Opinión

El proceso transformador del plan de recuperación y los fondos europeos

  • El mejor desempeño del PIB no hubiera sido posible sin el despliegue de los fondos UE 

Hay datos que son indiscutibles, que indican el momento que vivimos, la situación y contexto que nos envuelve y que no pueden rebatirse desde posiciones objetivas y, por tanto, que demuestran que quienes cuestionan los datos están cuestionando la forma en la que la ciencia económica mide la realidad. Uno de ellos es, sin duda, que España crece y lo hace con mayor fortaleza y dinamismo que el resto de países de nuestro entorno, habiendo logrado recuperarse de la paralización de la actividad económica en 2020, con un mayor impulso que las otras tres grandes economías de la zona euro como Alemania, Francia e Italia.

Lo confirman los datos de crecimiento del PIB de 2021, 2022 y 2023 en los que nuestro país creció por encima de las previsiones de organismos nacionales e internacionales, públicos y privados, con un 6,4%, un 5,8% y un 2,5%, respectivamente. Haciendo que, en el último año, el crecimiento del PIB español fuera cinco veces mayor que el del conjunto de la zona euro.

Y lo demuestran también, las previsiones de crecimiento para este 2024, que el Gobierno situó en el 2% y que todos los organismos están actualizando al alza. Así, la Comisión Europea prevé un crecimiento del 2,1%; el FMI, del 2,4%; la OCDE, del 1,8%, el Banco de España, del 2,3%, la Airef, un 2%; y el BBVA Research, del 2,5%. Liderando, por cuarto año consecutivo, el crecimiento económico entre las grandes economías de Europa.

Unos datos y un mejor desempeño de la economía española que no hubiesen sido posible, en buena medida, sin el despliegue de los fondos europeos a través de un instrumento como el Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia, que está demostrándose tan eficaz en el dibujo de las necesidades del tejido económico y productivo de nuestro país y del horizonte al que aspiramos.

Estos días, además, conocemos que la Comisión Europea autoriza el cuarto desembolso a nuestro país, por valor de 10.000 millones de euros, tras cumplir 60 de los 61 hitos previstos, que confirma la confianza de Europa en nuestras reformas e inversiones.

Con este cuarto pago, nos convertimos en el país de la Unión Europea que más hitos ha cumplido, 181 reformas e inversiones de las 416 previstas, más del 35 por ciento, poniendo en marcha 12 proyectos estratégicos y se han resuelto convocatorias por valor de 37.703 millones, que están permitiendo no solo crecer sino crear más empleo que nunca, con datos históricos en todas las variables y también están permitiendo reindustrializar España y avanzar en la transformación de empresas, pymes y autónomos; y en la modernización en clave ecológica y en clave digital, de la actividad económica de nuestro país.

España está sabiendo aprovechar esa inyección de dinero público desde el primer momento para llevar a cabo las grandes transformaciones de las que llevábamos décadas hablando; y que, por fin, ahora tenemos los recursos necesarios para llevarlas a cabo. Siendo, además, el primer país junto a Portugal en recibir el visto bueno al Plan y de los primeros en recibir los cuatro primeros tramos de financiación tras cumplir objetivos en tiempo y forma.

Uno de los datos que corrobora que los fondos europeos están siendo una palanca económica es, por ejemplo, la inversión pública una vez descontada la depreciación del capital. Por primera vez, desde 2011, está inversión pública neta ha sido positiva. Esto significa que, desde 2012, la inversión pública bruta era inferior a la depreciación, por lo que había una descapitalización de los activos públicos. En 2021 esa tendencia ha cambiado y también la ratio de inversión pública sobre el PIB está claramente por encima de los niveles pre-pandemia gracias a los fondos Next Generation.

La capacidad de los fondos sobre nuestra economía se ve también en la mayor recepción de subvenciones a pequeñas empresas y pymes, un 38,3% sobre el total. Lo que desmonta, a su vez, el mito de que los fondos son acaparados por las grandes empresas, y permite dar un impulso a la inversión y capacidad productiva de empresas que por su tamaño o sector no lo habrían podido alcanzar sin esta inyección pública. Proceso que está permitiendo llevar a cabo tanto la transformación digital y energética que va a hacer posible un mayor impulso al crecimiento empresarial, el crecimiento del empleo y también a un mayor crecimiento del valor añadido de los empleos del futuro, como demuestra ya actualmente que uno de cada cinco empleos que se crean son de sectores TIC.

En definitiva, los fondos europeos están siendo una oportunidad de país. Que la potencialidad sea aún mayor, depende en buena medida de como seamos capaces de aprovecharlos, tanto las administraciones públicas como las empresas privadas, y esa es una tarea que nos interpela a todos.

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