Opinión

Tasa turística en Barcelona: sostenibilidad sin perder competitividad

  • La rentabilidad de un activo turístico no depende solo de su ocupación o tarifa media, sino también del marco regulatorio que lo rodea
Dos turistas asiáticos tomándose una foto ante la Sagrada Familia, Barcelona
Madridicon-related

Barcelona es una ciudad con un atractivo incuestionable. Su gran magnetismo cultural, gastronómico, empresarial y urbanístico la sitúa como una de las capitales más deseadas por turistas e inversores. Sin embargo, mantener ese liderazgo requiere equilibrio entre la necesidad de regular el crecimiento del turismo y la voluntad de seguir atrayendo inversión. La reciente decisión del Ayuntamiento de Barcelona de duplicar la tasa turística municipal abre de nuevo este debate.

La medida, establece que el recargo municipal de 4 euros por persona y día que se aplica actualmente se duplicará hasta alcanzar los 8 euros en 2028. Pero este no será el único coste. A esta tasa hay que sumarle el Impuesto sobre las Estancias en Establecimientos Turísticos (IEET) que aplica la Generalitat, entre 1 y 3,50 euros por noche según la categoría del alojamiento, y que previsiblemente también aumentará. De hecho, el próximo otoño se debatirá en el Parlament su actualización, que podría oscilar entre 2 y 7 euros por noche. La proyección es clara: a partir de 2029, un turista podría pagar entre 10 y 15 euros diarios en recargos por alojarse en la ciudad. Este incremento debe ser analizado también desde la óptica económica e inversora.

En nuestra consultora, donde asesoramos de forma continua a inversores en activos turísticos en Barcelona, desde el siempre atractivo asset class hotelero, que en los últimos años ha seguido creciendo hasta marcar récord en inversión, a otros activos como hostales y apartamentos con licencia, observamos 2 realidades paralelas. Por un lado, Barcelona despierta gran interés por su solidez como destino urbano, donde la inversión en hoteles en funcionamiento y el desarrollo de nuevos establecimientos cercanos a la ciudad permanece en auge. Por otro, los operadores y propietarios revisan sus proyecciones de rentabilidad ante un entorno cada vez más fiscalizado y regulado, con el objetivo de preservar y maximizar el valor de su carteta inmobiliaria.

Desde la perspectiva del inversor, este tipo de medidas e incremento de tasas no solo impactan en la cuenta de resultados, sino que generan un factor adicional de incertidumbre al capital. La rentabilidad de un activo turístico no depende solo de su ocupación o tarifa media, sino también del marco regulatorio que lo rodea. Y si ese marco cambia de forma frecuente o poco previsible como está sucediendo, se reduce el apetito por invertir, o al menos se encarece el riesgo, tal y como hemos visto en la inversión tradicional residencial en Barcelona, durante estos últimos años. Dicho esto, también es justo reconocer que Barcelona ha superado con éxito momentos de mayor complejidad. La ciudad ha demostrado su resiliencia, un valor al alza, y su capacidad de adaptación, y sigue siendo un destino prioritario para operadores hoteleros, fondos, family offices y privados. La clave está en la calidad del asset, su modelo de explotación y la claridad normativa que lo acompaña.

No se trata de cuestionar la necesidad de una regulación que busque un turismo más sostenible. De hecho, creemos firmemente en ello, es una necesidad vital para Barcelona. Pero sostenibilidad no puede significar pérdida de competitividad. Una ciudad no puede aspirar a atraer talento, inversión y turismo de calidad si desincentiva, directa o indirectamente, a quienes hacen posible esa cadena de valor: operadores, promotores, inversores, empresarios y usuarios. Barcelona se enfrenta al importante reto de preservar su identidad y calidad de vida sin perder su atractivo para quienes impulsan la actividad económica. Para afrontarlo con éxito, es esencial definir una hoja de ruta clara y consensuada con el sector, que aporte estabilidad y confianza a quienes apuestan por la ciudad a largo plazo. En este contexto, nuestro papel, el de las consultoras, es el de seguir acompañando a nuestros clientes, ayudándoles a interpretar el entorno, adaptar sus estrategias y detectar nuevas oportunidades en una ciudad en constante transformación.

WhatsAppFacebookTwitterLinkedinBeloudBluesky