Ha duplicado con creces sus ventas, presenta una nueva línea de microprocesadores y prometió seguir lanzando nuevos productos durante los próximos años. Al final, Nvidia, el fabricante de chips, presentó el tipo de resultados taquilleros que los operadores y los inversores habían estado esperando el pasado 23 de mayo. El "Día de Nvidia", como se conoce ahora en Wall Street, resultó ser mejor de lo que incluso el inversor más optimista podría haber esperado. Sólo hay una pega. La empresa está impulsando el mercado alcista más o menos por sí sola. Si algo se tuerce en su turboexpansión, la renta variable caerá con ella.
No cabe duda de que las cifras son impresionantes. Las ventas totales aumentaron un 262% interanual, y sólo en el último trimestre obtuvo unos ingresos de 26.000 millones de dólares, muy por encima de los 24.000 millones previstos. Según su Consejero Delegado, Jensen Huang, su nuevo chip Blackwell marcará la siguiente fase de crecimiento, y está en vías de seguir lanzando microprocesadores nuevos y aún más potentes en los próximos años. Nvidia es la principal beneficiaria del auge de los ordenadores superinteligentes. Mientras siga invirtiendo dinero en ChatGPT y en la multitud de robots rivales que replican la inteligencia humana, la empresa podrá seguir expandiéndose. Junto con Apple, Amazon, Meta y Microsoft, es la última de las grandes empresas tecnológicas surgidas en Estados Unidos.
A los inversores, como era de esperar, les gustó lo que oyeron. Incluso después de una subida del 90% en el precio de la acción durante el último año, que la llevó a superar un valor de mercado de 2 billones de dólares, en las operaciones posteriores al cierre se añadieron a su valor otros 180.000 millones de dólares, equivalentes a 2,5 veces el PIB de Ghana. Los inversores habían apostado fuerte por que Nvidia mantuviera su expansión, y por ahora eso ha dado buenos frutos. El único problema es que todo el mercado de valores depende ahora peligrosamente de esta única empresa. Según un análisis de UBS, Nvidia representa ahora por sí sola el 5,3% del valor del S&P 500, mientras que su aumento de 411 puntos porcentuales en el beneficio por acción en comparación con hace un año ha contribuido por sí solo en 2,5 puntos porcentuales al crecimiento del 10,3% de los beneficios del mercado.
En pocas palabras, Nvidia está impulsando en gran medida no sólo los robots de inteligencia artificial del mundo, sino también el mercado de valores. De momento está muy bien. Mientras siga superando sus expectativas, los mercados seguirán subiendo. Y, sin embargo, también significa que habrá una caída desagradable si tropieza, porque el mercado alcista está cada vez más apuntalado por una sola empresa, y por muy brillantes que sean sus altos ejecutivos es difícil mantenerlo para siempre.
