
En un semestre marcado por la volatilidad extrema y la incertidumbre, el Ibex presenta una revalorización superior al 20%, la mayor desde 2013. Un incremento que convierte al selectivo en el más alcista del año, junto al Dax alemán, de entre las principales bolsas del mundo. Pero más llamativo aún que la subida es la resistencia que ha mostrado frente a los sobresaltos del calendario. Un ejemplo de ello se produjo tras el llamado Día de Liberación, cuando los mercados se desplomaron tras anunciar Trump sus aranceles recíprocos. Como el resto, el Ibex cayó, pero tardó pocos días en recuperarse del golpe hasta firmar una subida del 18% desde entonces. Existen varios factores que explican este excelente desempeño. Sin duda la buena marcha de la economía española ayuda, como también lo hacen las buenas perspectivas de negocio de las cotizadas. No obstante, la clave que explica el impulso del Ibex está en dos sectores: defensa y banca.
Indra ha sido la estrella del semestre, con un alza del 112%, aupada por el auge del gasto militar en Europa. A su vez, el sector financiero ha vivido subidas que no se veían desde los años de la burbuja al demostrar las entidades su capacidad para mejorar sus cifras pese a las bajadas de tipos. Una buena gestión que ha beneficiado a un índice tan bancarizado como el Ibex hasta llevarlo al entorno de los 14.000 puntos, sellando un semestre histórico. Pese a este rally, los analistas ven al selectico superando los 15.000 puntos en los próximos meses. Un optimismo argumentado en la solidez del Ibex y en su descuento respecto a otras plazas europeas, pero que debe tomarse con cautela por el inversor. Primero porque las incertidumbres comerciales y geopolíticas persistan. Pero también porque la ecuación rentabilidad-riesgo es poco atractiva.