OTAN, y los países que pueden aportar algo lo están haciendo. En España hemos recibido material de Chequia, recientemente también nos ha llegado un avión turco, y tenemos otras ofertas. Por ejemplo, Luxemburgo, que hace poco ha ofrecido materia prima para fabricar equipos de protección. Incluso Japón, como observador de la OTAN, también ha ofrecido su ayuda, que estamos intentando concretar. Son apoyos que demuestran un gesto de solidaridad, independientemente de la cuantía. Aunque en un primer momento parecía que todos los países tendían a cerrar fronteras y a encerrarse en sí mismos, poco a poco parece que se está abriendo la posibilidad de ayudarnos unos a otros, que es lo que se hace.
Dígame, ¿se está retornando a España a nuestros efectivos militares en misiones internacionales o se ha mantenido la estructura?
Relacionado con el Covid-19, se ha mantenido casi todo como estaba, pero ha habido algunas modificaciones. Por ejemplo, estos días han vuelto más de doscientos efectivos de Irak, que estaban adiestrando a las fuerzas locales y ese país ha dicho que, por el momento, no iban a volver a mandar tropas para ser instruidas. Este caso, por tanto, no está solo relacionado con el Covid-19, sino con el hecho de que el propio país ha considerado cumplida la misión de adiestramiento.
Me imagino que, cuando esto pase, habrá que reflexionar sobre esa petición de algunos partidos políticos de recortar el presupuesto de Defensa, ¿no?
Yo espero que ahora nadie pida menos inversión para Defensa, la verdad. Pero lo que agradeceríamos muchísimo es que siempre se nos viera como lo que somos: una Institución que responde cuando se nos llama, que estamos siempre dispuestos, que no somos dados a la queja, que somos útiles y una aportación importante al Estado. A nosotros nos dirige el presidente del Gobierno, y nos da igual de qué partido sea. Como Institución nos da exactamente igual, y eso debería ser asumido por todos los partidos, para mantener una política continuada, y también respecto al presupuesto de Defensa.
Quien estará muy pendiente será el Rey, al ser el comandante máximo de las Fuerzas Armadas ¿no?
Sí, muchísimo. El Rey ha puesto a la Guardia Real para trabajar contra el Covid-19, y llama constantemente. Nos sentimos muy apoyados por el Comandante Supremo de las Fuerzas Armadas, y estamos al servicio de los españoles.