Bolsa, mercados y cotizaciones

Los inversores en renta fija no ven la luz: pierden un 3,1% en un solo mes con los bonos

  • Las caídas abren una oportunidad de compra del 'T-Note' cuando alcance el 5%
  • La rentabilidad del soberano francés sube al 3,38%, máximo de noviembre de 2023
  • El rendimiento de la deuda británica se dispara a altos no vistos desde 2008
Imagen: Istock.

El inversor en renta fija no termina de ver la luz. En las últimas semanas, y especialmente en las sesiones más recientes, el precio de los bonos a nivel mundial ha vivido un abrupto descenso, que ha terminado de borrar todas las ganancias que habían atesorado el año pasado. Así lo muestra el Bloomberg Global Aggregate Index, que refleja el comportamiento del precio de una cesta de bonos globales. Este índice se deja un 3,1% en un solo mes -desde primeros de diciembre- y pierde un 0,80% en las escasas sesiones de mercado que llevamos de 2025.

Este bajón se explica en gran medida por las ventas de bonos de EEUU a más largo plazo, que no han cesado desde primeros de diciembre y que, en el caso de la deuda a 10 años, han disparado la rentabilidad desde el 4,15% en que estaba el pasado 6 de diciembre hasta el 4,67% actual (en renta fija, las caídas del precio se traducen en subidas del rendimiento, y viceversa). Este miércoles elT-Note llegó incluso a dispararse durante la sesión hasta el 4,72%, superando intradía su máximo de 2024 en el 4,70% y visitando niveles de noviembre de 2023.

Es principalmente el efecto Trump el que ha motivado que los inversores hayan deshecho sus posiciones en el bono estadounidense. La llegada del republicano a la Casa Blanca, que se hará efectiva el 20 de enero, implica ciertos riesgos. Se espera que sus políticas aceleren la inflación (los aranceles elevarán el precio de los productos), lo que ralentizará el ritmo de las bajadas de tipos en Estados Unidos. Las actas de la última reunión de la Fed, publicadas este miércoles, confirmaron ese temor a un repunte inflacionario. Por el momento, el mercado ya ha retrasado el primer recorte hasta el próximo mayo (hace sólo unos días, se esperaba para marzo). A esto se suma que bajo la nueva Administración se prevé un aumento del déficit, ya que el programa económico de Trump incluye una segunda ola de bajadas de impuestos.

Estas caídas del precio y el repunte de las rentabilidades no sólo afectan al T-Note, sino que se han trasladado a las principales referencias de deuda soberana a este lado del Atlántico. El bono de Francia a 10 años se mueve en máximos de noviembre de 2023, en el 3,38%; el británico ha escalado a altos de 2008, en el 4,85%; el alemán toca máximos de julio del año pasado, en el 2,54%; y el italiano, por su parte, se ha recuperado hasta el 3,7%.

Oportunidad de compra

La otra cara de estas caídas por precio, que penalizan a los inversores que ya tenían bonos en cartera, es la oportunidad que suponen para comprar deuda. Según señala Steven Wieting, estratega jefe de inversiones y economista jefe de la división de gestión patrimonial de Citigroup, la rentabilidad del bono de EEUU a 10 años podría irse al 5%, lo que indicaría un buen momento para entrar. "En el 5%, el bono sería realmente atractivo", afirma Wieting.

También hacia ese nivel del 5% apunta Eoin Walsh, socio de gestión de carteras de TwentyFour AM, boutique de Vontobel: "No esperamos un repunte sostenido de los treasuries en 2025; creemos que los rendimientos variarán poco a lo largo del año, pero esperamos más volatilidad y no serían sorprendentes mínimos por debajo del 4% y máximos hacia el 5%".

Sebastian Paris Horvitz, director de análisis de LBP AM (parte de LFDE), considera que "los rendimientos en EEUU y Europa se están volviendo atractivos", pero no descarta "nuevas presiones alcistas a muy corto plazo". De ahí su exposición "selectiva y prudente a la deuda pública en estos momentos", advierte.

"En lo que respecta a EEUU, el mercado debería prepararse para una volatilidad significativa en el frente fiscal en 2025, con mucho juego político y poca claridad hasta que se apruebe una ley presupuestaria adecuada", explica Gilles Möec, economista jefe en AXA IM. En estas circunstancias, "es completamente lógico que el mercado de bonos estadounidense, ya inquieto por el tono restrictivo de la Fed en diciembre, reaccione a los últimos acontecimientos políticos exigiendo mayores rendimientos a largo plazo".

Lo que está claro es que 2025 será un año volátil para una renta fija que hace ya mucho tiempo que de "fija" tiene poco. Según apuntan desde abrdn Adam Skerry, head of Inflation Rate Management, y Alex Everett, gestor de inversiones, en el presente ejercicio "es posible que los inversores deban considerar estrategias de renta fija más flexibles para sortear las incertidumbres económicas". Mientras que la Fed podría anunciar menos recortes, el BCE debería relajar su política monetaria para impulsar el crecimiento. Esta divergencia entre EEUU y Europa se traducirá en unas disparidades regionales en los rendimientos, señalan estos expertos: "Una economía estadounidense más fuerte implicaría que los bonos del Tesoro tendrían un rendimiento inferior al de la deuda pública europea debido a las diferentes políticas de los bancos centrales".

En relación con la deuda soberana, añaden que "los mayores déficits presupuestarios están ligados a un mayor endeudamiento y a una mayor oferta de deuda pública, lo que aumenta la presión sobre las primas por plazo y los rendimientos de la deuda con plazos más largos". Por eso prefieren "segmentos que podrían favorecen que la curva se empine" en los mercados con grado de inversión, "especialmente en Europa, donde la curva de tipos alemana puede empinarse. Esta estrategia se beneficia del aumento del diferencial entre los tipos de interés a corto y largo plazo", apuntan Skerry y Everett.

Más allá de los bonos soberanos, el año empieza mal para la deuda en su conjunto. De las 19 grandes categorías de renta fija que recoge Bloomberg, sólo tres están en positivo por precio en 2025. Son la deuda agregada de China, y el high yield (alto rendimiento) tanto de EEUU como global, que se anotan tímidos avances que en ningún caso superan el 0,40%. Las 16 categorías restantes arrojan pérdidas para el inversor. El índice de deuda corporativa Bloomberg US Corporate Bond (que, pese a su nombre, incluye bonos con grado de inversión tanto de emisores de EEUU como de otros países) cae por precio un 0,60% en este arranque de año, y se deja un llamativo 2,75% en los últimos 30 días. Por su parte, el Bloomberg US Aggregate (que recoge el comportamiento de una cesta que incluye tanto treasuries como deuda corporativa de EEUU) retrocede un 0,44% en enero y un 2,3% en 30 días. La deuda agregada europea se deja un 0,9% este mes y sufre un retroceso del 2,2% en un mes.

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