
Por haber abandonado en los últimos años la construcción de viviendas públicas para ser cedidas en alquiler o vendidas a bajo precio, hoy los jóvenes españoles se topan con unos precios de alquileres e hipotecas inasumibles para una gran parte de ellos, lo cual trae como consecuencia el retraso en la salida de las casas paternas y la dificultades para contraer matrimonio y tener hijos a edades adecuadas.
A este problema es preciso añadir una muy mala distribución de la riqueza. En palabras de Juan Ramón Rallo: "La riqueza neta promedio hasta el percentil 25 es de 4.000 euros y la riqueza media entre el percentil 90 y el 100 es de 1,6 millones de euros. El primer factor que determina la desigualdad de riqueza son las diferencias de edad. Los ancianos han dispuesto de mucho más tiempo para ahorrar y capitalizarse que los jóvenes: en el caso de España, la riqueza neta de los hogares cuyo cabeza de familia tiene menos de 35 años asciende a 77.000 euros frente a los más de 440.000 euros de aquellos hogares cuyo cabeza de familia supera los 65 años"
Pero no es sólo la edad. También está el hecho de que los ingresos de los miembros de familias patrimonialmente ricas son mucho mayores que los de familias pobres. Según los cálculos de Rallo, los bajos ingresos de las familias (hasta el percentil 25) ascienden a 23.500 euros anuales, mientras que los de las familias ricas (del percentil 90 al 100) totalizan 94.200 euros anuales. La fuente fundamental de estas diferencias no proviene de las rentas del capital sino de las rentas laborales. En efecto, los ingresos salariales del primer grupo son de 20.500 euros y los del segundo grupo de 71.500. Como es obvio, mayores ingresos dan mayor capacidad de ahorro.
A lo anterior se une la escasez de vivienda en propiedad en las familias pobres (hasta el percentil 25 de patrimonio sólo el 21% tiene vivienda propia). Pero España no es el único país europeo con estos problemas de vivienda. Esta crisis de la vivienda se ha convertido en uno de los principales problemas en los estados miembros de la UE. Según Eurostat, desde 2015 el precio promedio para adquirir una vivienda en la UE ha subido un 48.4%, mientras que los salarios en el mismo periodo han crecido un 19%. La situación es especialmente grave entre los jóvenes: más de una cuarta parte de los europeos de entre 15 y 29 años que no viven con sus padres lo hacen en condiciones de hacinamiento. La relatora de la ONU Balakrishnan Rajagopal ha escrito a este propósito lo siguiente: "La crisis de la vivienda ya no solo afecta a las personas con bajos ingresos, a los inmigrantes o a las familias monoparentales, sino también a las clases medias".
Por otro lado, los partidos de extrema derecha han hecho en varios países –por ejemplo en Países Bajos- su gran apuesta política, cargando sobre la inmigración la culpa de la escasez de viviendas y exigiendo la vuelta de los inmigrantes a sus países. También en Alemania ocurre algo parecido y las personas que han visto subidos los alquileres tienen más probabilidad de votar al partido de la ultraderecha.