
La abstención de ERC a la investidura de Pedro Sánchez parece haber entrado en un nuevo ciclo: el de la posible la inviabilidad del acuerdo por las exigencias de los republicanos, dado que el sector más duro del partido catalán no quiere respaldar al candidato socialista si esto perjudica sus resultados en unas más que posibles elecciones autonómicas anticipadas en Cataluña. Tanto Moncloa como Ferraz empiezan a ser conscientes de esta situación de cara a un posible pacto que además ha generado especial incomodidad por el desgaste que supondría para el PSOE obtener la Presidencia del Gobierno gracias a un partido que participó del 1-O y que todavía mantiene un postura hostil -este martes Gabriel Rufián dijo: "Como es un Sánchez derrotado, se le puede sentar a hablar"-. Por ello, los socialistas ya están contemplando otros escenarios de investidura en los que un PP -completamente reacio al apoyo, según sus portavoces- sería indispensable.
Según fuentes próximas a ERC a las que ha tenido acceso elEconomista, un adelanto electoral en Cataluña condiciona el discurso de los partidos soberanistas, y el hecho de querer pactar con Sánchez les está desgastando entre sus votantes, razón por la que término botifler (traidor) es cada vez más acuñado para referirse a los dirigentes de la formación republicana. Aunque en Madrid se habla de una mesa de negociación, que se iniciará este jueves con el encuentro entre Adriana Lastra, por parte del PSOE, y de Gabriel Rufián, por parte de ERC, es en Barcelona donde se marca la pauta de la dirección del partido, cuyos miembros están pendientes de que Carles Puigdemont pueda presumir más que ellos de independentista.
Exigen que se reconozca "un conflicto político y que se deje la vía penal y represiva"
Esto explica la carta de Pere Aragonés que publicó este domingo en La Vanguardia, el que parece que será sucesor de Oriol Junqueras al frente de ERC y probable candidato a la Presidencia de la Generalitat. En dicho documento -a diferencia de la declaración de intenciones de Rufián de empezar a dialogar justo después de la investidura-, Aragonés aclara los cuatro pilares exigidos para una futura mesa de negociación.
Es imprescindible, comienza diciendo, "que se reconozca un conflicto político y que se deje la vía penal y represiva". El vicepresidente de la Generalitat exige además "diálogo de reconocimiento de igual a igual, diálogo sincero y sin condiciones", apartado en el que se incluye un referéndum con un respaldo ciudadanos amplio y transversal, así como la amnistía "como mecanismo para acabar con la causa general contra el independentismo".
Finalmente, Aragonés reclama "un calendario claro, cuanto antes, quizá antes de la investidura como gesto inequívoco", "y garantías de cumplimiento de los acuerdos, para que después estos mismos sean sometidos a la validación del pueblo catalán en las urnas".
Sin medias tintas ni ambigüedades, la carta de Aragonés ha sido un jarro de agua fría sobre los intereses socialistas en la negociación con ERC, cuya abstención es necesaria para que cuaje un gobierno de coalición con Unidas Podemos en la segunda votación de investidura.
Esta es la razón por la que el PSOE ha puesto sus terminales a trabajar. Hay voces en Ferraz que trasladan sus temores, sin ocultar que si no hay acuerdos con el PP, a modo de abstención -como ya reclamaban en septiembre y como han pedido incluso durante la campaña electoral, para "desbloquear la situación política"-, España está abocada a unas terceras elecciones.
Descartada la 'concentración'
A propósito de ello, este lunes, el PP descartaba un gobierno de concentración-coalición, aseverando que gobernar con Sánchez es blanquear a los independentistas. Desde el PP aseguran que el socialista no es de fiar y que en cualquier momento cesaría a los dirigentes del PP que fueran ministros. Sin embargo, Pablo Casado sí que propuso que fueran Unidos Podemos, Cs y los partidos regionalistas los que se abstuvieran en la investidura de Sánchez. En ese caso, el PP se presta a ofrecer pactos de Estado, como los Presupuestos Generales.
De igual modo, el popular Teodoro García Egea volvió a ratificar a Adriana Lastra que el PP no se abstendrá para favorecer la investidura de Sánchez.