Opinión

Ser selectivo vuelve a estar de moda

  • Bert Flossbach, propietario y fundador de la gestora Flossbach von Storch
Dr. Bert Flossbach, propietario y fundador de la gestora alemana Flossbach von Storch

Los principales índices bursátiles están batiendo récord tras récord, impulsados por las grandes empresas tecnológicas. Actualmente, no hay señales concretas de que el auge tecnológico esté llegando a su fin o de que una recesión sea inminente. Tampoco se observan niveles excesivos similares a los que desembocaron en la burbuja puntocom, cuando las valoraciones de las empresas se dispararon hasta la estratosfera y los gráficos de precios de las acciones crecían más tiesos que una vela.

Sin embargo, los inversores se exponen a decepcionarse con el desempeño del mercado, víctimas únicamente de las altas expectativas generadas por ellos mismos. Y esto, sin tener en cuenta qué pasa por la mente del nuevo-viejo presidente de EE.UU., Donald Trump.

En cualquier caso, la probabilidad de ver una corrección ha aumentado. No obstante, predecir el momento exacto es difícil, como se demostró el año pasado.

No descartemos la posibilidad de una decepción. La perspectiva a largo plazo en renta variable es menos seductora que la previsión a un año: los próximos diez años probablemente serán significativamente más modestos que la última década. La gran culpa de esta pérdida de atractivo es la valoración actual del mercado de valores estadounidense, que ya ha descontado parte del crecimiento futuro de los beneficios empresariales.

Desde principios de 2015, los beneficios corporativos del índice S&P 500 se han duplicado, lo que supone un crecimiento anual del 7%, alineado con el promedio histórico a largo plazo. En cambio, los precios de las acciones se han triplicado, lo que se traduce en un aumento anual del 11,2%. Por lo tanto, las acciones se han encarecido, a todas luces. Aproximadamente un tercio de este aumento en los últimos diez años pueden atribuirse a esta mayor valoración, mientras que los dos tercios restantes ha sido 'ganados honestamente'.

¿Cuál es el potencial de rentabilidad de los principales índices? Escenario optimista: Los beneficios de las empresas estadounidenses crecen en torno a su tasa media histórica anual del 7% y las valoraciones se mantienen en su nivel actual, que es alto. En los próximos diez años, esto implicaría una duplicación de los precios el S&P 500. Sumando los dividendos, esto representaría un rendimiento total de aproximadamente el 8,5% anual.

Escenario base: Aumento de los beneficios empresariales del 7%, pero con una reducción en la valoración hasta su media histórica de aproximadamente 18. Esto implicaría un aumento anual del precio de las acciones de cerca del 4%, sumando los dividendos, un rendimiento total de alrededor del 5,5% anual.

Escenario pesimista: Si el crecimiento de los beneficios y/o valoraciones caen por debajo del nivel del escenario base, el rendimiento total esperado sería aún menor.

Los bonos vuelven a ganar atractivo. ¿Qué significa esto en términos concretos para una estrategia de inversión a largo plazo?

Los bonos han vuelto a generar reclamo en comparación con las acciones, lo que justifica una mayor ponderación de la renta fija -siempre que se descarte un nivel de inflación persistentemente elevado.

Además, el potencial a largo plazo del S&P 500 y MSCI World es moderado. Estos índices otrora cúspide de la pirámide, pueden perder su estatus de 'Santo Grial' del mundo de la inversión.

El potencial de las acciones infravaloradas que no forman parte de los pesos pesados del índice y que han sido ignoradas durante mucho tiempo parece mayor. La gestión activa también podría volver a dar sus frutos en el mercado de valores. Dicho de otra manera: la selección de acciones old-school - la buena, la de toda la vida – podría volver con fuerza.

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