Opinión

Las incidencias y las medidas de apoyo de una concentración empresarial y sus tipos

  • Revista de Buen Gobierno, Iuris & Lex y RSC
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Tanto la integración empresarial como la concentración de empresas son procesos indisociables del sistema económico, pues una gran empresa es capaz de reducir más fácilmente el peso de sus costes fijos al producir en masa y al vender a un mercado mayor. Derivado de lo anterior, se parte de la premisa de que una concentración empresarial acelera el ritmo de crecimiento, reduce su coste y disminuye los riesgos.

Ahora bien, si se acude a una lógica económica, una empresa puede ser eficiente y dar una alta rentabilidad a sus accionistas, así como prestar un servicio a la sociedad sin necesidad de ser una gran empresa. Algunos expertos entienden que una empresa no tiene que ser ni grande ni pequeña, sino eficiente; y que la dimensión tiene algunas ventajas de escala, pero no debe constituir un objetivo en sí mismo -sobre todo si los beneficios de un proceso de fusión se obtienen mediante la solución fácil y poco innovadora de recortes de personal y centros de producción-.

En el mismo sentido, la pretensión constante de conseguir un ahorro de costes o de entrar en un nuevo mercado, no implica, obligatoriamente, llegar a tener un gran tamaño; ahora bien, también es cierto que una empresa pequeña debe realizar un gran esfuerzo para conseguir estos objetivos.

El sistema económico busca la eficacia en el uso de los bienes de producción, lo que implica que tanto la integración de empresas como la concentración de mercados sean fenómenos estructurales y dinámicos y no sean fruto de una coyuntura pasajera. Teniendo en cuenta que en las épocas de crisis abundan las operaciones de concentración y las estrategias defensivas o de reconversión, es en las épocas de más alto crecimiento económico cuando se produce una mayor integración empresarial.

La Comisión de la UE (Reglamento del Consejo sobre el Control de las Concentraciones entre Empresas (2004/C31/03)) considera que hay tres requisitos que son especialmente importantes para la aplicación de la "excepción de empresa en crisis".

En primer lugar, la empresa presuntamente en crisis debe estar condenada, a por sus problemas económicos, a abandonar el mercado en un futuro próximo sino es absorbida.

En segundo lugar, no debe haber otra posibilidad de compra menos perjudicial para la competencia que la concentración notificada.

En tercer lugar, de no mediar una concentración, la desaparición de los activos de la empresa en dificultades en el mercado debe resultar inevitable. Las medidas de apoyo. Tanto en España como en la UE se establecen ciertas políticas de apoyo a la concentración empresarial para mejorar la competitividad de las empresas en aquellos sectores en los que un tamaño mínimo puede ser un factor de ventaja competitiva.

Para realizar un análisis cuantitativo sobre la concentración empresarial en los sectores económicos se usan dos medidas: el índice discreto, y el índice de importancia relativa.

Con estos índices se puede conocer el grado de control económico o de poder de mercado de las mayores empresas sobre el conjunto de la industria y, en general, cuál es el peso específico en la estructura del mercado de las compañías más grandes.

a) El índice discreto consiste en observar la proporción de la variable de dimensión (por ejemplo, la cifra de negocio) que poseen las mayores empresas de la población del sector o de la industria estudiada; a su vez, cada empresa tiene un rango según una clasificación por orden decreciente.

b) El índice de importancia relativa es una medida que pretende conocer el número de empresas que se necesitan para alcanzar un determinado porcentaje de la variable de dimensión (por ejemplo, las ventas) del sector.

Normalmente, se suelen utilizar índices de concentración CR5 o CR20, es decir, que observan el volumen de la variable absorbida por las 5 o las 20 mayores empresas de cada sector o industria.

Entre los distintos tipos de concentración empresarial que existen, hay que destacar la concentración horizontal y la concentración vertical Toda concentración se produce, inicialmente, como consecuencia de un proceso de acumulación interna en el seno de la propia empresa y, posteriormente, se genera un proceso de acumulación externa o de integración de otras capacidades productivas existentes.

Este proceso es conocido con el nombre de concentración horizontal. A partir de esta idea, se entiende que responde al concepto de concentración empresarial "todo proceso que acumula en pocas manos o centros de decisión el capital y las capacidades productivas de un conjunto de empresas. El resultante de esta acumulación se conoce como grupo de sociedades".

Consecuentemente, la concentración horizontal es la ampliación de la capacidad productiva de la empresa por la unión o la suma de las capacidades de otras empresas que se puede producir dentro de una industria o de un sector o integrando las existentes en diferentes industrias (concentración diversificada).

Con la integración horizontal no se incorporan nuevas actividades al núcleo duro del negocio, sino que se crean nuevas empresas o se adquieren otras para hacer algo similar, y siempre con el objetivo de llegar a más mercados. Esta concentración aparece en empresas que trabajan en un mismo sector que están presentes en otros mercados y tienen la finalidad de eliminar o reducir la competencia.

Es una forma rápida de penetrar en otros mercados sin alejarse del núcleo de la actividad empresarial. Es hacer lo mismo, pero en otros lugares. Al adquirir otras compañías de la competencia, se adquiere también su saber hacer y la experiencia de sus trabajadores y directivos. El inconveniente de esta integración horizontal es que requiere fuertes inversiones y se amplía el espectro del riesgo.

Las ventas podrían ser insuficientes para cubrir toda la nueva inversión, llegando al final a obtener resultados contrarios a los esperados. En la concentración vertical, la empresa realiza operaciones que pueden ser desempeñadas por otras compañías, con el objetivo de disminuir costes o para obtener más beneficio derivado de esas otras ramas de actividad.

La compañía expande su actividad más allá del núcleo duro de su negocio. Esta integración es el resultado de las empresas que complementan su actividad productiva para mejorar su rentabilidad. La parte beneficiosa de la integración vertical se encuentra en la reducción de costes, en una gestión más ágil -al no depender de terceros- y en un mayor control sobre la cadena de producción.

Sensu contrario, considerando que el proceso de integración no es tarea fácil, aparecen ciertas desventajas pues hay que añadir nuevas funciones al core business sin contar con el personal adecuado para esas nuevas tareas, ni de las técnicas de gestión necesarios para hacerlo y conseguir beneficios -camino contrario al outsourcing-.

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Abogado, economista, auditor, doctor y profesor titular Sistema Fiscal. Socio fundador de Firma Martín Molina

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