
Cuando comencé mi andadura en el sector de la intermediación hipotecaria hace ya veinticinco años, las reglas del juego eran muy distintas. El mercado era más opaco, las tecnologías eran limitadas, y la figura del intermediario hipotecario era esencialmente desconocida para la mayoría de los clientes y también para las entidades bancarias, que se sorprendían que un cliente utilizase a un intermediario, y no acudiera directamente a las entidades. Hoy, con un cuarto de siglo de experiencia a mis espaldas, explicar la importancia de los intermediarios financieros resulta algo más sencillo, pero antes, necesitamos un poco de contexto.
En los años 90 y principios de los 2000, el acceso a un préstamo hipotecario era un proceso complicado y lleno de incertidumbres. Los bancos controlaban el flujo de información, y muchas personas desconocían cómo negociar las mejores condiciones fuera de sus oficinas más cercanas. Fue en ese contexto donde la figura del intermediario hipotecario comenzó a ganar relevancia. Nuestra función no solo era facilitar el acceso a crédito, sino también democratizar la información y ayudar a los clientes a tomar decisiones más informadas.
No todo fue periodo de bonanza para la figura del intermediario durante los años 2000. La crisis financiera de 2008 marcó un antes y un después. Aquella sacudida hizo que muchas empresas del sector desaparecieran, pero también nos obligó a aquellos que resistimos a reinventarnos: la profesionalización y la regulación del sector se volvieron imperativas. Surgieron nuevas normativas, como la Ley 5/2019, que regula los contratos de crédito inmobiliario, y que aportó mayor transparencia y protección al consumidor. Este marco legal ha elevado los estándares de calidad, pero también ha supuesto un filtro natural para las empresas que no estaban preparadas para adaptarse.
Sin duda, uno de los cambios más significativos que hemos vivido es la irrupción de la tecnología. Desde las plataformas online hasta los comparadores digitales, el cliente tiene hoy acceso a más información que nunca. Esto, lejos de ser una amenaza, ha sido una oportunidad para diferenciarnos. En nuestro caso hemos adoptado tecnologías que nos permiten agilizar los procesos, ofrecer simulaciones en tiempo real y mantener una comunicación más fluida con nuestros clientes. Sin embargo, nuestra esencia sigue siendo la misma: un servicio personalizado y humano que no puede ser sustituido por algoritmos.
Ahí radica la clave para entender el pasado, el presente y el futuro de empresas como RN Tu Solución Hipotecaria en el sector. En un mundo tan digitalizado, nuestra principal fortaleza sigue siendo el trato cercano y profundamente personal. Mientras que un comparador online ofrece datos genéricos, nosotros analizamos cada caso de forma individual, considerando variables que una máquina no puede interpretar: los sueños, las preocupaciones y las expectativas de las personas. Esa capacidad de empatizar y ofrecer soluciones a medida es insustituible.
La hipoteca es un ente vivo, diferente para cada cliente, porque cada situación es única y, de momento, ningún algoritmo puede abarcar esa complejidad. Más allá del cliente, está la finca o la vivienda, que puede presentar particularidades que hacen que un mismo perfil no encaje en todas las entidades. Factores como las características del inmueble o incluso los plazos necesarios para firmar pueden determinar que un cliente no sea apto para una entidad específica, dependiendo de si tiene mayor o menor urgencia.
Otra ventaja clave es nuestro conocimiento del mercado. Sabemos desde hace más de dos décadas qué entidades ofrecen las mejores condiciones para cada perfil de cliente, y nuestra experiencia nos permite negociar en su nombre para obtener beneficios que no estarían al alcance de un particular. Además, actuamos como un filtro de calidad, ayudando a evitar errores que podrían tener consecuencias graves a largo plazo.
A pesar de nuestras fortalezas, enfrentamos retos importantes, como la competencia de los comparadores digitales gratuitos, que han ganado terreno por su facilidad de uso y aparente objetividad. Sin embargo, estas plataformas solo recopilan y ceden datos a las entidades con las que tienen acuerdos, sin ofrecer un acompañamiento físico durante un proceso que suele ser largo y complejo. Estar presente el día de la firma es crucial, ya que pueden surgir cuestiones que solo un experto puede resolver de forma ágil y eficiente, mejorando la experiencia del cliente. Aunque como consumidores a menudo nos quejamos de ser atendidos por máquinas, muchas veces dejamos algo tan relevante como una hipoteca en manos de algoritmos. Eso sí, hay operaciones muy estándar, ideales para estos sistemas, especialmente cuando el cliente es experto y busca minimizar costes y servicios
En cuanto al futuro, por lo tanto, creo que la clave estará en la combinación de tecnología y humanidad. La inteligencia artificial y los datos seguirán ganando protagonismo, pero siempre deben estar al servicio de una experiencia personalizada. Las empresas que sepan integrar estas dos dimensiones tendrán una ventaja competitiva.
¿Más vivos que nunca? La respuesta es sí: la intermediación hipotecaria está lejos de estar muerta y, de hecho, nunca ha sido tan relevante. En un mercado cada vez más complejo y regulado, los clientes necesitan expertos que les guíen y les aporten tranquilidad en un momento crucial de sus vidas, tanto hace veinticinco años como hoy, y en los próximos veinticinco. Nuestro papel no se limita a conseguir una hipoteca, sino también a generar confianza y ofrecer soluciones informadas. La democratización de los intermediarios hipotecarios ha sido clave para que las entidades bancarias sean más competitivas, lleguen más lejos y ofrezcan mejores productos a los consumidores, quienes finalmente se benefician al obtener más y mejor información, así como condiciones más favorables.