
Alguien me comentó en "X" que, en Argentina, a la clase media le llamaban la clase "que tuvo": que tuvo vacaciones, que tuvo dos coches, que tuvo viajes, que tuvo ahorros… Un país cuyos dirigentes convierten su clase media en clase "que tuvo" acaba como ha acabado Argentina.
El caso es que creo -y ojalá me equivoque– que la fórmula que se está cocinando para cuadrar el círculo de la nueva financiación autonómica en España pasa por una fuerte subida de impuestos. Que recaería sobre las clases medias, medias altas y altas. Un aumento de impuestos que convertirá a las clases medias en clases "que tuvo", a las medias altas en medias bajas y a las altas, en medias.
En la bajada del escalón social no he incluido a las clases muy altas, los tan denostados "ricos", porque los "ricos" tienen fórmulas más que suficientes para defenderse. En cuanto a las clases bajas, el IRPF no les suele dar a pagar, como es lógico. Y las medias bajas conforman la base electoral de la actual coalición gubernamental. Si puede evitarlo, ningún político tira piedras a sus votantes.
¿Y por qué creo que la única posibilidad de condonar deudas a tutiplén y establecer conciertos y/o un sistema federal solo se puede realizar subiendo impuestos? Pues porque lo dicen el sentido común y las matemáticas.
Al eliminar el modelo actual, habría comunidades que recibirían mucho menos dinero. La única forma de que no haya un colapso en la prestación de servicios en esas comunidades es que el dinero lo pongan los ciudadanos, ya sea de la comunidad afectada o del conjunto del Estado. Y del único sitio donde se puede "rascar" es de esas clases, medias y medias altas. Porque el Estado no se puede endeudar más. Lo prohíben las reglas fiscales de la Unión Europea y estamos al límite. Y todavía no ha nacido el político español que está dispuesto a reducir gasto político innecesario. El Estado no se va a apretar el cinturón.
No debo de ir tan desencaminado en mi teoría cuando, en una entrevista de esas un tanto confusas que dio la vicepresidenta Yolanda Díaz, dejó caer en medio del galimatías general que la reforma de la financiación no es posible sin una reforma fiscal. Y muy particularmente sobre las rentas del capital, es decir, sobre la inversión y el ahorro.
Atacar a inversores y ahorradores sale gratis si eres un gobierno de izquierdas. Se les puede identificar con los malvados "ricos". Serán el objetivo principal. Especialmente si han concentrado sus ahorros en el sector inmobiliario, pues tendrán el agravante de ser especuladores que impiden el acceso a la vivienda. Hachazo fiscal más que justificado.
Pero no va a ser suficiente, así que hay que subir otros impuestos, tanto directos como indirectos. La consideración de cuánto tiene que ganar alguien para ser considerado "rico" saldrá de un estudio sobre tendencia de voto.
En cualquier caso, las clases medias y medias altas verán como aumenta su cuota del IRPF. También y muy especialmente, las clases altas, que son ricos sin capacidad de montarse una sociedad en Luxemburgo, cambiar de país o crear un entramado de sociedades "off shore".
El problema económico que genera todo esto es triple. En primer lugar, porque las clases medias, medias altas y altas son el motor del consumo de un país. Y aunque lo de consumo suene muy mal, es lo que hace que funcione la economía de todos, incluida la de los que consumen menos.
En segundo lugar, se está planteando la cuestión en un momento en el que la resaca de la pandemia y la llegada de los fondos europeos ha generado cierto crecimiento. Pero ese turismo desatado, ese salir a cenar fuera de jueves a sábado y esos fondos europeos no serán eternos. Se van a hacer números muy optimistas para una cuestión de carácter estructural, pero cuando España se vuelva a contagiar de la euroesclerosis (Europa ya está al borde del estancamiento), habrá que compensar la diferencia. Con más impuestos.
Y eso nos lleva al tercer y más grave problema, y es que ese machaque impositivo a las clases medias y medias altas es lo peor que le puede pasar a la economía de un país, puesto que ya hemos explicado que son el motor económico del mismo. Convertir clases medias en clase "que tuvo", tuvo muy malas consecuencias en Argentina y aquí no será diferente.