Podcasts

Historia del cáncer de mama: el tumor más frecuente entre las mujeres de España

Madridicon-related

Esta historia es la de Sonia, una enfermera que mientras pasaba consulta a sus pacientes, le detectaron aquello que todas tememos vivir; porque sí, ellas también lo viven. El cáncer de mama es una enfermedad que 1 de cada 8 mujeres españolas desarrollará en algún momento de su vida, según los últimos datos recogidos por la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM). Y, aunque haya salido de las paredes blancas de las consultas, la mayoría de los mortales no saben lo que se esconde detrás de esta trágica enfermedad.

Además de sufrir el cáncer, Sonia fue rechazada por gente de su círculo que se limpiaba la moral preguntando, pero sin gran implicación. La gente no quiere salir a cenar o a eventos, porque ellos ya tienen tomada la decisión: la enferma no aguanta mucho tiempo. Es una de las 36.000 mujeres a las que se diagnosticó el año pasado un cáncer de mama en España. Como ella, un 10% tiene menos de 40 años, aunque la edad de mayor incidencia es de los 45 a los 65 años.

Sonia se enfrentó a sesiones de radioterapia, distintos tratamientos de quimioterapia y hasta 5 intervenciones quirúrgicas, donde se tuvo que despedir de una parte de su alma. Aunque, la mastectomía, sin embargo, no fue su mayor problema. Y es que, cuando hablamos de cáncer de mama siempre nos fijamos en la parte superficial: la caída del pelo, la pérdida de los senos o la debilidad física de quien lo padece, pero el problema es mucho mayor.

La historia de Sonia refleja cómo una enfermera, acostumbrada a tratar con pacientes oncológicos y a comunicarles las peores de las noticias, tuvo que diagnosticarse a sí misma la enfermedad que arrastraría de por vida. Porque, sí, el cáncer no desaparece cuando se cura; el cáncer perdura como una nube posada sobre sus hombros que puede ponerse a llover en cualquier momento. De hecho, ahí está el miedo de quienes lo padecen: volver a repetirlo, pues, según datos de la SEOM, 1 de cada 3 mujeres reproduce el tumor en los primeros cinco años del fin del ciclo. ¿Pero, cómo surge todo esto?

Conocido desde el 1.600 a. C.

El cáncer de mama se conoce desde el año 1600 a.C. De hecho, su descripción más antigua proviene de Egipto. Muchos filósofos y figuras del conocimiento epistemológico han realizado centenas de estudios sobre esta enfermedad clonal. Entre ellos, destacan las figuras de Hipócrates o del médico Galeno, quien fue el primero en utilizar el término. No obstante, es a Leónidas de Alejandría, médico griego, a quien se le atribuye el primer procedimiento quirúrgico registrado para el cáncer de mama, antecedente de la moderna mastectomía. Con eso se distanciaba de los tratamientos o medicaciones usadas comúnmente hasta entonces, como baños tibios o aceite de ricino, entre otros. Pero no fue hasta el siglo VII, cuando Pablo de Egina, cirujano bizantino, buscó perfeccionar la técnica de extirpación del cáncer de mama mediante el raspado de los ganglios de la axila.

Jeróglífico mujeres en Egipto

¿Pero cómo se origina el cáncer? Una célula individual producto de una serie de mutaciones somáticas o de línea germinal adquiere la capacidad de dividirse sin control, ni orden, haciendo que se reproduzca hasta formar un tumor. El tumor resultante, que comienza como anomalía leve, pasa a ser grave, invade tejidos vecinos y finalmente, se propaga a otras partes del cuerpo.

Esta demostrado, además, que el diagnóstico temprano es fundamental para el tratamiento exitoso del cáncer de mama. Se recomienda que las mujeres se realicen autoexámenes regulares de las mamas y se sometan a mamografías periódicas, especialmente después de los 40 años. Otros métodos de diagnóstico incluyen ecografías mamarias, resonancias magnéticas y biopsias.

El tratamiento

Tras el diagnóstico, llega la peor de las fases: el tratamiento, que no logró grandes avances hasta que la ciencia médica alcanzó un mayor entendimiento del sistema circulatorio en el siglo XVII. En este siglo, de hecho, se pudo determinar la relación entre el cáncer de mama y los nódulos linfáticos axilares. El cirujano francés Jean Louis Petit, con su remoción de los nódulos linfáticos, y posteriormente el cirujano Alfredo Velpeau, abrieron el camino a la mastectomía moderna. Posteriormente, Alfredo Velpeau, abrió la puerta a la compresión de la enfermedad gracias a la que es considerada la obra más importante en esta materia de su época: Tratado de las enfermedades del seno y de la región mamaria. Su senda de comprensión y avance fue seguida por William Stewart Halsted que inventó la operación conocida como "mastectomia radical de Halsted", procedimiento popular hasta fines de la década de 1970.

Retomando los avances en la radiación con el descubrimiento de los rayos X, el cirujano inglés Geoffrey Keynes, pionero en cirugía de cáncer de mama, quien desaprobaba la mastectomía radical, sugirió una cirugía más limitada seguida por radioterapia. Esta nueva terapia fue utilizada por el médico George Pfahler a comienzos de 1930, por lo que se le considera una influencia temprana como especialista en radiología; y, más tarde, en 1949, Raul Leborgne dio impulso a la mamografía en Uruguay.

En mitad de la Segunda Guerra Mundial, el ejército de Estados Unidos retomó las investigaciones sobre el gas mostaza iniciadas por Edward Krumbhaar en 1919, debido a los efectos tóxicos que causó al personal naval que había estado expuesto a ese gas. Así, se descubrió la toxicidad del nitrógeno de mostaza contra los linfomas y se marcó el inicio de una investigación de agentes químicos capaces de matar células cancerígenas. En 1956, después de años de investigación en el área de quimioterapia, el primer caso de cáncer metastásico fue curado al utilizar un compuesto llamado metotrexato. Este suceso marcó la historia del uso de la quimioterapia en el tratamiento del cáncer.

Ataque de Bari
El ataque de los nazis en Bari durante la II Guerra Mundial cambió el curso de la investigación sobre el cáncer.

Sin embargo, no fue hasta 1977 cuando se aprobó el tratamiento contra el cáncer de mama metastásico tras una investigación del doctor en química orgánica Elwood Vernon Jensen. En paralelo, el mercado de anticonceptivos ya estaba establecido y los intentos de sintetizar compuestos no esteroideos antiestrógenos como anticonceptivos llevó a que el grupo de investigación de ICI Pharmaceuticals, ahora AstraZeneca, identificara un compuesto químico que se comportaba como un estrógeno.

Hasta este punto, el tratamiento que se les daba a las pacientes con cáncer de mama era aún la mastectomía radical, a pesar de existir otras alternativas, razón por la cual en la década de los setenta comenzó un estallido social que marcaría el rumbo en la toma de decisiones por parte de las pacientes.

Primeramente, en 1971 se publicó el libro Women and their bodies de la organización feminista Boston Women's Health Collective. El objetivo del libro y la organización fue y ha sido difundir información con fundamentos científicos, así como experiencias personales, a fin de ofrecer un panorama más amplio que ayudese a las mujeres en la toma de decisiones. A partir de esa corriente feminista, en 1974 la periodista y activista americana Rose Kushner, quien había sido diagnosticada con un tumor canceroso en la mama comenzó a escribir críticas al método de la mastectomía radical. Así y, gracias a todos los movimientos sociales, en 1979, el Instituto Nacional de Salud de Estados Unidos concluyó que la mastectomía radical no sería la única opción para el tratamiento del cáncer de mama; y propuso la mastectomía total y la mastectomía segmental con o sin radioterapia, utilizada aún en nuestros días.

El tumor más frecuente

El cáncer de mama es, además, el tipo de tumor más frecuente entre las mujeres en nuestro país por delante del cáncer colorrectal, de pulmón, cuerpo uterino, tiroides y páncreas. En España, aproximadamente el 30% de los cánceres diagnosticados en mujeres se originan en la mama. Así, es ya el tumor más diagnosticado del mundo, superando por primera vez al cáncer de pulmón, según datos publicados en 2021 por el Centro de Investigaciones sobre el cáncer (IARC, por sus siglas en inglés).

En este punto, el cáncer de seno es la segunda causa principal de muerte por cáncer en las mujeres. La probabilidad de que una mujer muera a causa de esto es de alrededor el 2.5%, pues anualmente solo en España mueren más de 6.700 mujeres. Y, pese a que las tasas de mortalidad han disminuido constantemente desde 1989, con una disminución general del 42% hasta 2021, aún queda camino por recorrer. Bien es cierto que, gracias a la detección temprana y a una mayor concienciación en la población de la enfermedad, se ha logrado reducir con creces la tasa de mortalidad. Sin embargo, esta reducción se ha desacelerado ligeramente en años recientes.

Una de las grandes soluciones, quizás, pasaría por la financiación de medicamentos que tratan el cáncer de mama metastásico. En este sentido, el Sistema Nacional de Salud (SNS) anunció que a finales de diciembre financiaría dos nuevos fármacos para tratar el cáncer de mama metastásico. De ambos se podrían beneficiar alrededor de 2.000 mujeres al año. Sin embargo, y pese a que el primero sí está completamente financiado, el segundo solo lo está para «determinadas indicaciones/condiciones». Así, lo ha decidido el gobierno, contradiciendo sus propias palabras de 2022, cuando Carolina Darias, la actual alcaldesa de Las Palmas de Gran Canaria, en ese momento ministra de Sanidad, prometió acatar estas medidas. Ante esta situación y la negativa del Gobierno, solo las enfermas que tengan un tumor de mama HER2 positivo podrán beneficiarse de este tratamiento.

Mientras tanto, las pacientes tendrán que seguir luchando en una batalla sin consuelo y sin agradecimiento, sorteando piedras diarias en su camino. Aun así, siempre tendrán el aliento de una sociedad concienciada y unida por una sola causa. Gracias, mamá, por tu valentía, tu fuerza y por tu compromiso, pero sobretodo por tu sonrisa.

WhatsAppFacebookTwitterLinkedinBeloudBluesky