El pasado 2022 fue el peor año de la renta fija desde que hay registros, es decir, desde al menos 1990, con una caída por precio del 16%. Un porcentaje que incluso superó el bono americano, el activo que sobre el papel es el más seguro del mundo, que sufrió un descalabro del 19%.
La razón de esta debacle en la deuda estuvo en el creencia de los inversores de que el mensaje de la Fed y del BCE de calificar el alza de la inflación de entonces como transitoria era erróneo. El tiempo dio la razón al mercado y la persistencia de los altos precios obligó a los bancos centrales a realizar la subida de tipos más agresiva de su historia, lo que hundió el precio de los bonos y disparó su rentabilidad. Ahora en cambio, aquella tormenta empieza a ser sólo un mal recuerdo para los gestores de los mayores fondos de deuda española. Tanto es así que todos los vehículos con más de 1.000 millones en activos bajo gestión logran borrar el golpe que dio aquel año a sus carteras, al cotizar actualmente a un precio superior al del cierre de 2022.
Esta mejora responde al cada vez más cercano inicio de las bajadas en el precio del dinero a ambos lados del Atlántico, que beneficia a la deuda. Una tendencia positiva que se mantendrá en renta fija ante el convencimiento del mercado de que tanto el BCE como la Reserva Federal de EEUU moverán ficha en los próximos meses y darán inicio al ciclo de recorte de tipos. El dato de inflación publicado el miércoles acercó aún más esa posibilidad, al retroceder una décima su tasa general, hasta el 3,4%, y dos la subyacente, hasta el 3,8%. Con ello la rentabilidad del bono americano se relajó en casi 10 puntos. Esta caída en los precios lleva al mercado a anticipar dos bajadas de tipos por parte de la Fed en el año, lo que propicia que persista el actual escenario favorable para la renta fija.
