
Como Catedrática de Estrategia y Sistemas de la Información en Deusto Business School, unido a su experiencia empresarial y financiera como consejera de BBVA, Susana Rodríguez Vidarte analiza la situación económica, los retos que tiene Euskadi ante la recuperación y si se está más cerca de la igualdad efectiva en las organizaciones.
¿Está en marcha la recuperación?
La incertidumbre es todavía elevada y solo China ha reflejado la recuperación en "V", pero todas las geografías han podido recuperar parte de lo perdido. Con la hipótesis de una vacuna eficaz en el segundo semestre de 2021, se prevén crecimientos positivos en términos anuales y se confía que el PIB mundial se sitúe en 2020 un 1,2% por encima de 2019, pero no en todas las zonas. El PIB de la eurozona en 2021 se prevé un -3,4% por debajo del de 2019, y el de España un -6,1%. La pandemia destruirá el progreso de la última década en la lucha contra la pobreza mundial y la desigualdad, y cerca de 90 millones de personas podrían caer por debajo del umbral de pobreza extrema.
¿Cuál es la situación en Euskadi?
El mayor peso relativo y la peor evolución de la demanda de bienes de equipo y consumo duradero ha lastrado, por el momento, la velocidad de recuperación. Sectores como automoción, transporte público, ferroviario o aviación se han visto severamente afectados y tardarán en recuperar sus niveles de actividad previos. Hay que tener en cuenta el alto efecto multiplicador que estos sectores tienen en el PIB vasco, sin olvidar al comercio y la hostelería, fuertemente afectados.
¿Qué retos tiene la economía vasca?
El principal reto de la economía vasca, como la de cualquier otra región o país, no reside solo en recuperar los niveles de competitividad, sino en reforzar su resiliencia estratégica, es decir, su capacidad para lidiar con un entorno dinámico que exige anticipación y ajuste al cambio. Euskadi lleva tiempo trabajando en esta línea a través de las estrategias de especialización inteligente, desarrollando competencias como la transición verde y digital, en línea con el plan de recuperación europeo 'Next Generation UE'. El camino recorrido hasta ahora nos debería colocar en situación óptima para generar proyectos que puedan ser financiados con estos fondos y nos permitan modernizar el tejido productivo.
En el mundo financiero, la crisis actual está 'animando' al sistema bancario español a plantearse las fusiones para asegurar su sostenibilidad. ¿Qué opina al respecto?
Los supervisores recomiendan la fusión convencidos de que es imprescindible para garantizar la supervivencia y correcto funcionamiento del sistema financiero. Pero cada entidad debe elegir el modelo de negocio que estima adecuado para conseguir la rentabilidad. Puede concluir que una compra o fusión le resulta la vía más adecuada para implementar la estrategia elegida, y entonces la operación tendrá sentido. Pero esto es muy diferente a entender que las fusiones son 'per se' la respuesta a cualquier problema de rentabilidad o debilidad organizativa que presente una entidad.
¿Cree que queda margen para nuevas fusiones nacionales?
Creo que cualquier empresa está atenta a las oportunidades y amenazas que surgen y. en función de ello, va adaptando su estrategia. En esta gestión, las oportunidades para la consolidación es seguro que se valoran por los players del sector. Las decisiones se tomarán cuando el análisis demuestre que la operación es capaz de crear valor y que surge una entidad más fuerte, más solvente y más eficiente.
¿Hay igualdad de oportunidades en el ámbito empresarial?
Hoy día, la empresa se preocupa por atraer, retener y potenciar el mejor talento, sea éste hombre o mujer. Pero retener el talento femenino y hacerlo brillar resulta más difícil, porque muchas mujeres no aceptan asumir los sacrificios que requiere el progreso profesional, en términos de renuncia y conciliación; y muchos hombres, sí.
¿Y las claves para lograrla?
La igualdad no va de aplicar la discriminación positiva, no va de cuotas, sino de un cambio cultural en la sociedad y de una transformación en los valores organizativos. Por eso es un objetivo tan complicado de conseguir; porque exige eliminar resistencias muy profundas, estereotipos acuñados durante siglos y, sobre todo, asumir el riesgo de transformar el ámbito de nuestra realidad social y nuestro funcionamiento organizativo.