Madrid
Este 2 de abril se desatará la mayor guerra comercial de los últimos 95 años. Ello debido a que ese día es el elegida por Donald Trump para la imposición de aranceles "recíprocos" a todos los países con los que comercia EEUU, lo que en la práctica abarca a casi cualquier nación. Una fecha marcada en rojo por los mercados y a la que la bolsa europea llega en mejor posición que Wall Street.
Así, el EuroStoxx, el índice de referencia en el Viejo Continente, cae un 5% desde su techo, frente al 10% que corrige el S&P, su homólogo estadounidense. Por si fuera poco, el selectivo paneuropeo sube un 7,3% en el año frente a las caídas de casi el 6% del S&P y del 10% del tecnológico Nasdaq. Un dispar comportamiento que refleja la fortaleza de la bolsa europea y la previsión de los inversores de que la guerra arancelaria dañará más a la economía estadounidense. Pese a ello, sería un grave error considerar que las tasas tendrán un impacto limitado en el resto del mundo. De hecho, la magnitud de las medidas que anunciará Trump pone en el disparadero, de forma directa, a cerca de dos billones de euros en exportaciones solamente en 2025.
Se trata, por tanto, de un golpe sin precedentes para el comercio mundial, que tendrá importantes consecuencias en la economía y en los precios. Para empezar, las políticas arancelarias son claramente inflacionistas, lo que puede tumbar el actual ciclo de bajadas de tipos de interés de los bancos centrales. Asimismo, el impulso de los precios también pasará factura al consumo y, por extensión, al crecimiento económico mundial. La guerra comercial de Trump supone, por ello, una seria amenaza para el PIB global lo que, evidentemente, tendrá consecuencias en las bolsas.
