
El consejero delegado de Criteria, Ángel Simón, se estrenó hace unos meses con ánimo de recuperar la vieja filosofía, la de crear un grupo industrial, con presencia en empresas donde tenga el control o ejerza su influencia en la gestión. Se enfrenta a la tarea titánica de reordenar la cartera de participaciones de La Caixa. Pero pronto se topó con una fuerza invencible y difícil de prever: el Estado. En Telefónica, la idea es que se desprenda del 2,5% en CaixaBank, para cumplir con los requisitos del BCE, y concentrarse en Criteria. El grupo subió ya al 5% y la idea es acercarse como mínimo al 6,7% exigido por la operadora para mantener a Fainé en el consejo quien, además, es vicepresidente.
La intención de Fainé no es enfrentarse al Gobierno, sino colaborar con él. El objetivo ideal sería alcanzar el 10% para medirse de igual a igual con la SEPI, aunque el porcentaje final dependerá de la caja libre, porque el holding tiene que atender las necesidades financieras de la ingente obra social atendida por la Fundación La Caixa, una de las mayores del mundo.
El Estado es como un monstruo con mil caras en un juego de máscaras de carnaval, en el que nunca sabes a ciencia cierta cual es la auténtica. La Sepi, dependiente de la ministra de Hacienda, María Jesús Montero, sube peldaños en el capital de Telefónica, mientras el ministro de Transportes, Óscar Puente, endosa a Criteria la conformación de un grupo español para sustituir a los húngaros de Magyar Vagon en la opa de Talgo.
Simón se entrevistó esta semana con un responsable de Trilantic, el fondo mayoritario de Talgo. La petición oficial fue recibida con gran escepticismo, porque Criteria no tiene experiencia en el sector, y lo primero que necesitaría es encontrar un socio industrial. Las pesquisas realizadas hasta ahora son infructuosas. CAF se niega a entrar en la operación, porque considera que el nicho de Talgo en alta velocidad es muy vulnerable y ofrece poco margen. El primer reto del comprador debería ser su diversificación hacia otras actividades.
El Gobierno recibe una carta de un grupo español interesándose por entrar en Talgo
La situación podría dar un vuelco en las próximas semanas si se confirman las intenciones de un grupo español, que ha manifestado su interés por el proyecto en una carta enviada al Gobierno, según aseguran.
Puente está en una encrucijada. Pese a sus buenas intenciones de fortalecer la industria española y evitar la transferencia de la tecnología de doble ancho de vía de Talgo, no tiene argumentos jurídicos para vetar la operación de la firma pública de Hungría, que ejercerá la presidencia de turno de la UE. Otro de los problemas en el cajón era el asunto Naturgy. Una de las primeras decisiones pactadas entre Simón y el presidente de la gasista, Francisco Reynés, fue buscar una salida a los dos fondos de capital riesgo GIP y CVC, que están cercanos a que expire su plazo de inversión. Las pesquisas se centraron en Emiratos tras descartar la posibilidad de buscar fondos soberanos de Arabia Saudí o Qatar, por los problemas con sus inversiones. Los fondos emiratíes como Masdar o Mubadala están ya presentes en grandes sociedades españoles como Iberdrola o Cepsa, respectivamente, contribuyendo a la estabilidad de sus accionariados.
Criteria quería evitar que la salida de estos dos socios golpeara el precio de la acción, como ocurrió en las últimas semanas, a la par que eliminaba la tentación del Gobierno de entrar en su capital, como ha hecho en Telefónica, dado su carácter estratégico. Por eso se comunicó de manera informal cuanto antes al Gobierno. Ahí comenzaron los problemas, porque a los pocos días la negociación apareció recogida en La Vanguardia para sorpresa de sus autores.
Como explicó Criteria a la CNMV se trataba de conversaciones preliminares, que se habían iniciado también con otros posibles interesados. El holding optó desde el principio por dar la máxima transparencia para evitar que lo acusaran de una posible manipulación del precio de la acción. El comunicado identificó al grupo Taqa, la energética pública emiratí, que dio un paso adelante y confirmó las conversaciones.
¿Por qué filtró el Gobierno las negociaciones? La creencia generalizada es que lo hizo con la intención de perjudicarlas. La historia de la relación de la vicepresidenta y ministra de Transición Ecológica, Teresa Ribera, y Naturgy sufrió algunos reveses. Después de autorizar la entrada del fondo australiano IFM con condiciones, paralizó el proyecto Géminis, que pretendía dividir la gasista en dos. ¿Quería Ribera influir en la decisión del futuro socio estratégico? Es más que probable, conocida su activa participación en el conflicto entre Iberdrola y Repsol y sus reciente palabras en las que no descarta la toma de una participación pública, aunque lo considere "prematuro".
El movimiento no es del agrado del Gobierno, como demuestran las declaraciones de la vicepresidenta primera, María Jesús Montero, que el miércoles puso en duda la transparencia del dinero árabe y pidió que los socios fueran españolas, y el jueves insistió en esa línea.
Yolanda Díaz, el perejil de todas las salsas, también desveló que había pedido por carta a su Gobierno que tomara el 10%. Las tres vicepresidentas parecen interesadas en tomar cartas en el asunto, aunque unas más que otras. Mientras que el titular de Economía, Carlos Cuerpo, se limita a recordar que tiene "todos los instrumentos" a su alcance para intervenir.
Medios del Gobierno consultados por elEconomista.es reconocen que, en estos momentos, existe un debate interno sobre la posible entrada. Una de las opciones que está sobre la mesa es que una de las condiciones para autorizar la opa de Taqa sea que le venda el 10% de la gasista española.
El temor a que más del 50% de Naturgy quede en manos árabes revive el intervencionismo
El Ejecutivo está preocupado porque el capital extracomunitario (incluido el fondo australiano IFM) podría rondar el 70% si los pequeños inversores aceptan la oferta, y el capital árabe, incluido el 4,5% en manos de la pública argelina Sonatrach, superaría el 50%.
Criteria mantiene todos los escenarios abiertos, entre ellos la posibilidad de que su participación supere el 30%, de acuerdo con el reglamento que regula la Ley de Opas para evitar la posible intervención.
La última maniobra para atraer inversión extranjera es Chery. La automovilística china disfrazará su inversión como nacional gracias al acuerdo con la española EV Motors para recibir ayudas de la UE. No es la primera vez ni será la última. Stellantis, el mayor fabricante de automóviles en España, opta a los fondos europeos para levantar una gigafactoría en Zaragoza operada por la china CATL y la también china Envision recibirá fondos Next Generation para instalar una fábrica de baterías en Extremadura gracias a la alianza con Acciona.
Las presiones a Criteria para mantener la nacionalidad de Talgo ponen de manifiesto la carencia de capital privado nacional para el rescate. ¿Si no hay inversores españoles para Talgo, como los va a haber para Naturgy?
Tomar las riendas de un trasatlántico como Criteria, no resulta fácil. La capacidad de intervencionismo de los gobiernos va in crescendo desde la pandemia. Y menos cuando se trata de un Ejecutivo incómodo para el mundo empresarial y de unas vicepresidentas recelosas de las empresas energéticas, que han sufrido desde la implantación de un impuesto extraordinario hasta el recorte de las remuneraciones.
Europa está perdiendo tejido industrial, pese a los intentos de defender su autonomía estratégica. Como señala el informe del italiano Enrique Letta, "Bruselas aplica políticas del pasado para el mundo que viene". La nacionalización encubierta de empresas públicas para defender su desarrollo es una de ellas. Que el intento de Angel Simón por llevar la paz a Criteria no provoque un efecto boomerang, que acabe con el Estado dentro de Naturgy depende de la habilidad del grupo presidido por Fainé para alcanzar un buen acuerdo con Emiratos.
PD.- Caprichos del destino. El poderoso príncipe de Emiratos, Mohamen bin Zayed, quien toma las decisiones económicas de mayor relevancia en ese país es quien facilitó el exilio hace unos años de Juan Carlos I y es el gran amigo del Rey emérito. Se desconoce cualquier relación del monarca con esta operación. Aunque es uno de los motivos de comentarios en el mundo empresarial en estos días por la buena relación existente.