Madrid
El presidente catalán, Salvador Illa, llega al primer aniversario de su victoria electoral con un balance positivo en aspectos clave como el retorno de la normalidad institucional. El primer Govern no independentista en cerca de una década se ganó así la confianza de las múltiples empresas que han vuelto a Cataluña. Ahora bien, son también lógicas las críticas de las patronales. La influencia de ERC y los Comunes mantiene el mercado inmobiliario intervenido, paraliza proyectos como ampliar El Prat o el Hard Rock de Tarragona y, aún más grave, impide rebajas fiscales. Al contrario, Illa subió la tasa turística y el Impuesto de Transmisiones. El líder del PSC acumula así importantes asignaturas pendientes que dañan el crecimiento y la competitividad catalanas.
