Opinión

'Silver economy', el gigante dormido

  • España tiene ante sí una oportunidad histórica para liderar en Europa el despertar de este gigante dormido
Pila de monedas sobre fondo violeta
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¿Y si el auténtico motor económico de las próximas décadas no fueran las grandes multinacionales, sino la economía plateada o silver economy, ese sector definido por la Comisión Europea como "toda la actividad económica orientada a atender las necesidades de las personas de 50 años o más"?

En España, el 1 de enero de 2024 el INE contabilizaba 20.918.738 personas de más de 50 años, lo que suponía el 42,6% de los 49,15 millones de habitantes registrados. A 1 de abril de 2025, la población total alcanzó los 49.153.849 habitantes; manteniendo la proporción, el número de silver (50+) superó los 21 millones, casi el 43% del censo. De cara a 2030, las Proyecciones de Población 2022–2072 del INE sitúan la población en torno a los 50,8 millones y si el grupo 50+ mantiene su peso relativo (en torno al 43 %), hablaríamos de cerca de 21,9 millones de silver en apenas cinco años. Este fenómeno demográfico trasciende nuestras fronteras. En la Unión Europea, 193 millones de ciudadanos (el 43,1% de los 449,3 millones de habitantes) ya forman parte de este grupo poblacional. Eurostat proyecta que en 2050 los mayores de 50 años representarán el 40,6% de la población europea, mientras que los de 65 y más ascenderán al 29,4%, duplicando prácticamente el cociente de dependencia y tensionando sistemas de pensiones, sanidad y cuidados.

Sin embargo, lejos de ser una losa esta revolución demográfica constituye un océano azul. A finales de 2025, la economía plateada europea movilizará 6,4 billones de euros de PIB (el 32% del total comunitario) y generará 88 millones de empleos (el 38% del empleo en la UE). Y si mantiene el ritmo de crecimiento medio del 5% anual desde 2015, podría alcanzar en 2030 cerca de 8,2 billones de euros de PIB y 102 millones de empleos, consolidándose como la tercera gran "economía" mundial por volumen de actividad. En España, la magnitud de este segmento ya es palpable en la vida cotidiana y en las cifras macroeconómicas. El V Barómetro del Consumidor Sénior de Fundación Mapfre muestra que la población mayor de 55 años genera el 60% del gasto de consumo y aportan el 25% del PIB nacional. Sectores como la salud, el turismo, la rehabilitación de viviendas para la accesibilidad universal y la alimentación adaptada crecen de forma sostenida a dos dígitos para satisfacer sus demandas específicas.

No obstante, el potencial de la economía plateada tropieza con obstáculos como el edadismo. Según el informe de Mapfre, los profesionales sénior reciben la mitad de las invitaciones a procesos de selección que sus colegas más jóvenes, penalizados por prejuicios sobre "costes salariales elevados" o "falta de adaptación tecnológica". Esta discriminación supone prescindir de lo que los economistas llaman capital intangible, referido a ese acervo de conocimientos tácitos, redes de contacto y habilidades de mentoría que solo se forjan con décadas de experiencia. Al dejar de lado a quienes acumulan ese bagaje, nuestra economía pierde capacidad de innovación, se empobrece la transmisión de saberes y se debilita la competitividad de nuestro tejido productivo.

Por ello, y para convertir este desafío demográfico en una palanca de crecimiento, urge un viraje estratégico, promoviendo un Pacto por la Longevidad que reúna a todos los agentes del ámbito político, social y empresarial. Este plan debe incluir bonificaciones a la contratación y retención de profesionales de 50 años o más; incentivos fiscales para empresas que desarrollen productos y servicios inclusivos, y un calendario de inversiones en teleasistencia, cuidados comunitarios y entornos urbanos accesibles. También, desde las universidades tenemos una responsabilidad esencial. Debemos impulsar programas específicos que faciliten la formación continua y el emprendimiento "plateado", generando espacios de interacción intergeneracional que potencien el intercambio de conocimiento y la co-innovación. Incorporar en los planes de estudio asignaturas especializadas en silver services y mentoría inversa (inspirada en el modelo de intergenerational learning de la UNESCO) permitirá que los estudiantes aporten competencias digitales y los profesores compartan su experiencia y redes de contacto.

Al hacerlo, no solo contribuiremos a una sociedad más inclusiva y cohesionada, sino que fortaleceremos nuestra economía mediante el aprovechamiento inteligente del capital intangible, definitivo para la prosperidad futura. España tiene ante sí una oportunidad histórica para liderar en Europa el despertar de este gigante dormido. Solo articulando políticas coordinadas y tejiendo alianzas sólidas entre política, empresa, universidad y sociedad civil, y derribando prejuicios, transformaremos la longevidad en la apuesta estratégica por el conocimiento acumulado, la experiencia y el talento colectivo que necesitamos para afrontar con éxito los desafíos del siglo XXI.

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