Opinión

Un 'elefante en la habitación' de la CEOE que nadie quiere ver

Begoña Gómez y Díaz conducen al elefante de Conpymes al diálogo social. PV
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Que el Gobierno tiene un interés desmedido por Conpymes, la patronal catalana de la pequeña y mediana empresa, tiene pocas dudas. Begoña Gómez, esposa de Pedro Sánchez, participó como directora de la cátedra para la Transición Social Competitiva con una ponencia en la inauguración oficial en la Casa Árabe de Madrid, junto a la vicepresidenta segunda, Yolanda Díaz.

La nueva patronal, que dice representar a 2,3 millones de pequeñas empresas y autónomos, sólo logró la adhesión de las pymes catalanas agrupadas bajo las siglas de Pimec, los autónomos de UATAE, antes pertenecientes a CCOO en Cataluña, y la patronal del transporte por carretera, Fenadismer. Su objetivo principal no es la promoción del "capitalismo inclusivo", como rezaba el lema en su presentación, sino hacerse un hueco en la mesa del diálogo social en representación de los empresarios, un monopolio exclusivo de CEOE y Cepyme.

En junio último, el Ministerio de Industria otorgó a Conpymes una vocalía en el Consejo Estatal de la PYME y del Observatorio Estatal de la Morosidad Privada. Un mes antes, Díaz había colado en el real decreto sobre la reforma del subsidio del desempleo una modificación del reglamento del Consejo Económico y Social (CES) para que antes del 22 de agosto pueda entrar Pimec.

El Gobierno mata dos pájaros de un tiro con el apoyo tanto a Pimec como a Conpymes. Por un lado, ampliaría el cordón sanitario, creado junto con los sindicatos en torno a Garamendi y, por otro, satisface las demandas de sus socios independentistas. Sobre todo, de ERC a la que necesita para gobernar en coalición con Salvador Illa. Eso explica la implicación de la mujer del presidente.

Las opiniones en la patronal están divididas entre quienes consideran que la entrada de Conpymes en el diálogo es irreversible y los que piensan lo contrario. Todos consideran que el Consejo de la Pyme tiene un papel irrelevante, pero reconocen que es la manera de investir institucionalmente a Conpymes antes del siguiente paso, el ingreso en el diálogo social.

Sobre Pimec, "el pleno del CES aún no se ha pronunciado y no creo que cuente con el apoyo de los sindicatos", argumenta un dirigente de CEOE. El presidente de la patronal quitó hierro al asunto en la reciente asamblea de la CEOE. "No vamos a entrar en la política de amiguetes", respondió ante las preguntas de los periodistas.

Conpymes genera gran inquietud interna en la CEOE porque cuenta con el apoyo real del Gobierno, no sólo de Yolanda Díaz. "Es como el elefante en la habitación que nadie queremos ver, aunque está ahí presente y en cualquier momento pueda aplastarnos", asegura un alto dirigente empresarial.

Las resoluciones de las diferencias entre Garamendi y Cuerva dominaron la cena del lunes

Su oportunidad puede presentarse en los próximos meses, en los que Cepyme renovará sus órganos de gobierno. Su presidente, Gerardo Cuerva, sonó durante meses como el candidato mejor posicionado para disputar a Garamendi la presidencia de la patronal a finales de 2022. Pero finalmente declinó presentarse. Según él, para no romper con la tradición de que los presidentes cumplan con sus dos períodos de mandato.

La confianza entre ambos nunca llegó a recuperarse desde entonces. Las elecciones de Cepyme a principios del año que viene son el campo propicio para volver a medir sus apoyos respectivos. Desde hace meses, se especula con que la CEOE podría presentar su propio candidato, una persona diferente a Cuerva. Incluso se barrunta que habrían sido tocados ya dos aspirantes, que hasta ahora han rehusado la invitación.

Si hay lío con las elecciones de Cepyme, Díaz aprovechará para colar a Compymes

Sería la primera vez que se presenta una candidatura alternativa y demostraría que, pese al buen entendimiento en apariencia, las aguas nunca volvieron a su cauce habitual. Cepyme es una organización gemela de CEOE y hasta ahora jamás hubo diferencias en sus planteamientos programáticos. Pero esto ha comenzado a cambiar.

La semana pasada, Cepyme recogió el guante del descontento empresarial con la presentación de un manifiesto "por la libertad empresarial" en el que se acusa al Gobierno de populismo e intervencionismo, con una dureza inusitada.

La proclama, muy celebrada entre las organizaciones territoriales provinciales y autonómicas, que se adhirieron rápidamente al texto, no fue recibida con el mismo entusiasmo en la CEOE. Garamendi no sólo marcó distancias durante su intervención en la asamblea de Cepyme, su organización fue la única que no se pronunció oficialmente en favor del manifiesto.

En la cena convocada el lunes con los vicepresidentes y los principales dirigentes para preparar la asamblea que tenía lugar al día siguiente, la disputa interna salió a relucir en la mesa del convite, según varios de los presentes.

Cuerva no asistió porque tenía un compromiso inexcusable, con un viaje fuera de España desde hace tiempo, y no podía cambiarlo. La mayoría de los vicepresidentes salieron en tromba a criticarlo y cerraron filas con Garamendi, con el argumento de que el gran patrón había sido informado con sólo dos días de antelación del contenido del manifiesto.

El texto se entregó en el comité ejecutivo de Cepyme del lunes, 1 de julio, dos días antes de la asamblea programada para el 3. En Cepyme alegan que llevaban meses discutiéndolo y que los miembros del comité son los mismo que se sientan también en la CEOE y, por tanto, no había necesidad de informar. La idea original, además, fue lanzada en un comité ejecutivo en mayo, tres meses antes.

Sea como fuere, los asistentes quedaron en mejorar la coordinación entre las dos organizaciones, aunque el problema de fondo subsiste porque Cepyme quiere tener autonomía para defender en público iniciativas por su cuenta, cuando los planteamientos sean específicos de las pequeñas empresas. Algo que no acepta Garamendi, acostumbrado a que todo pase por el filtro de la CEOE, ya que representaría cambiar la naturaleza de la organización patronal.

El conflicto recuerda al de Pimec, que acabó separándose de Foment del Treball por las diferencias internas. En 2012, se intentaron reconciliar. Con la llegada de Sánchez Llibre se acordó el reparto de la cuota de representación y de las ayudas institucionales. Pero la integración fue misión imposible, porque "defendemos intereses distintos", en palabras del ex presidente de Pimec, Josep González.

La cuestión que sobrevuela el debate en estos momentos es si el manifiesto de Cepyme, que logró el apoyo entusiasta de todas las organizaciones territoriales de la patronal, hubiera sido posible por parte de CEOE. Aquí hay respuesta para todos los gustos. La presencia de las grandes empresas limita el margen de maniobra y modera las críticas de la gran patronal al Gobierno, ya que la regulación es decisiva para muchas de ellas.

Los recientes encuentros de Yolanda Díaz con Telefónica, Mapfre, Seat o Santander para recabar su apoyo a la reducción de la jornada laboral, pone de manifiesto esta contradicción. Las grandes empresas aceptan lo que las pequeñas niegan. "Sin embargo, Garamendi es contrario al recorte horario, hasta que contemple condiciones aceptables para todos", argumenta uno de sus directivos.

En medios empresariales preocupa que el Gobierno de Sánchez utilice las fisuras en las organizaciones patronales para colar a Conpymes en el diálogo social. Y nadie duda de que aprovechará cualquier oportunidad.

La entrada de Conpymes obligaría a Foment a separarse de CEOE para pedir su cuota de representación ante el diálogo social, ya que la actual normativa lo supedita a que el postulante no esté bajo el paraguas de una organización estatal como CEOE. La polémica está servida. En lo único que están de acuerdo es en que es necesario alcanzar un consenso, que devuelva la paz interna.

PD. -La propuesta de José Luis Escrivá para gobernar el Banco de España ha provocado la oposición del PP por considerar que se politiza la decisión y más después del pacto del CGPJ que ponía coto a las puertas giratorias. Gobierno y oposición se despidieron sin poner fecha para una nueva reunión. Con la ruptura entre Feijoo y Abascal a cuenta de los Menas, la impresión es que un compromiso con el PSOE sería echar más leña al fuego, aunque en el PP aseguran lo contrario y ponen el pacto como muestra de su voluntad para lograr acuerdos. La sensación de bloqueo es total.

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