Opinión

La gran evasión de la inversión

  • Los desembolsos de extranjeros se desploman por la corrupción que rodea al PSOE y al gobierno
Monedas y bandera de España que simula el gasto en inversión
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Comentábamos recientemente en estas mismas líneas como la agonía del régimen sanchista, de prolongarse, puede hacer un daño irreparable a España, a la economía y al empleo porque la seguridad jurídica y la estabilidad política son elementos esenciales para el crecimiento de la economía, para la empresa, la inversión y la creación de empleo y en la España de hoy ambas condiciones brillan por su ausencia.

Y recordábamos también que el desvío de los recursos públicos a través prácticas corruptas se hacen en detrimento de la inversión en sanidad, educación, infraestructuras y otros servicios públicos esenciales, además paralizar y expulsar las inversiones extranjeras afectando negativamente a la economía nacional y con ella a la creación de puestos de trabajo y a los ingresos y al nivel de vida de los ciudadanos. Pues bien sólo unos días después nos enteramos que, con datos de la Secretaría de Estado de Comercio, la inversión extranjera en España se ha desplomado en el primer trimestre de este año, con una caída del 45,3% hasta sumar apenas 4.067 millones de euros, la cifra más baja desde 2021 y 3.372 millones menos que en enero-marzo de 2024, en plena tormenta de escándalos judiciales y denuncias de corrupción que rodean al gobierno y al PSOE. Un descenso no sólo sustancial sino inquietante que se suma a la caída del 30% que experimento la inversión extranjera real en nuestro país durante el año pasado.

Datos estos que vienen a corroborar el, también reciente, informe del Instituto de Estudios Económicos (IEE) en el que este organismo vinculado a la CEOE alertaba de caída de España en términos de confianza empresarial como destino de las inversiones extranjeras, que se ha traducido en la pérdida de posiciones nuestro país en el Índice Kearney de Confianza para la Inversión Extranjera Directa. En concreto, en 2025 se ha producido un deterioro de la posición de España en este índice, colocándose ahora en el puesto 11 de 25 países, frente al noveno puesto que teníamos en 2024 con una pérdida de valoración del 13%. Pero lo más preocupante, en palabras de Gregorio Izquierdo, director general del IEE, es que "por primera vez en los últimos cinco años hemos salido de la élite de los 10 países más atractivos del mundo para invertir". Situación que contrasta con el caso de Italia, que hace dos años estaba en el puesto 11 y ahora en el 8. En el caso de España el informe del IEE destaca como obstáculos para la llegada de capitales exteriores la complejidad y lentitud del marco regulatorio y legal, la escasa seguridad jurídica, la falta de incentivos fiscales específicos y desprotección de los derechos de propiedad, que se suman a la inestabilidad política y la corrupción.

Y no es el único aviso, porque también en la última semana JP Morgan, el mayor banco de Estados Unidos advertía sobre la incertidumbre en España por la "corrupción" en el PSOE, mientras calificaba de "insuficientes" los intentos de Pedro Sánchez por controlar la crisis en el Gobierno, no descartaba la convocatoria anticipada de elecciones y consideraba "mas estable" una posible coalición de PP y Vox. O como afirmaba hace unos días el editorial de The Times sentenciado a Sánchez "los españoles se merecen algo mejor". Y no es que la entidad norteamericana o el prestigioso periódico británico se hayan incorporado al mundo de la fachosfera, sino porque aunque algunos repiten ese mantra de que el dinero es cobarde, en realidad lo que es el dinero es prudente, y como me comentaba un destacado dirigente empresarial "los inversores internacionales, también muchos en España, empiezan a identificar la continuidad del gobierno del sanchismo con la continuidad del estado de la corrupción".

Y mientras esto ocurre el presidente del Gobierno y sus ministros económicos continúan negando que la crisis de las instituciones este afectando a las inversiones e insisten en que nuestro país es uno de los destinos favoritos para atraer empresas de todo el mundo. También aquí, como en tantas otras cosas, los chicos y chicas del sanchismo siguen haciendo bueno al refranero cuando dice eso de que "trampeando y mintiendo, vamos viviendo". Como gustaba decir el desaparecido y ahora añorado Alfredo Pérez Rubalcaba, "nos merecemos un gobierno que no nos mienta". Amén.

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