
Pocas cifras revelan hasta qué punto la lacra del absentismo laboral se ha convertido en un problema para las empresas españolas, como el coste que estas últimas afrontan ligado directamente a las ausencias reiteradas del trabajo. Estas cargas crecen un 60% en menos de un lustro, hasta sumar un montante –entre horas perdidas, cotizaciones pagadas, complementos salariales...– peligrosamente cercano a los 20.000 millones anuales. Resulta inaudito que los ministerios de Trabajo y Seguridad Social aún cierren los ojos a esta realidad, y su única respuesta sea iniciativas en punto muerto, como la implantación de las bajas flexibles o la gestión compartida con las mutuas de las bajas más frecuentes. Sin barreras legales eficaces y contundentes, el absentismo no encontrará freno.