
Talgo deberá asumir el coste de las fisuras aparecidas en varios bogies, la estructura debajo de la carrocería de un tren a la que se unen los ejes con las ruedas, del modelo Avril vendido a Renfe. Ello debido a que las unidades se encuentran dentro del periodo de garantía activa, que termina en 2029. El fabricante ya contempló en sus cuentas provisiones específicas para este tipo de incidencias, incremeándolas un 36,5% el pasado año. No obstante, la aparición de este nuevo contratiempo para la rescatada Talgo refleja el error de Renfe al decantarse por la oferta económica más barata a la hora de adjudicar el contrato. Pero también la equivocada estrategia de Talgo en el pasado cuando asumió una carga de trabajo que era incapaz de llevar a cabo con el fin de inflar sus cifras.