"Una transición energética basada en la generación a partir de renovables, favoreciendo sistemas de almacenamiento, garantizará y será la única alternativa en términos de coste económico, social, de impacto ambiental y de soberanía energética". Así lo afirma Jorge González, CEO de Ormazabal, especializada en equipamiento para redes eléctricas presente en 19 países y que factura 525 millones -el 75% del negocio del grupo Velatia al que pertenece- y emplea a 2.500 personas.
Sobre el hidrógeno verde cree que es una gran oportunidad, pero primero hay que transformar el consumo actual de las industrias antes de generar más. "Este ya es un reto que llevará muchísimos años e ingentes cantidades de inversión", afirma el directivo.
González analiza para elEconomista el contexto energético actual en el marco de la feria internacional WindEurope, que se celebra del 5 al 7 de abril en Bilbao.
¿Cómo se presenta el ejercicio para Ormazabal en un contexto complicado como el actual?
El hecho de que gran parte del mundo haya apostado por la transición energética nos favorece, en el sentido que hay que invertir más en electrificación. Si bien es cierto que todas las perturbaciones actuales complican el panorama. Como no operamos en el área del conflicto bélico ni tenemos filiales ni proveedores, el efecto será indirecto, con subida de precios de materias primas, energía, etc., pero sin riesgos de paralizar la actividad o grandes distorsiones en nuestros procesos. El reto este año no es de mercado, que crece en general en inversiones en redes eléctricas, renovables, vehículo eléctrico, etc., sino que estará relacionado con las cadenas de suministro: que las materias primas lleguen a las cadenas productivas, y que los productos puedan llegar a los lugares de instalación.
La crisis energética acelerará el desarrollo de las renovables. ¿Qué alternativa hay mientras tanto?
La transición no tiene muchas alternativas, pero si aceleramos un poco podemos conseguir efectos muy rápidos. Según un análisis reciente que ha tomado la demanda energética eléctrica en España en los últimos tres meses, si el mix en vez del actual fuese el de los compromisos fijados para 2030, durante las horas centrales de esos días que pagamos los sobreprecios más importantes, el coste de la energía habría sido cero durante una parte de esas horas. El sistema de fijación de precios marginalista que tenemos es un nivel de sensibilidad muy alto y cuando los precios se disparan hacia arriba lo hacen rápidamente, pero si el mix cambia, también se ajustan rápidamente a la baja. La estrategia global y europea es correcta. Una transición basada en la generación a partir de energías renovables favoreciendo sistemas de almacenamiento garantizará y será la única alternativa en términos de coste económico, social, sostenible y de soberanía energética. Y cualquier otra cosa será un parche intermedio.
¿En ese sentido la feria 'WindEurope' es una gran oportunidad?
Es el evento del sector eólico más importante en Europa y un sector muy importante para Ormazabal. Empezamos a suministrar equipos a principios de los 90 y hemos ido dedicado recursos comerciales, industriales, de I+D, etc., para que ese segmento se haya convertido en uno de los más importantes. La WindEurope es una gran oportunidad para mostrar al sector nuestros avances tecnológicos y el hecho de que sea en Bilbao nos permite enseñar las capacidades industriales aquí ubicadas. Y que se reconozca el ecosistema de Euskadi como uno de los más importantes para el sector eólico, también es bueno.
Pero Euskadi tiene escasa producción eólica, a pesar de su ecosistema industrial.
Las condiciones orográficas o de viento en Euskadi no son las mejores, pero es verdad que estamos muy por detrás de lo que se podía hacer. A raiz de la anterior WindEurope, las instituciones vascas junto con desarrolladores de parques eólicos están haciendo esfuerzos para que esa carencia se reduzca. Acelerar las renovables y reducir la dependencia energética es lo que la sociedad necesita. Todas las últimas crisis que hemos vivido han demostrado que es vital avanzar hacia un mix descarbonizado, sin impacto ambiental, sostenible y que garantice la soberanía energética.
¿Qué opina sobre el 'boom' del hidrógeno verde?
Es verdad que es una gran oportunidad, pero hay que hacer una explicación de su rol real. En el mundo se consumen cantidades enormes de hidrógeno en procesos industriales, los que más en refino de petróleo y producción de fertilizantes, y es hidrógeno marrón, que proviene de tratamientos químicos de los hidrocarburos. Solo para convertir ese hidrógeno en verde, la energía eléctrica necesaria es equivalente a la que consume toda Europa, incluyendo Reino Unido. Es decir, es un reto que llevará muchísimos años e ingentes cantidades de inversión. Y lo lógico es primero convertir en verde el hidrógeno que ya se consume, antes de pensar en generar más hidrógeno verde para utilizar en procesos como puede ser la movilidad, donde hay otras alternativas.
¿Y apostar por la eficiencia?
Ormazabal ha acelerado todos los proyectos en este sentido para reducir el consumo energético: invertir en nuevas tecnologías de sistemas térmicos, sistemas eléctricos, de generación encubierta para autoconsumo, etc. Porque el kilovatio más barato en generar es el que no se consume.
¿Qué recursos destina Ormazabal a I+D?
Invertimos cada año un 4% del negocio y una parte importante de ese 4% se va a digitalización. Contamos con un laboratorio de potencia y un centro de investigación en Euskadi con 50 personas dedicadas a la pura tecnología. En total, 250 personas se ocupan de la I+D.